“La traba de muchas comunidades es que no entienden cuál es su potencial. Pueden identificar lo que le falta pero no traducirlo en una oportunidad de negocios”, explicó la directora de la ONG, Cintia Jaime.
Foto:Archivo
Rodrigo Pretto | [email protected]
El anuncio que se conoció en los últimos días sobre el nuevo convenio que firmó la Fundación Es Vicis con cinco comunas del sur provincial (Caferrata, Carmen, Labordeboy, San Eduardo y Maggiolo) encendió la esperanza de pequeños poblados en busca de un desarrollo que hoy, al menos, no tiene una explotación que le permita mostrar un potencial, incluso sin explorar.
El programa “Bienvenidos a mi Pueblo” tuvo su experiencia inicial en Colonia Belgrano -departamento San Martín- y se implementó con el apoyo del Centro Regional del Sur de Santa Fe -socio clave de la entidad con base en Suiza-. Y hoy, la comunidad logró despegar gracias a la llegada de familias provenientes de grandes ciudades y sus emprendimientos. Nuevos loteos, proyectos habitacionales, oportunidades de negocios y procesos cualitativos de conectividad, algunas de las bases de la repoblación.
La vorágine y el ritmo de vida que imponen las grandes urbes encienden los replanteos internos entre familias al momento de analizar su futuro. Serenidad, calma y seguridad, esas pequeñas cosas simples que muchos desean en momentos donde la metrópolis ahoga la psiquis, asoman como una salida de escape para el bienestar personal. Y en el horizonte, los pueblos.
Colonia Belgrano fue la experiencia piloto de la ONG suiza Es Vicis para inyectar población que haga resurgir a la pequeña comunidad del centro-oeste santafesino. Impulsada en 2019, unas 20 familias provenientes principalmente de Santa Fe capital y Rosario fueron seleccionadas entre 20.000 personas para poner en marcha la migración hacia el pueblo rural.
Antes de evaluar el ensayo original, Cintia Jaime, directora de Es Vicis, se encargó de poner sobre la mesa un concepto clave para comprender la raíz del programa. Desde Pfeffingen, un poblado de 1.500 habitantes ubicado al noroeste de Suiza donde funciona la sede de la Fundación, destacó que lo hecho en Colonia Belgrano es el norte a seguir para todo el equipo de trabajo. “El arraigo o la falta del mismo es una moneda de dos caras. Por un lado, un individuo deja sus orígenes por expulsión y es una narrativa de muchos pueblos. Los ciudadanos aseguran que no existen posibilidades de progreso. Pero cuando llegan personas de otros lugares, se instalan y desarrollan emprendimientos con otras energías, el deseo de irse cambia”, contó.
El modelo Colonia Belgrano
La mirada evaluativa hacia atrás que hacen desde Es Vicis tiene una aprobación inmediata. Como toda experiencia inicial la aceptación comprensiva de la ciudadanía tuvo su costo a largo plazo. Por eso, desde el comienzo el trabajo de base fue arduo para solidificar los pilares claves. Se implementaron tareas en red con los habitantes y el Centro de Desarrollo del Sur de Santa Fe para conocer el terreno y sus necesidades económicas. “La traba de muchas comunidades es que no entienden cuál es su potencial. Pueden identificar lo que le falta pero no traducirlo en una oportunidad de negocios”, explicó Jaime.
Así, desde Es Vicis se encargaron de armar una comisión de apoyo de 20 vecinos, se organizaron en subgrupos para trabajar en tres objetivos que tiene el programa que ofrece una relocación de personas sostenible de forma medida, pero que a su vez no genere rechazo. “Si no te reciben bien, no hay arraigo real ni deseo de pertenecer a una comunidad”, aclaró.
El segundo punto considerado fue desarrollar una tarea de investigación para identificar los rubros laborales existentes y los deseados por los habitantes que no tienen presencia. “En Colonia Belgrano se instalaron cinco pymes textiles. Una de ellas ya comenzó a comercializar a nivel nacional, experimenta un fuerte crecimiento y a su vez genera mano de obra local”, destacó la directora de la Fundación.
Y en forma paralela se generó un paso fundamental: el desarrollo inmobiliario. Bienvenida, oportunidad laboral con acompañamiento para proyectar un plan de negocio y, para finalizar, la infraestructura con mapeo habitacional con una respectiva conectividad. “Cuando llegamos, la conexión existente en Colonia Belgrano era muy deficiente y logramos un cambio enorme. Hoy es muy buena”, contó Jaime y agregó: “Al arribar había cuatro viviendas para alquilar y estaban destinadas a empleos temporarios del agro. Actualmente existen 27 hogares arrendados de forma permanente y hay lista de espera”.
Cifras de la expansión
Los números son contundentes. El crecimiento de loteos habitacionales se incrementó en el orden del 700%. De los pocos hogares iniciales, en el lapso de tres años pasaron a ser 49. “Es un acelerador muy grande que invierte el espiral de declive y revitaliza a un pueblo que quiere crecer de manera organizada con gente que puede vivir de su trabajo, la clave para repoblar de manera sostenible”, deslizó la directiva desde Suiza.
Actualmente, los emprendimientos que se instalaron de la mano de Es Vicis atraviesan un presente prometedor. Para algunos, la posibilidad de crecer en medio de una gran ciudad era baja, incluso con más piedras que semáforos verdes en el camino. Pero en Colonia Belgrano esa vía está allanada. “Para comenzar, los traslados ya son diferentes. Los empleados no necesitan hacer grandes distancias en un pueblo para llegar a su empleo. La logística también cambia, porque el recorrido para retirar productos terminados es completamente diferente: más fácil, ágil y segura”.
El ejemplo trasladado a la realidad es concreto. Una emprendedora proveniente de la ciudad de Santa Fe y radicada mediante este programa, incrementó las ventas de forma exponencial. “Pasó de vender 10 pares de zapatos por semana en la capital de la provincia a 1.000 en todo el país en ese mismo período de tiempo. Lo hace desde un pueblo y comercializando de forma online. Eso es parte, también, de la capacitación que otorgamos. Entonces hay que evaluar, por otro lado, el salto cuántico que dio esta emprendedora. Hoy logró conformar una mini pyme”, contó con orgullo Jaime.
Un programa sin arrepentidos
La experiencia inicial fue asombrosa. La Fundación buscaba 20 familias para poner en marcha el proyecto en Colonia Belgrano y en tan sólo cuatro semanas de haberlo lanzado recibió la inscripción de 20.000 personas. “La demanda es mucha. Hay muchos pueblos en proceso”.
Hoy, quienes llegaron al departamento San Martín proveniente de las grandes ciudades, no muestran arrepentimiento. Incluso todo lo contrario. Es que no sólo analizan la gran decisión tomada hace tiempo atrás, sino que la pandemia también los llevó a reflexionar e intentar transpolar su vida donde estaba antes. “Actualmente piensan cómo estarían pasando todo este momento si seguirían en una gran urbe, el cambio es notorio y los pequeños pueblos viven otra realidad”, indicó Jaime.
En Colonia Belgrano, incluso, emprendedores originarios del pueblo lograron acceder a su vivienda propia a través de financiamientos externos provenientes del sector público y privado. El acceso a los créditos de los gobiernos provinciales terminó siendo un aliciente para cumplir el sueño de quienes siempre se ilusionaron con ser dueños de ladrillos que los cobijaban. Y el acercamiento de los programas monetarios fue posible gracias a los nexos entre la ONG y el Estado. “Colonia Belgrano ha dado un gran salto poblacional y de desarrollo”, destacó quien está al frente de la Fundación.
Selección cuidadosa
La ONG inició un proceso de selección de Comunas donde se invierte en un estudio de mercado profundo para identificar las oportunidades, nichos existentes y faltantes. Por eso, en cada análisis, se identifica un amplio abanico de rubros con potencial que a cada comunidad le resulta inimaginable. “Por ejemplo, a pesar de que un pueblo no necesite una fábrica de cucuruchos para helado, si está ubicado estratégicamente y tiene una buena logística, el negocio puede resultar muy rentable”.
A su vez, la selección de los inscriptos también tiene un sustento. Se identifica a personas que posean un saber, un oficio y se avanzar con el plan de negocio, la colaboración de la mudanza hacia el pueblo y la ayuda para instalarse en las nuevas tierras. “Luego acompañamos durante 36 meses con la comunidad, emprendedores, con capacitaciones para ciudadanos locales y aquellos que llegan”, explicó Jaime.
Así del mismo modo que se cuida a quienes pretenden comenzar una nueva vida lejos de las luces de las grandes ciudades, se escoge con un minucioso cuidado a los pueblos para desarrollar el programa. “Por un lado elegimos personas capacitadas, con certificados, y con interés por capacitarse. Evaluamos el deseo de toda la familia de mudarse y observamos la solidez grupal para trasladarse”, confiaron desde Es Vicis, y agregaron: “Y por otro lado conocemos el interés de los vecinos, difundimos el programa e interactuamos con ellos. Luego buscamos elevar el sueño de cada localidad, hacia dónde quieren crecer, identificarse dentro de ese deseo de recibir población para darle trabajo a su gente. De eso se trata, de romper la espiral de declive que muchos lugares tienen, donde los jóvenes se van y esto genera angustia para la ciudadanía”.
La Fundación se toma entre 4 y 5 meses de preselección de personas donde se las capacita dentro de una comunidad en la cual se van a radicar para que se conozcan ellos mismos y tejer un puente con los habitantes. De modo virtual o presencial, se avanza para llegar a una determinada localidad que tiene cierta necesidad y ofrece la infraestructura adecuada. “Hay profesionales, empresas con empleados, pymes, mucha gente con deseo de instalarse en un pueblo”.
El anuncio que se conoció en los últimos días sobre el nuevo convenio que firmó la Fundación Es Vicis con cinco comunas del sur provincial (Caferrata, Carmen, Labordeboy, San Eduardo y Maggiolo) encendió la esperanza de pequeños poblados en busca de un desarrollo que hoy, al menos, no tiene una explotación que le permita mostrar un potencial, incluso sin explorar.
El programa “Bienvenidos a mi Pueblo” tuvo su experiencia inicial en Colonia Belgrano -departamento San Martín- y se implementó con el apoyo del Centro Regional del Sur de Santa Fe -socio clave de la entidad con base en Suiza-. Y hoy, la comunidad logró despegar gracias a la llegada de familias provenientes de grandes ciudades y sus emprendimientos. Nuevos loteos, proyectos habitacionales, oportunidades de negocios y procesos cualitativos de conectividad, algunas de las bases de la repoblación.
La vorágine y el ritmo de vida que imponen las grandes urbes encienden los replanteos internos entre familias al momento de analizar su futuro. Serenidad, calma y seguridad, esas pequeñas cosas simples que muchos desean en momentos donde la metrópolis ahoga la psiquis, asoman como una salida de escape para el bienestar personal. Y en el horizonte, los pueblos.
Colonia Belgrano fue la experiencia piloto de la ONG suiza Es Vicis para inyectar población que haga resurgir a la pequeña comunidad del centro-oeste santafesino. Impulsada en 2019, unas 20 familias provenientes principalmente de Santa Fe capital y Rosario fueron seleccionadas entre 20.000 personas para poner en marcha la migración hacia el pueblo rural.
Antes de evaluar el ensayo original, Cintia Jaime, directora de Es Vicis, se encargó de poner sobre la mesa un concepto clave para comprender la raíz del programa. Desde Pfeffingen, un poblado de 1.500 habitantes ubicado al noroeste de Suiza donde funciona la sede de la Fundación, destacó que lo hecho en Colonia Belgrano es el norte a seguir para todo el equipo de trabajo. “El arraigo o la falta del mismo es una moneda de dos caras. Por un lado, un individuo deja sus orígenes por expulsión y es una narrativa de muchos pueblos. Los ciudadanos aseguran que no existen posibilidades de progreso. Pero cuando llegan personas de otros lugares, se instalan y desarrollan emprendimientos con otras energías, el deseo de irse cambia”, contó.
El modelo Colonia Belgrano
La mirada evaluativa hacia atrás que hacen desde Es Vicis tiene una aprobación inmediata. Como toda experiencia inicial la aceptación comprensiva de la ciudadanía tuvo su costo a largo plazo. Por eso, desde el comienzo el trabajo de base fue arduo para solidificar los pilares claves. Se implementaron tareas en red con los habitantes y el Centro de Desarrollo del Sur de Santa Fe para conocer el terreno y sus necesidades económicas. “La traba de muchas comunidades es que no entienden cuál es su potencial. Pueden identificar lo que le falta pero no traducirlo en una oportunidad de negocios”, explicó Jaime.
Así, desde Es Vicis se encargaron de armar una comisión de apoyo de 20 vecinos, se organizaron en subgrupos para trabajar en tres objetivos que tiene el programa que ofrece una relocación de personas sostenible de forma medida, pero que a su vez no genere rechazo. “Si no te reciben bien, no hay arraigo real ni deseo de pertenecer a una comunidad”, aclaró.
El segundo punto considerado fue desarrollar una tarea de investigación para identificar los rubros laborales existentes y los deseados por los habitantes que no tienen presencia. “En Colonia Belgrano se instalaron cinco pymes textiles. Una de ellas ya comenzó a comercializar a nivel nacional, experimenta un fuerte crecimiento y a su vez genera mano de obra local”, destacó la directora de la Fundación.
Y en forma paralela se generó un paso fundamental: el desarrollo inmobiliario. Bienvenida, oportunidad laboral con acompañamiento para proyectar un plan de negocio y, para finalizar, la infraestructura con mapeo habitacional con una respectiva conectividad. “Cuando llegamos, la conexión existente en Colonia Belgrano era muy deficiente y logramos un cambio enorme. Hoy es muy buena”, contó Jaime y agregó: “Al arribar había cuatro viviendas para alquilar y estaban destinadas a empleos temporarios del agro. Actualmente existen 27 hogares arrendados de forma permanente y hay lista de espera”.
Cifras de la expansión
Los números son contundentes. El crecimiento de loteos habitacionales se incrementó en el orden del 700%. De los pocos hogares iniciales, en el lapso de tres años pasaron a ser 49. “Es un acelerador muy grande que invierte el espiral de declive y revitaliza a un pueblo que quiere crecer de manera organizada con gente que puede vivir de su trabajo, la clave para repoblar de manera sostenible”, deslizó la directiva desde Suiza.
Actualmente, los emprendimientos que se instalaron de la mano de Es Vicis atraviesan un presente prometedor. Para algunos, la posibilidad de crecer en medio de una gran ciudad era baja, incluso con más piedras que semáforos verdes en el camino. Pero en Colonia Belgrano esa vía está allanada. “Para comenzar, los traslados ya son diferentes. Los empleados no necesitan hacer grandes distancias en un pueblo para llegar a su empleo. La logística también cambia, porque el recorrido para retirar productos terminados es completamente diferente: más fácil, ágil y segura”.
El ejemplo trasladado a la realidad es concreto. Una emprendedora proveniente de la ciudad de Santa Fe y radicada mediante este programa, incrementó las ventas de forma exponencial. “Pasó de vender 10 pares de zapatos por semana en la capital de la provincia a 1.000 en todo el país en ese mismo período de tiempo. Lo hace desde un pueblo y comercializando de forma online. Eso es parte, también, de la capacitación que otorgamos. Entonces hay que evaluar, por otro lado, el salto cuántico que dio esta emprendedora. Hoy logró conformar una mini pyme”, contó con orgullo Jaime.
Un programa sin arrepentidos
La experiencia inicial fue asombrosa. La Fundación buscaba 20 familias para poner en marcha el proyecto en Colonia Belgrano y en tan sólo cuatro semanas de haberlo lanzado recibió la inscripción de 20.000 personas. “La demanda es mucha. Hay muchos pueblos en proceso”.
Hoy, quienes llegaron al departamento San Martín proveniente de las grandes ciudades, no muestran arrepentimiento. Incluso todo lo contrario. Es que no sólo analizan la gran decisión tomada hace tiempo atrás, sino que la pandemia también los llevó a reflexionar e intentar transpolar su vida donde estaba antes. “Actualmente piensan cómo estarían pasando todo este momento si seguirían en una gran urbe, el cambio es notorio y los pequeños pueblos viven otra realidad”, indicó Jaime.
En Colonia Belgrano, incluso, emprendedores originarios del pueblo lograron acceder a su vivienda propia a través de financiamientos externos provenientes del sector público y privado. El acceso a los créditos de los gobiernos provinciales terminó siendo un aliciente para cumplir el sueño de quienes siempre se ilusionaron con ser dueños de ladrillos que los cobijaban. Y el acercamiento de los programas monetarios fue posible gracias a los nexos entre la ONG y el Estado. “Colonia Belgrano ha dado un gran salto poblacional y de desarrollo”, destacó quien está al frente de la Fundación.
Selección cuidadosa
La ONG inició un proceso de selección de Comunas donde se invierte en un estudio de mercado profundo para identificar las oportunidades, nichos existentes y faltantes. Por eso, en cada análisis, se identifica un amplio abanico de rubros con potencial que a cada comunidad le resulta inimaginable. “Por ejemplo, a pesar de que un pueblo no necesite una fábrica de cucuruchos para helado, si está ubicado estratégicamente y tiene una buena logística, el negocio puede resultar muy rentable”.
A su vez, la selección de los inscriptos también tiene un sustento. Se identifica a personas que posean un saber, un oficio y se avanzar con el plan de negocio, la colaboración de la mudanza hacia el pueblo y la ayuda para instalarse en las nuevas tierras. “Luego acompañamos durante 36 meses con la comunidad, emprendedores, con capacitaciones para ciudadanos locales y aquellos que llegan”, explicó Jaime.
Así del mismo modo que se cuida a quienes pretenden comenzar una nueva vida lejos de las luces de las grandes ciudades, se escoge con un minucioso cuidado a los pueblos para desarrollar el programa. “Por un lado elegimos personas capacitadas, con certificados, y con interés por capacitarse. Evaluamos el deseo de toda la familia de mudarse y observamos la solidez grupal para trasladarse”, confiaron desde Es Vicis, y agregaron: “Y por otro lado conocemos el interés de los vecinos, difundimos el programa e interactuamos con ellos. Luego buscamos elevar el sueño de cada localidad, hacia dónde quieren crecer, identificarse dentro de ese deseo de recibir población para darle trabajo a su gente. De eso se trata, de romper la espiral de declive que muchos lugares tienen, donde los jóvenes se van y esto genera angustia para la ciudadanía”.
La Fundación se toma entre 4 y 5 meses de preselección de personas donde se las capacita dentro de una comunidad en la cual se van a radicar para que se conozcan ellos mismos y tejer un puente con los habitantes. De modo virtual o presencial, se avanza para llegar a una determinada localidad que tiene cierta necesidad y ofrece la infraestructura adecuada. “Hay profesionales, empresas con empleados, pymes, mucha gente con deseo de instalarse en un pueblo”.
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La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.
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