Gisela Mesa [email protected]


Cristina Martin nació en Firmat. Estudió en su ciudad, en Venado Tuerto; en Rosario, donde se especializó en literatura para niños, y en Buenos Aires, donde se convirtió en narradora oral. Tuvo premios y publicó muchos libros. Algunos de ellos: "Poemas de Casilda para chicos de todos lados", Municipalidad de Casilda; "Caballo nochero", en la editorial Ciudad Gótica.

Mirador Provincial dialogó con la poetisa para indagar en su mundo poético y literario y nos habla de su poemario "No sólo de pan vive la mujer".

-¿Cuándo elegiste ser escritora?
-Elegí ser escritora hace muchos años en una oportunidad en que pasaron trabajadores por la puerta de mi casa de Casilda en una manifestación por reclamos de mejoras laborales y salariales. Allí escribí un texto breve y lo mandé a la radio más escuchada de la ciudad.

-Hablanos del barrio donde creciste...
-Nací en un barrio humilde de Firmat, el barrio de las cinco esquinas, en una casa de pequeño patio, donde teníamos una hamaca y un arenero para jugar con mi hermana. Me encantaba saber que vivía al lado de la casa del artista Don Andrés Acuña, quien fue luego mi profesor de Educación Democrática en el secundario. Siempre dejaba las ventanas abiertas y yo curioseaba, porque veía pinturas y esculturas que sentía que me esperaban. Un día, por suerte, don Andrés me hizo pasar y me explicó sus técnicas. Me dio un beso y me dijo: vos serás artista. Yo le dije que sí. Nunca imaginé que sería poeta.

La mujer yacente, que está en el Parque Independencia de Rosario, es el original de esa maravillosa obra que sus alumnos acariciaban cuando los invitaba a visitar su atelier.

Trayectoria literaria
-¿Qué nos podes decir de tu trayectoria literaria y de las dificultades con las que tuviste que enfrentarte?
-Mi trayectoria creo que no difiere de la de ningún escritor. Tuve épocas en que todo venía a mí sin buscarlo, como en la década del 90 que edité tres libros en Bs. As. Dos, en la emblemática editorial Libros del Quirquincho: "Versos y reversos" y "Luna lunera", poemas para la infancia. Con el primero obtuve Primer Premio de Poesía, auspiciado por UNICEF (1997). El segundo anduvo por todas las escuelas del país durante un Plan Nacional de Lectura. Y "Una T para Coca" cuento editado por Quipu, que también recorrió las escuelas primarias del país. Este libro que plantea un maltrato hacia una niña por su maestra y su madre, tuvo gran repercusión y fue llevado a escena en varias oportunidades. Estos libros salieron a la luz gracias a que me descubrieron tres grandes escritores y editores: Graciela Montes, Carlos Silveyra y Adela Basch, quien editó en su editorial Abran Cancha "Que el nombre te nombre", con CD incluido con mis poemas musicalizados por conocidos músicos rosarinos.

Durante la década del 2000 atravesé un período muy plano, porque por cuestiones personales me alejé de las editoriales. Nunca de la escritura. Escribí poesía para adultos y al tiempo descubrí la editorial Ciudad Gótica en Rosario donde edité, entre otros, mi querido libro: "No sólo de pan vive la mujer", hoy 3ra. edición bilingüe (español-italiano). También "Mujeres y mujercitas", "de lo pequeño" (poesía para adultos) "Para besarte detrás de la luna" poesía infantil, "Juana y su señorita Celia", segundo cuento referido a una niña maltratada, y "Poesía e infancia", pequeño libro teórico, cuyos conceptos llevo a diversas bibliotecas y escuelas de la zona. En Ciudad Gótica colaboro en la corrección de libros infantiles.

Agradezco a los artistas que embellecieron mis libros: Claudio Gentile, ilustrador de varios libros, Lorena Cattoni y Natalia Giuliano, de Casilda, Silvia Lafranconi de Mar del Plata y Magalí Imbert de Rosario.

El arte es lucha
-¿Estás de acuerdo con la idea de que en un mundo capitalista se sobrevive a través de la cultura que se convierte en signo de lucha?
-El arte siempre está de pie en estas circunstancias, en cualquiera de sus manifestaciones. El arte es lucha y resiliencia. Un buen ejemplo es la música del Silvio Rodríguez, la pintura de Antonio Berni, la poesía de Alejandra Pizarnik.

-¿Qué significado tuvo la literatura en tu vida? ¿Cómo definiría el papel de la escritora?
-En mi vida la literatura tuvo y tiene un lugar central, como docente, lectora y escritora. El papel de la escritora es de mucho compromiso, porque solemos ser referentes en el medio y en el tiempo en que vivimos. Salvando distancias, me acuerdo mucho de un escritor y gran profesor de la U.N.R. y de la U.B.A. Nicolás Rosa. En general sus alumnos y lectores esperábamos su palabra ante un acontecimiento de índole cultural o social.

-¿En qué medida existe una relación entre la literatura y los principios éticos y morales?
-Quienes escriben literatura, lo hacen desde un sistema de valores que defienden, una ideología que siempre marca los textos de manera más o menos directa y los lectores eligen, la mayoría de las veces, la literatura escrita por quienes comparten su ideología. Creo que los lectores, en general, eligen más que títulos, autores.

-¿Qué escritores la han influenciado y cuáles son los que más aprecia?
-Bueno, son tantos que trataré de acotar mi respuesta, recordando sobre todo a argentinos. No puedo dejar de nombrar a Borges, a Cortázar, a Piglia, pero yendo más atrás, a Federico García Lorca, de quien leí toda su obra muy tempranamente, porque mi abuelo paterno que vino de Canarias me recitaba algunas de sus coplas cuando era muy pequeña. De ahí mi facilidad por construir coplas. A Laura Devetach, a Angélica Gorodischer, a Mempo Giardinelli, de quienes tomé clases y experiencia. Respecto de la Literatura Infantil, a María E. Walsh, Elsa Bornemann, a María Cristina Ramos, Ana M. Shúa, María T. Andruetto. Y nunca olvidaré al cubano José Martí.

-¿Cómo definirías la poesía?
-¡Qué pregunta tan grande! La poesía trata de lo inefable, lo indecible, lo trascendente y es fundamentalmente reparadora. Es el lenguaje polisémico que permite interpretaciones múltiples, por lo tanto, heterogeneidad de lectores. La poesía nos constituye, porque nacemos bajo un baño poético. El arrorró y muchos juegos de la infancia son poesía por sus rimas, onomatopeyas, reiteraciones, entre muchos otros recursos. Recordemos el Arroz con leche, Mambrú se fue a la guerra, el Pisa pisuela. Además, en la calle, la metáfora está muy presente: "me clavó un puñal en el corazón" "más vale pájaro en mano que cien volando" "un silencio de tumba".

-¿A veces es mejor el silencio que la palabra?
-A veces es mejor un silencio. Otra, una palabra. Es un rasgo de inteligencia saber cuándo uno u otra.

"No sólo de pan vive la mujer"
-Es autora de "No sólo de pan vive la mujer", ¿Cómo fue el proceso de este bellísimo poemario? ¿Con que editorial se trabajó el libro?
-Un libro muy querido escrito en bares, cuando hace doce años vine a vivir a Rosario con muchos duelos para tramitar. No tenía idea de que esos poemas conformarían uno de mis libros preferidos y más leídos por distintos públicos. Allí Sergio Gioachini de Ciudad Gótica, me ayudó a compaginarlo y también sin buscarlas, aparecieron primero, mi vieja amiga Silvia Lanfranconi con su bella imagen de tapa y luego, mi nueva amiga Giuseppa Giangrande de Italia que me ofreció generosamente la traducción.

-¿Alguna vez estuviste tentada de desistir de la escritura?
-Nunca. No puedo. Forma parte de mi esencia.

-¿Cómo ves el empoderamiento de la mujer en la actualidad?
-Lo veo muy bien, porque la mujer mostró su fuerza en cualquier ámbito, a lo largo de la historia y que es propia del género. Además, tiene la característica de no andar sola, de contagiar su fuego a mucha gente.

-¿Qué lee normalmente Cristina Martin? ¿Y en este momento?
-Leo de todo, pero sobre todo poesía. Releo a los clásicos y me gusta leer a autores que recién se asoman al mundo de la literatura. Estoy acostumbrada porque durante 10 años coordiné talleres de lectura y escritura para todas las edades.

-La pregunta recurrente: ¿qué consejos le darías a los escritores jóvenes que están lanzándose a este mundo de palabras?
-Les diría que lean mucho, que no se apuren a editar, que es bueno leer y releer los escritos. Y que no pongan tanto el entusiasmo en la venta, porque si bien es muy importante, es más importante la calidad del producto.

-Pessoa decía que la vida no basta, por eso existe la literatura. ¿Estás de acuerdo?
-La vida es compleja, lo sabemos, está llena de imprevistos. La literatura, también. Pero ella cobija, da paz, moviliza, y es una guarida en tiempos difíciles.

-¿Qué sentimientos encontrados generó el confinamiento en tu vida?
-Fue un momento crítico. Siempre el libro y especialmente la literatura fueron mi guarida, pero esta vez no fue suficiente. Me sentí rara, con cierta sensación de asfixia, pero esperanzada en algo mejor.

Lo que se viene
-¿Estás trabajando en algún proyecto del cual puedas adelantarnos algo?
-Estoy escribiendo una novela breve que se llama "Abuelo Pepe" en homenaje a ese gran hombre que cruzó el charco sin medios y sobre todo sin miedo a lo desconocido para buscar a su padre. Y coordinando en Ciudad Gótica una colección de libros-álbum de autores e ilustradores de la zona. Esperamos que vean la luz próximamente.

"La poesía trata de lo inefable, lo indecible, lo trascendente y es fundamentalmente reparadora. Es el lenguaje polisémico que permite interpretaciones múltiples, por lo tanto, heterogeneidad de lectores".