Sabina Melchiori [email protected] Se encontraron a la madrugada, con los primeros rayos del sol y la brisa fresca que llegaba desde el río, en Alem y 3 de Caballería, donde se encuentra la parroquia Nuestra Señora de Fátima, en Gualeguaychú. Para algunos, era la décima vez que se disponían a pedalear los 78 kilómetros que separan esa esquina con la Basílica de la Inmaculada, en Concepción del Uruguay. Otros contaban con al menos un par de experiencias de años anteriores; pero la gran mayoría ─la planilla de inscriptos indicaría luego que fue el 64 por ciento─ se preparaba para participar de esta particular peregrinación por primera vez.
Esta “bicigrinación”, o peregrinación en bicicleta, tiene como fin honrar a la Madre de Jesucristo en su fiesta de la Inmaculada Concepción, solemnidad que se celebra en la Iglesia Católica cada 8 de diciembre y que la ciudad de Concepción del Uruguay lo hace con mucho fervor y alegría.
La primera experiencia fue el 8 de diciembre de 2010, cuando un grupo pequeño salió a las 5:30 de la mañana desde la Catedral de Gualeguaychú y llegó al mediodía a La Histórica. A partir del año siguiente, las peregrinaciones empezaron a salir desde la Parroquia de Fátima, ubicada en la esquina de Alem y 3 de Caballería, Gualeguaychú; y desde ese mismo año acompaña y preside la peregrinación una Imagen misionera de Ntra. Sra. del Rosario de Fátima.
Las edades de los peregrinos han variado desde los 16 a los 67 años. También han participado menores en algún tramo del recorrido pero acompañados por sus padres y bajo su responsabilidad. En total, son en 78 kilómetros de recorrido. De los cuales tan solo 12 son hechos sobre asfalto. La exigencia requiere de preparación física adecuada y de una bicicleta en buenas condiciones.
El recorrido
El camino elegido es la vieja ruta a Concepción del Uruguay, pasando por Pueblo General Belgrano, Colonia el Potrero, Colonia Elía y Talita. “Camino de una belleza de campo típica de nuestro paisaje, al mismo tiempo es amable y riguroso”, observó el sacerdote y ciclista Carlos Stadler, quien lidera el grupo “Pedal y Fe”. En ese sentido, Stadler explicó que “esta ruta tiene la particularidad de que en su recorrido pasa la procesión por cinco lugares dedicados a María, Virgen y Madre: Ntra. Sra. de Fátima (parroquia de inicio); Ntra. Sra. de la Merced (Capilla de Pueblo Belgrano); Ntra. Sra. de Fátima (Capilla de Colonia Elía); Ntra. Sra. de Luján (Capilla de Talita); Basílica Inmaculada Concepción (lugar de llegada en Concepción del Uruguay)”.
En esta décima edición, los bicigrinos partieron a las 5:25, realizaron su primera parada para recargar agua, reagruparse y rezar, a 30 kilómetros; luego, pedalearon 20 kilómetros más hasta llegar a Colonia Elía donde los esperaban con las calles cercadas para liberarles el tránsito y los sanitarios del polideportivo a disposición. Allí, el Padre Carlos Stadler celebró una Misa de campaña. Seguidamente, ya siendo las 11 de la mañana, llegaron a Talita, donde nuevamente rezaron, recargaron agua y se reagruparon. La siguiente parada fue la última y la más esperada. Las imágenes registradas por usuarios de redes sociales, impactan y emocionan: 800 bicicletas ingresando por la calle 9 de Julio a la ciudad de Concepción del Uruguay, frente a cuya plaza principal se encuentra la Basílica que honra a la Madre de Dios.
Una experiencia religiosa
Ya sin bici y tomando unos mates en la Basílica, el sacerdote Carlos Stadler, llamado por muchos como “Charly”, dialogó con Mirador Entre Ríos: “Me movilizó la alegría de la gente. Yo iba y venía, me adelantaba, volvía y buscaba rostros, quería saber si venían cansados cosa de acompañar y seguir”. En el trayecto, Charly observó gestos de los bicigrinos que lo llenan de orgullo, como el de un ciclista de competición que aminoró su marcha y traccionó durante varios kilómetros a una señora de 40 años que quería llegar en bicicleta a la Basílica por primera vez, y lo logró.
Además, esta vez se sumó por un ratito una nena de nueve años: “Me mandó un mensaje por medio de un conocido porque quería peregrinar desde Colonia Elía hasta su escuela, así que se sumó, pedaleó con el hermano; y otro caso es el de Rosita, una señora de 69 años que también participó y fue ayudada por varios ciclistas”.
“Vi lágrimas de emoción, vi lágrimas en hombres grandes”, relató Charly con la voz cansada. Al ser consultado sobre cuál cree que fue el motivo de tan masiva participación, respondió: “Creo que hay testimonios que contagian, pero más allá de eso no se pude negar el llamado espiritual. Muchos han encontrado en la bicigrinación un vínculo para acercarse a Dios, tener una experiencia religiosa”.
