Holly Báez, es una niña de Venado Tuerto que necesita un trasplante de riñón, luego de haber padecido Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) por comer carne mal cocida, comprada en un negocio de la ciudad. Su madre, Ailín Moles, hará este verdadero acto de amor, donando uno de sus órganos. La intervención está prevista para el 16 de abril en el Hospital Italiano de Buenos Aires.
Por estas horas, Holly se encuentra internada y su estado de salud es delicado, ya que su corazón se debilita con cada diálisis. Por el momento deberá permanecer algunos días más en el Hospital Italiano. El objetivo del equipo médico es que la niña llegue de la mejor manera a abril para poder someterse a la intervención y recibir el riñón.
De qué se trata la enfermedad
El Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) es una enfermedad endémica que ocasiona más de 400 casos anuales en el país. Afecta principalmente a niños y niñas menores de 5 años y es la principal causa pediátrica de insuficiencia renal aguda y la segunda de insuficiencia renal crónica.
En la mayoría de los casos, el SUH es provocado por infección con Escherichia coli productor de toxina Shiga (STEC). La principal vía de transmisión es fecal-oral, frecuentemente a través de la ingestión de alimentos o agua contaminada con heces de ganado vacuno o por contaminación cruzada durante la manipulación.
También puede transmitirse por contacto directo con personas o animales infectados, a través de aguas de recreación o entornos medio-ambientales no adecuados. En tal sentido, las principales recomendaciones para prevenir el síndrome urémico hemolítico son:
Adquirir productos de origen animal y vegetal en establecimientos que reúnan las condiciones de higiene y habilitación necesarias.
Cocinar muy bien las carnes ya que, asegurando su correcta cocción, la bacteria se destruye a los 70 °C (esto se consigue cuando la carne tiene una cocción homogénea). También, prestar especial atención al interior de preparados con carne picada.
Cocinar la carne de cerdo hasta que pierda el color rosado.
Consumir agua potable; ante la duda, hervirla.
No usar la misma tabla y cuchillo para cortar la carne cruda y las verduras que no se cocinarán, así evitará la “contaminación cruzada”.
Lavarse las manos antes y después de comer, tocar animales, manipular alimentos e ir al baño.
Mantener la cadena de frío de los alimentos.
Consumir leche pasteurizada.
Lavar bien las verduras, especialmente las que tienen hojas.