Con el disco “Di Motta en guitarras”, Juan Martín Caraballo y Valentín Cosso aportan a la difusión de un referente de la música folklórica en la provincia.
Carlos Marín
[email protected]
La pujanza y vitalidad de una cultura se expresa no sólo por la cantidad de sus producciones materiales. Hay otros aspectos igualmente relevantes, aunque no tan visibles, que son claves para su supervivencia. Uno de ellos es la vinculación entre generaciones. Ese contacto entre personas de diferentes edades en torno a un núcleo de intereses comunes que los vinculan por su lugar de nacimiento, un paisaje, la historia y un destino –entre otros muchos aspectos– es vital para generar una cadena que opere a modo de polea de transmisión. Un pueblo está vivo entonces en la medida que hace posible una dinámica que permita sostener una formación simbólica que lo expresa como colectivo social. De lo contrario, su destino es la cristalización, la fosilización e incluso –en última instancia– la desaparición y un destino de museo.
En Entre Ríos, provincia que se ha destacado en diversos campos –letras, música, artes visuales– por la calidad de la producción de ciertos referentes, la cadena cultural se mantiene activa. Y nuevos eslabones se incorporan permanentemente. Esa dinámica se ha visto potenciada por iniciativas que han dado vigoroso impulso a la conexión entre generaciones y que actualmente comienzan a exponer sus primeros brotes. Ese es el caso del “Movimiento de Música Entrerriana De costa a costa”.
Fundado en 2002 por un grupo de jóvenes músicos de distintos puntos de la provincia, esta propuesta avanzó desde lo musical en la integración de un espacio que congrega actualmente a ambientalistas, poetas, historiadores, fotógrafos, dramaturgos y referentes de otras áreas.
La potencia del cruce y el encuentro de todas esas disciplinas se reflejan en los encuentros que se organizan anualmente en Paraná y Concepción del Uruguay. En cada edición, mas de 200 personas se reúnen para compartir, a través de la música, “todo eso en lo que creemos”, coinciden los guitarristas Juan Martín Caraballo y Valentín Cosso, y el acordeonista Facundo Torresán.
Los tres, integrantes del grupo que lleva adelante el movimiento, estuvieron en Paraná para presentar los discos que han editado recientemente, y en diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS realizaron un recorrido por el camino transitado, brindaron una perspectiva sobre el presente y reflexionaron sobre la proyección a futuro.
Camino
En el movimiento hubo diferentes etapas. Fueron siete años de una suerte de reconstrucción, de indagar sobre referentes y maestros que ya no están, entre ellos Linares Cardozo, Abelardo Di Motta, Aníbal Sampayo, Maciel Varela, Miguel Martínez. Y también los que continúan activos: Jorge Méndez, Hugo Durazeck, José “El negro” Castro, en Concepción del Uruguay.
“Todos estos últimos grabaron nuevamente luego de muchísimo tiempo. Habían quedado olvidados y volvieron a la actividad musical. Se reactivó esa generación anterior y a la vez nos dio a nosotros nuevo impulso para seguir trabajando. Y también a los más jóvenes, que ya están activos dentro del movimiento”, contó Facundo Torresán.
El acordeonista y dramaturgo planteó que la edición de su trabajo discográfico “Melodías de pueblo y Montiel” –que grabó junto a su grupo– es fruto de una pregunta que desde el movimiento se hicieron hace un tiempo: ‘¿qué es lo que vamos a hacer ahora?’ Y comenzamos a trabajar en hechos concretos, por ejemplo estos CD que presentamos, lo cual nos permite plasmar nuestro ideario y reflejar algo de lo que se sembró durante siete años”.
A la vez, consideró el compositor, “hay una nueva generación que viene creando, que trae dos siglos de historia en la provincia. Y que se ha ido cocinando un nuevo caldo de cultivo para llegar a una generación con convicciones y de llevarle al pueblo lo que le pertenece”.
Con perspectiva, Juan Martín Caraballo se ubica en la generación “de los que hoy tenemos treinta y pico y que tratamos de mirar hacia atrás, para aprender de quienes nos precedieron, de esos referentes que mantuvieron cierto ideario ligado a la identidad cultural entrerriana, como Linares (Cardozo), y tratar de generar el puente que nos vincule a ellos. Es restablecer una cadena y hacerla más sólida. Como impulsores del movimiento tratamos de generar esa relación, invitando a los mayores nuestros y a los más chicos, para encontrarnos y transmitir la cultura de nuestro pueblo, de nuestra tierra”.
“Nos moviliza –señala el guitarrista gualeyo– trabajar para reconstruir poco a poco el mapa cultural de la provincia. Para nosotros esto es clave, ya que nacimos en los 90, y muchas cuestiones identitarias se nos habían desdibujado”.
“Creo que es parte de lo que proponemos para el movimiento, primero tratamos de reconocernos como entrerrianos, de esta provincia. Y Luego de reencontrarnos con esa identidad”, subraya.
Autogestión y proyección
Tanto la producción de encuentros como los discos del movimiento son autogestionados. “Cada producción es un riesgo bastante alto que se corre, más en este contexto. Cada trabajo implica una inversión en tiempo y en dinero importante”, explica Valentín Cosso para expresar el esfuerzo que implica concretar cada producción.
A este se suma que el CD físico, ya no tiene la hegemonía como soporte para difundir la producción, en función de la existencia de dispositivos que proponen alternativas para escuchar.
Sin embargo, los integrantes del Movimiento sostienen “aún nos da el cuero para seguir apostando al disco físico, porque coincide con lo que pregonamos, en el sentido de hacer la música de nuestra provincia y tener llegada a la gente. Y el formato físico del CD propicia eso, es decir el encuentro con el público, ya que editarlo implica también presentarlo, recorrer la provincia y llegar a la mayor cantidad de lugares que se pueda para que la gente conozca nuestro trabajo y las convicciones que sostenemos”.
El porvenir
– En cuanto al futuro ¿qué esperan los integrantes del Movimiento “De Costa a costa”?
– Juan Martín Caraballo: En el Movimiento confluyen dos líneas, dos maneras de acceder a la música, esta dualidad que plantea el estudio académico y lo que es la música popular. Entiendo que la música es una sola, pero hay que reconocer que existen personas que acceden a la música tocando de forma intuitiva, espontánea, y otra a partir del estudio. Con este enfoque, lo que nos interesa derribar barreras entre unos y otros.
– Valentín Cosso: En pleno siglo XXI, hay una cuestión que nos interpela: como músico, como gestor cultural, ¿desde qué lugar vamos a hacer nuestra música, a quiénes vamos a interpretar?, es decir cuál es, si se quiere, definir nuestro posicionamiento ideológico.
– Facundo Torresán: El Movimiento De costa a costa implica militancia cultural, lo cual nos lleva a un posicionamiento político, no partidario, al que sostenemos con compromiso. Nosotros somos docentes en escuelas de música de la provincia: en Paraná, Concepción del Uruguay y en Gualeguay. Son tres bastiones de la educación musical en Entre Ríos dentro de los cuales tenemos injerencia. Allí vamos en busca de la formación de los estudiantes con una propuesta coherente, que permita, por ejemplo, que se conozca la música de nuestra provincia.
– Caraballo: Por otra parte, tratamos de replicar la situación de aprender música de manera grupal, que es lo que pasa en los encuentros del movimiento; romper con la idea de que se estudia en soledad. Si bien esta última instancia es necesaria que esté; pretendemos que se entienda que la instancia grupal es importante. La idea de formar grupos para estudiar es aprovechar toda la situación musical y humana que eso propone: aprender del otro y con el otro. Allí cada uno aporta lo suyo, todos somos importantes en un contexto en que nadie es más que nadie. Así generamos un hecho musical en esta situación de aprendizaje grupal.
Horizontalidad y continuidad
El Movimiento de Música Entrerriana “De costa a costa” se maneja con horizontalidad en la organización. “Somos un grupo de trabajo que lleva adelante su tarea en pos de ciertos objetivos y convicciones que encarnamos en una militancia cultural en los ambientes que nos toca actuar”, asegura Cosso.
Ambientalistas, poetas, historiadores, fotógrafos, dramaturgos y músicos aportan lo suyo a la potencia que genera el cruce y el encuentro de todas esas disciplinas. Y que reflejan en los encuentros que se organizan anualmente en Paraná y Concepción del Uruguay.
“De aquí a varios años –confían los músicos– vamos a continuar trabajando en componer, grabar”, confía Caraballo. Y concluye: “Uno de los desafíos que tenemos para el futuro, el primero, es sostener la actividad a través del tiempo. Venimos haciéndolo y estoy convencido de que vamos a poder y a seguir. Y luego de hacer sustentable este movimiento, hay que continuar trabajando con intensidad en la difusión de nuestros referentes. Creo que la deuda es enorme con los referentes nuestros. Podemos hacer muchísimos discos con la producción que han realizado personalidades de Entre Ríos. Y finalmente, poco a poco, proyectar una nueva canción folclórica de Entre Ríos, en la cual la música y la letra reflejen la provincia del presente, la que tenemos hoy, con todo lo que sucede. Y claro, siempre enfocados en esos aspectos que nos identifican y con lo cual nos hemos comprometido”.
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La pujanza y vitalidad de una cultura se expresa no sólo por la cantidad de sus producciones materiales. Hay otros aspectos igualmente relevantes, aunque no tan visibles, que son claves para su supervivencia. Uno de ellos es la vinculación entre generaciones. Ese contacto entre personas de diferentes edades en torno a un núcleo de intereses comunes que los vinculan por su lugar de nacimiento, un paisaje, la historia y un destino –entre otros muchos aspectos– es vital para generar una cadena que opere a modo de polea de transmisión. Un pueblo está vivo entonces en la medida que hace posible una dinámica que permita sostener una formación simbólica que lo expresa como colectivo social. De lo contrario, su destino es la cristalización, la fosilización e incluso –en última instancia– la desaparición y un destino de museo.
En Entre Ríos, provincia que se ha destacado en diversos campos –letras, música, artes visuales– por la calidad de la producción de ciertos referentes, la cadena cultural se mantiene activa. Y nuevos eslabones se incorporan permanentemente. Esa dinámica se ha visto potenciada por iniciativas que han dado vigoroso impulso a la conexión entre generaciones y que actualmente comienzan a exponer sus primeros brotes. Ese es el caso del “Movimiento de Música Entrerriana De costa a costa”.
Fundado en 2002 por un grupo de jóvenes músicos de distintos puntos de la provincia, esta propuesta avanzó desde lo musical en la integración de un espacio que congrega actualmente a ambientalistas, poetas, historiadores, fotógrafos, dramaturgos y referentes de otras áreas.
La potencia del cruce y el encuentro de todas esas disciplinas se reflejan en los encuentros que se organizan anualmente en Paraná y Concepción del Uruguay. En cada edición, mas de 200 personas se reúnen para compartir, a través de la música, “todo eso en lo que creemos”, coinciden los guitarristas Juan Martín Caraballo y Valentín Cosso, y el acordeonista Facundo Torresán.
Los tres, integrantes del grupo que lleva adelante el movimiento, estuvieron en Paraná para presentar los discos que han editado recientemente, y en diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS realizaron un recorrido por el camino transitado, brindaron una perspectiva sobre el presente y reflexionaron sobre la proyección a futuro.
Camino
En el movimiento hubo diferentes etapas. Fueron siete años de una suerte de reconstrucción, de indagar sobre referentes y maestros que ya no están, entre ellos Linares Cardozo, Abelardo Di Motta, Aníbal Sampayo, Maciel Varela, Miguel Martínez. Y también los que continúan activos: Jorge Méndez, Hugo Durazeck, José “El negro” Castro, en Concepción del Uruguay.
“Todos estos últimos grabaron nuevamente luego de muchísimo tiempo. Habían quedado olvidados y volvieron a la actividad musical. Se reactivó esa generación anterior y a la vez nos dio a nosotros nuevo impulso para seguir trabajando. Y también a los más jóvenes, que ya están activos dentro del movimiento”, contó Facundo Torresán.
El acordeonista y dramaturgo planteó que la edición de su trabajo discográfico “Melodías de pueblo y Montiel” –que grabó junto a su grupo– es fruto de una pregunta que desde el movimiento se hicieron hace un tiempo: ‘¿qué es lo que vamos a hacer ahora?’ Y comenzamos a trabajar en hechos concretos, por ejemplo estos CD que presentamos, lo cual nos permite plasmar nuestro ideario y reflejar algo de lo que se sembró durante siete años”.
A la vez, consideró el compositor, “hay una nueva generación que viene creando, que trae dos siglos de historia en la provincia. Y que se ha ido cocinando un nuevo caldo de cultivo para llegar a una generación con convicciones y de llevarle al pueblo lo que le pertenece”.
Con perspectiva, Juan Martín Caraballo se ubica en la generación “de los que hoy tenemos treinta y pico y que tratamos de mirar hacia atrás, para aprender de quienes nos precedieron, de esos referentes que mantuvieron cierto ideario ligado a la identidad cultural entrerriana, como Linares (Cardozo), y tratar de generar el puente que nos vincule a ellos. Es restablecer una cadena y hacerla más sólida. Como impulsores del movimiento tratamos de generar esa relación, invitando a los mayores nuestros y a los más chicos, para encontrarnos y transmitir la cultura de nuestro pueblo, de nuestra tierra”.
“Nos moviliza –señala el guitarrista gualeyo– trabajar para reconstruir poco a poco el mapa cultural de la provincia. Para nosotros esto es clave, ya que nacimos en los 90, y muchas cuestiones identitarias se nos habían desdibujado”.
“Creo que es parte de lo que proponemos para el movimiento, primero tratamos de reconocernos como entrerrianos, de esta provincia. Y Luego de reencontrarnos con esa identidad”, subraya.
Autogestión y proyección
Tanto la producción de encuentros como los discos del movimiento son autogestionados. “Cada producción es un riesgo bastante alto que se corre, más en este contexto. Cada trabajo implica una inversión en tiempo y en dinero importante”, explica Valentín Cosso para expresar el esfuerzo que implica concretar cada producción.
A este se suma que el CD físico, ya no tiene la hegemonía como soporte para difundir la producción, en función de la existencia de dispositivos que proponen alternativas para escuchar.
Sin embargo, los integrantes del Movimiento sostienen “aún nos da el cuero para seguir apostando al disco físico, porque coincide con lo que pregonamos, en el sentido de hacer la música de nuestra provincia y tener llegada a la gente. Y el formato físico del CD propicia eso, es decir el encuentro con el público, ya que editarlo implica también presentarlo, recorrer la provincia y llegar a la mayor cantidad de lugares que se pueda para que la gente conozca nuestro trabajo y las convicciones que sostenemos”.
El porvenir
– En cuanto al futuro ¿qué esperan los integrantes del Movimiento “De Costa a costa”?
– Juan Martín Caraballo: En el Movimiento confluyen dos líneas, dos maneras de acceder a la música, esta dualidad que plantea el estudio académico y lo que es la música popular. Entiendo que la música es una sola, pero hay que reconocer que existen personas que acceden a la música tocando de forma intuitiva, espontánea, y otra a partir del estudio. Con este enfoque, lo que nos interesa derribar barreras entre unos y otros.
– Valentín Cosso: En pleno siglo XXI, hay una cuestión que nos interpela: como músico, como gestor cultural, ¿desde qué lugar vamos a hacer nuestra música, a quiénes vamos a interpretar?, es decir cuál es, si se quiere, definir nuestro posicionamiento ideológico.
– Facundo Torresán: El Movimiento De costa a costa implica militancia cultural, lo cual nos lleva a un posicionamiento político, no partidario, al que sostenemos con compromiso. Nosotros somos docentes en escuelas de música de la provincia: en Paraná, Concepción del Uruguay y en Gualeguay. Son tres bastiones de la educación musical en Entre Ríos dentro de los cuales tenemos injerencia. Allí vamos en busca de la formación de los estudiantes con una propuesta coherente, que permita, por ejemplo, que se conozca la música de nuestra provincia.
– Caraballo: Por otra parte, tratamos de replicar la situación de aprender música de manera grupal, que es lo que pasa en los encuentros del movimiento; romper con la idea de que se estudia en soledad. Si bien esta última instancia es necesaria que esté; pretendemos que se entienda que la instancia grupal es importante. La idea de formar grupos para estudiar es aprovechar toda la situación musical y humana que eso propone: aprender del otro y con el otro. Allí cada uno aporta lo suyo, todos somos importantes en un contexto en que nadie es más que nadie. Así generamos un hecho musical en esta situación de aprendizaje grupal.
Horizontalidad y continuidad
El Movimiento de Música Entrerriana “De costa a costa” se maneja con horizontalidad en la organización. “Somos un grupo de trabajo que lleva adelante su tarea en pos de ciertos objetivos y convicciones que encarnamos en una militancia cultural en los ambientes que nos toca actuar”, asegura Cosso.
Ambientalistas, poetas, historiadores, fotógrafos, dramaturgos y músicos aportan lo suyo a la potencia que genera el cruce y el encuentro de todas esas disciplinas. Y que reflejan en los encuentros que se organizan anualmente en Paraná y Concepción del Uruguay.
“De aquí a varios años –confían los músicos– vamos a continuar trabajando en componer, grabar”, confía Caraballo. Y concluye: “Uno de los desafíos que tenemos para el futuro, el primero, es sostener la actividad a través del tiempo. Venimos haciéndolo y estoy convencido de que vamos a poder y a seguir. Y luego de hacer sustentable este movimiento, hay que continuar trabajando con intensidad en la difusión de nuestros referentes. Creo que la deuda es enorme con los referentes nuestros. Podemos hacer muchísimos discos con la producción que han realizado personalidades de Entre Ríos. Y finalmente, poco a poco, proyectar una nueva canción folclórica de Entre Ríos, en la cual la música y la letra reflejen la provincia del presente, la que tenemos hoy, con todo lo que sucede. Y claro, siempre enfocados en esos aspectos que nos identifican y con lo cual nos hemos comprometido”.
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