Foto:Gentileza.
El recuerdo es agridulce. Como la canción Fix you de Coldplay que dice “cuando lo haces lo mejor que puedes, pero no tienes éxito”, eso pasó con Newell’s Old Boys aquel miércoles 17 junio de 1992. Ese equipo combativo, durísimo, compacto que construyó Marcelo Bielsa desde la dirección técnica leprosa estuvo muy cerca de ser campeón de la Copa Libertadores de América. Tan cerca que cayó por penales en el estadio Morumbí en la segunda final ante un San Pablo Fútbol Club histórico. El mejor tricolor de toda su historia.
Mucho se habló en estos 30 años sobre aquellas dos finales. También sobre la primera chance perdida por los leprosos en 1988 cuando cayeron frente a Nacional (Montevideo) en otra final. Después de aquella caída en tierras paulista, Newell’s no logró llegar a otra última instancia. Estuvo muy cerca en 2013 con la conducción de Gerardo Martino (protagonista en el campo de juego en el ’88 y ’92), pero fue eliminado en semifinales en un partido con corte de luz incluido por el Atlético Mineiro de Ronaldinho Gaucho. Los albinegros fueron los campeones ese año.
En la primera final de 1992, el 10 de junio, los rojinegros vencieron por 1-0 con gol de penal de Eduardo Berizzo en un estadio de Rosario Central colmado de hinchas leprosos. En la revancha, el 17, el San Pablo también ganó por un tanto desde los 12 pasos, del mediocampista Raí (hermano menor de Sócrates). En la definición por penales, los locales se impusieron por 3-2. Para los tricolores convirtieron el 10, Iván Rocha y Ronaldao. Los visitantes anotaron a través de Julio Zamora y Juan Manuel Llop. Berizzo, Alfredo Mendoza y Fernando Gamboa fallaron sus disparos.
El camino hacia la instancia decisiva había comenzado muy desfavorable para el equipo del Parque Independencia. En su estadio, había perdido por 0-6 frente a San Lorenzo de Buenos Aires en el debut. Ese golpe le sirvió al plantel para despertar. Aquella fue la única derrota hasta el último encuentro. Cristian Domizi, integrante de aquel plantel famoso, comenta a Mirador Provincial: “Se hizo un gran torneo. Ese torneo habíamos empezado con un 6 a 0 lapidario (en contra) de local contra San Lorenzo. Y después no perdimos más hasta la final. Le ganamos y empatamos con Coquimbo. Le ganamos y empatamos con Católica. Empatamos y le ganamos a Colo Colo. Empatamos y le ganamos a Defensor Sporting. Empatamos ambos partidos con América de Cali”.
Aquel plantel llegó hasta el último día en la competencia subcontinental más importante. Y en el mismo semestre, el primero de 1992, logró ser campeón argentino al quedarse con el torneo Clausura. La consagración final fue el 5 de julio ante Platense en Vicente López con empate 1-1 frente a los anfitriones. Aquel campeonato incluyó una goleada memorable ante River Plate de Buenos Aires en el Monumental por 0-5 y un triunfo en el clásico como local por 1-0 con habituales suplentes (partido muy recordado por la hinchada rojinegra). En aquella campaña, NOB ganó 11 encuentros, empató siete y sólo perdió frente a Estudiantes.
Indudablemente, el artífice fue Bielsa y su obstinación rayana a lo enfermizo por obtener el máximo rendimiento posible y el triunfo. Ricardo Lunari, mediocampista de aquel Newell’s, afirma: “Era un equipo aceitado, trabajado. El funcionamiento fue trabajado muchísimo en entrenamientos larguísimos. Los entrenamientos de Bielsa eran muy largos. Duraban entre dos y dos horas y media. Hasta tres horas”. Lunari pondera también al plantel de aquella época que se dividía entre los cuatro más experimentados y los más jóvenes. El cuarteto de los más grandes fue Norberto Scoponi, Llop, el Tata Martino y el Negro Zamora. “Fue un logro de un grupo de jugadores que veníamos jugando dirigidos por Bielsa desde los 15, 16 años y llegamos casi todos juntos a la primera en el ’92”, explica Ricardo. “Ese equipo corría y ahogaba al rival durante los 90 minutos. No le dábamos respiro. Esa intensidad que ahora podemos ver en algunos equipos en aquel momento no se veía”, agrega Lunari. Sergio Stachiotti, defensor central en aquel grupo, asegura: “El plantel era muy poderoso. Con jugadores que en ese momento integraban la selección o que la integraron después. Con un estilo de juego muy aceitado. Los juveniles ya veníamos con Marcelo Bielsa trabajando cuatro años antes de llegar a primera en un selectivo que el club había formado en el cual la mayoría jugamos en reserva juntos. Nos ensamblamos con los jugadores que quedaban del ’88 que era una camada muy buena que logró el campeonato (el certamen largo de la temporada 1987/1988) también”.
Una final muy pareja
Con el 1-0 a favor conseguido en el Gigante de Arroyito, el plantel leproso viajó a la ciudad más grande de Brasil. Domizi entró al comienzo del segundo tiempo de la revancha en el Morumbí y afirma: “Me acuerdo de dos jugadas. Yo entré porque se lesionó Gerardo Martino y las jugadas fueron la del poste de Zamora. Y una jugada individual que hago desde mitad de cancha, cuando me sale el arquero se la tiro por un costado y cuando la pelota estaba entrando la sacaron sobre la línea”.
Lunari, por su parte, dice: “En Rosario fuimos superiores a ellos y pudimos haber ganado no sólo 1 a 0 como se ganó, sino también 2 a 0 tranquilamente. Hubo un cabezazo de Mauricio Pochettino al lado del palo terminando el partido que nos hubiera dado una tranquilidad y una posibilidad de viajar con más tranquilidad”. Sobre la segunda final, Ricardo asegura: “En Brasil fue una final muy disputada, muy pareja. Ellos tuvieron sus opciones, pero nosotros tuvimos las nuestras como un tiro en el palo de Julio Zamora, una llegada que no alcanza a conectar Alfredo Mendoza. En el segundo tiempo, el Pájaro Domizi hasta gambeteó al arquero, pateó y la sacó uno de ellos en la línea. Recuerdo que en el segundo partido los brasileros se empezaron a insultar entre ellos porque pasaban los minutos y no sabían por donde entrarnos”.
El Negro Zamora le cuenta a Mirador Provincial: “Nosotros enfrentamos un San Pablo que después fue invencible. Los recuerdos que me quedan son muy lindos. Si esa pelota en el palo entraba, la historia sería distinta”. “En el Morumbí estuve en la platea -expresa Stachiotti-. Lo que recuerdo después de haber perdido los penales lo que fue ese vestuario. El equipo se merecía más”.
En la actualidad, Cristian Domizi está en Rosario al cuidado de su padre que tuvo un problema de salud en 2021. Regresó de El Salvador en donde trabajó como director técnico. Ricardo Lunari es el entrenador de Provincial Osorno, equipo de la tercera división chilena. Sergio Stachiotti es parte del cuerpo técnico de Lunari. Julio Zamora ayuda en el negocio familiar tras un paso como técnico en Tiro Federal.
Síntesis
17 de junio de 1992. San Pablo 1 - Newell’s Old Boys 0
San Pablo: Zetti; Cafú, Antonio Carlos Zago, Ronaldao, Iván Rocha; Adilson, Pintado, Raí (cap.) (Macedo 65'); Müller, Elivélton y Palhinha. DT: Telé Santana.
Newell’s Old Boys: Norberto Scoponi; Julio Saldaña, Fernando Gamboa, Mauricio Pochettino, Eduardo Berizzo; Alfredo Berti, Gerardo Martino (cap.) (Cristian Domizi 45'), Juan Manuel Llop, Ricardo Lunari; Julio Zamora y Alfredo Mendoza. DT: Marcelo Bielsa.
Gol: Raí (65').
Árbitro: José Torres Cadena (Colombia).
Amonestados: Elivélton, Antonio Carlos Zago, Pintado (San Pablo), Gamboa, Lunari, Berti y Zamora (Newell’s).
Penales: por San Pablo convirtieron Raí, Iván Rocha y Cafú. Erró Ronaldao. Por Newell’s convirtieron Zamora y Llop. Erraron Berizzo, Mendoza y Gamboa.
Vencido por uno de los mejores equipos de todos los tiempos
Newell’s Old Boys perdió aquellas finales ante un San Pablo FC que marcó una época. El club de la ciudad más poblada de Sudamérica disfrutó de una etapa inolvidable con sus equipos. Triunfadores en el subcontinente y también ante los mejores europeos de aquel momento.
“Enfrentamos jugadores que después terminaron jugando en los mejores clubes del mundo”, comenta Domizi. El futbolista más exitoso de aquel tricolor de Telé Santana fue sin dudas Cafú. Bicampeón del mundo con Brasil en 1994 y 2002 (capitán la segunda vez). Subcampeón en Francia 1998. Campeón con la Roma y el AC Milan, entre otros logros.
“Ese San Pablo era un equipo durísimo, fuertísimo, pero muy parecido en el nivel al Newell’s de aquella época. Si nosotros le hubiéramos ganado a ese San Pablo, todo el mundo estaría hablando de ese Newell’s del ’92 porque no me cabe duda que las campañas que hizo San Pablo las podríamos haber realizado con Newell’s”, asegura Lunari. Ricardo llegó a la final de la Libertadores del año siguiente, en 1993 con Universidad Católica, y tampoco logró levantar el trofeo. “Es un orgullo muy grande haber jugado dos finales de Copa Libertadores y perderlas frente a uno de los equipos más grandes quizás de la historia del fútbol sudamericano”.
Grandísimo fue aquel equipo paulista que superó por 2-1 al famoso Fútbol Club Barcelona (primera Copa de Europa para los culés) dirigido por Johan Cruyff en la Copa Intercontinental en Tokio. Ese Barça marcó el comienzo de una dinastía exitosa (el eslabón previo fue el paso de Rinus Michels como DT entre 1971 y 1974, y de Cruyff como jugador) con jugadores como Ronald Koeman, Michael Laudrup y Hristo Stoichkov. Pep Guardiola era el volante central de los blaugranas. El éxito llegó hasta nuestro tiempo con Lionel Messi y compañía. Ese Barcelona del ’92, tan elogiado y admirado, quizás sobreestimado, sucumbió ante el buen juego del equipo de Santana. La prensa europea, en especial la española, nunca reconoció aquel San Pablo que en el campo de juego superó al llamado Dream Team. Los teóricamente mejores del mundo perdieron ante los realmente mejores del mundo.
En 1993, después de vencer a la Católica en la final de Libertadores con contundencia (victoria 5-1 de local y derrota 2-0 en Santiago), los tricolores se midieron con el AC Milan en tierras niponas. Esta vez ganaron por 3-2. Algunos de los rojinegros del Milán comandados por Fabio Capello fueron Paolo Maldini, Franco Baresi y Marcel Desailly.
En 1994, Santana y su equipo llegaron por tercer año consecutivo a las finales de la copa americana. Aquella vez fue derrota ante Vélez Sarsfield de Buenos Aires por penales. El conjunto porteño también superó al Milan en Japón (2-0).
Además de Cafú, en aquel San Pablo se destacaron jugadores exitosísimos como Zetti, Raí, Leonardo, Müller, Ronaldao (estos seis, campeones del mundo en Estados Unidos 1994), Toninho Cerezo, Juninho Paulista y Palhinha. Los tricolores fueron los últimos en ganar dos copas europeo-sudamericanas consecutivas.
Domizi con una sola “z”
Durante años, se pensó que el apellido de Cristian Domizi tenía dos “z”. Ese error se pudo corregir durante su paso por Central Córdoba. “Ricardo Méndez (presidente de Córdoba entre 1986 y 1991) fue el que me arregló el apellido a mí en el año ’86, antes de que jugara en primera. Ricardo me hizo la rectificación para poder tener la ciudadanía (italiana) y todo”, comenta el Pájaro.
Mucho se habló en estos 30 años sobre aquellas dos finales. También sobre la primera chance perdida por los leprosos en 1988 cuando cayeron frente a Nacional (Montevideo) en otra final. Después de aquella caída en tierras paulista, Newell’s no logró llegar a otra última instancia. Estuvo muy cerca en 2013 con la conducción de Gerardo Martino (protagonista en el campo de juego en el ’88 y ’92), pero fue eliminado en semifinales en un partido con corte de luz incluido por el Atlético Mineiro de Ronaldinho Gaucho. Los albinegros fueron los campeones ese año.
En la primera final de 1992, el 10 de junio, los rojinegros vencieron por 1-0 con gol de penal de Eduardo Berizzo en un estadio de Rosario Central colmado de hinchas leprosos. En la revancha, el 17, el San Pablo también ganó por un tanto desde los 12 pasos, del mediocampista Raí (hermano menor de Sócrates). En la definición por penales, los locales se impusieron por 3-2. Para los tricolores convirtieron el 10, Iván Rocha y Ronaldao. Los visitantes anotaron a través de Julio Zamora y Juan Manuel Llop. Berizzo, Alfredo Mendoza y Fernando Gamboa fallaron sus disparos.
El camino hacia la instancia decisiva había comenzado muy desfavorable para el equipo del Parque Independencia. En su estadio, había perdido por 0-6 frente a San Lorenzo de Buenos Aires en el debut. Ese golpe le sirvió al plantel para despertar. Aquella fue la única derrota hasta el último encuentro. Cristian Domizi, integrante de aquel plantel famoso, comenta a Mirador Provincial: “Se hizo un gran torneo. Ese torneo habíamos empezado con un 6 a 0 lapidario (en contra) de local contra San Lorenzo. Y después no perdimos más hasta la final. Le ganamos y empatamos con Coquimbo. Le ganamos y empatamos con Católica. Empatamos y le ganamos a Colo Colo. Empatamos y le ganamos a Defensor Sporting. Empatamos ambos partidos con América de Cali”.
Aquel plantel llegó hasta el último día en la competencia subcontinental más importante. Y en el mismo semestre, el primero de 1992, logró ser campeón argentino al quedarse con el torneo Clausura. La consagración final fue el 5 de julio ante Platense en Vicente López con empate 1-1 frente a los anfitriones. Aquel campeonato incluyó una goleada memorable ante River Plate de Buenos Aires en el Monumental por 0-5 y un triunfo en el clásico como local por 1-0 con habituales suplentes (partido muy recordado por la hinchada rojinegra). En aquella campaña, NOB ganó 11 encuentros, empató siete y sólo perdió frente a Estudiantes.
Indudablemente, el artífice fue Bielsa y su obstinación rayana a lo enfermizo por obtener el máximo rendimiento posible y el triunfo. Ricardo Lunari, mediocampista de aquel Newell’s, afirma: “Era un equipo aceitado, trabajado. El funcionamiento fue trabajado muchísimo en entrenamientos larguísimos. Los entrenamientos de Bielsa eran muy largos. Duraban entre dos y dos horas y media. Hasta tres horas”. Lunari pondera también al plantel de aquella época que se dividía entre los cuatro más experimentados y los más jóvenes. El cuarteto de los más grandes fue Norberto Scoponi, Llop, el Tata Martino y el Negro Zamora. “Fue un logro de un grupo de jugadores que veníamos jugando dirigidos por Bielsa desde los 15, 16 años y llegamos casi todos juntos a la primera en el ’92”, explica Ricardo. “Ese equipo corría y ahogaba al rival durante los 90 minutos. No le dábamos respiro. Esa intensidad que ahora podemos ver en algunos equipos en aquel momento no se veía”, agrega Lunari. Sergio Stachiotti, defensor central en aquel grupo, asegura: “El plantel era muy poderoso. Con jugadores que en ese momento integraban la selección o que la integraron después. Con un estilo de juego muy aceitado. Los juveniles ya veníamos con Marcelo Bielsa trabajando cuatro años antes de llegar a primera en un selectivo que el club había formado en el cual la mayoría jugamos en reserva juntos. Nos ensamblamos con los jugadores que quedaban del ’88 que era una camada muy buena que logró el campeonato (el certamen largo de la temporada 1987/1988) también”.
Una final muy pareja
Con el 1-0 a favor conseguido en el Gigante de Arroyito, el plantel leproso viajó a la ciudad más grande de Brasil. Domizi entró al comienzo del segundo tiempo de la revancha en el Morumbí y afirma: “Me acuerdo de dos jugadas. Yo entré porque se lesionó Gerardo Martino y las jugadas fueron la del poste de Zamora. Y una jugada individual que hago desde mitad de cancha, cuando me sale el arquero se la tiro por un costado y cuando la pelota estaba entrando la sacaron sobre la línea”.
Lunari, por su parte, dice: “En Rosario fuimos superiores a ellos y pudimos haber ganado no sólo 1 a 0 como se ganó, sino también 2 a 0 tranquilamente. Hubo un cabezazo de Mauricio Pochettino al lado del palo terminando el partido que nos hubiera dado una tranquilidad y una posibilidad de viajar con más tranquilidad”. Sobre la segunda final, Ricardo asegura: “En Brasil fue una final muy disputada, muy pareja. Ellos tuvieron sus opciones, pero nosotros tuvimos las nuestras como un tiro en el palo de Julio Zamora, una llegada que no alcanza a conectar Alfredo Mendoza. En el segundo tiempo, el Pájaro Domizi hasta gambeteó al arquero, pateó y la sacó uno de ellos en la línea. Recuerdo que en el segundo partido los brasileros se empezaron a insultar entre ellos porque pasaban los minutos y no sabían por donde entrarnos”.
El Negro Zamora le cuenta a Mirador Provincial: “Nosotros enfrentamos un San Pablo que después fue invencible. Los recuerdos que me quedan son muy lindos. Si esa pelota en el palo entraba, la historia sería distinta”. “En el Morumbí estuve en la platea -expresa Stachiotti-. Lo que recuerdo después de haber perdido los penales lo que fue ese vestuario. El equipo se merecía más”.
En la actualidad, Cristian Domizi está en Rosario al cuidado de su padre que tuvo un problema de salud en 2021. Regresó de El Salvador en donde trabajó como director técnico. Ricardo Lunari es el entrenador de Provincial Osorno, equipo de la tercera división chilena. Sergio Stachiotti es parte del cuerpo técnico de Lunari. Julio Zamora ayuda en el negocio familiar tras un paso como técnico en Tiro Federal.
Síntesis
17 de junio de 1992. San Pablo 1 - Newell’s Old Boys 0
San Pablo: Zetti; Cafú, Antonio Carlos Zago, Ronaldao, Iván Rocha; Adilson, Pintado, Raí (cap.) (Macedo 65'); Müller, Elivélton y Palhinha. DT: Telé Santana.
Newell’s Old Boys: Norberto Scoponi; Julio Saldaña, Fernando Gamboa, Mauricio Pochettino, Eduardo Berizzo; Alfredo Berti, Gerardo Martino (cap.) (Cristian Domizi 45'), Juan Manuel Llop, Ricardo Lunari; Julio Zamora y Alfredo Mendoza. DT: Marcelo Bielsa.
Gol: Raí (65').
Árbitro: José Torres Cadena (Colombia).
Amonestados: Elivélton, Antonio Carlos Zago, Pintado (San Pablo), Gamboa, Lunari, Berti y Zamora (Newell’s).
Penales: por San Pablo convirtieron Raí, Iván Rocha y Cafú. Erró Ronaldao. Por Newell’s convirtieron Zamora y Llop. Erraron Berizzo, Mendoza y Gamboa.
Vencido por uno de los mejores equipos de todos los tiempos
Newell’s Old Boys perdió aquellas finales ante un San Pablo FC que marcó una época. El club de la ciudad más poblada de Sudamérica disfrutó de una etapa inolvidable con sus equipos. Triunfadores en el subcontinente y también ante los mejores europeos de aquel momento.
“Enfrentamos jugadores que después terminaron jugando en los mejores clubes del mundo”, comenta Domizi. El futbolista más exitoso de aquel tricolor de Telé Santana fue sin dudas Cafú. Bicampeón del mundo con Brasil en 1994 y 2002 (capitán la segunda vez). Subcampeón en Francia 1998. Campeón con la Roma y el AC Milan, entre otros logros.
“Ese San Pablo era un equipo durísimo, fuertísimo, pero muy parecido en el nivel al Newell’s de aquella época. Si nosotros le hubiéramos ganado a ese San Pablo, todo el mundo estaría hablando de ese Newell’s del ’92 porque no me cabe duda que las campañas que hizo San Pablo las podríamos haber realizado con Newell’s”, asegura Lunari. Ricardo llegó a la final de la Libertadores del año siguiente, en 1993 con Universidad Católica, y tampoco logró levantar el trofeo. “Es un orgullo muy grande haber jugado dos finales de Copa Libertadores y perderlas frente a uno de los equipos más grandes quizás de la historia del fútbol sudamericano”.
Grandísimo fue aquel equipo paulista que superó por 2-1 al famoso Fútbol Club Barcelona (primera Copa de Europa para los culés) dirigido por Johan Cruyff en la Copa Intercontinental en Tokio. Ese Barça marcó el comienzo de una dinastía exitosa (el eslabón previo fue el paso de Rinus Michels como DT entre 1971 y 1974, y de Cruyff como jugador) con jugadores como Ronald Koeman, Michael Laudrup y Hristo Stoichkov. Pep Guardiola era el volante central de los blaugranas. El éxito llegó hasta nuestro tiempo con Lionel Messi y compañía. Ese Barcelona del ’92, tan elogiado y admirado, quizás sobreestimado, sucumbió ante el buen juego del equipo de Santana. La prensa europea, en especial la española, nunca reconoció aquel San Pablo que en el campo de juego superó al llamado Dream Team. Los teóricamente mejores del mundo perdieron ante los realmente mejores del mundo.
En 1993, después de vencer a la Católica en la final de Libertadores con contundencia (victoria 5-1 de local y derrota 2-0 en Santiago), los tricolores se midieron con el AC Milan en tierras niponas. Esta vez ganaron por 3-2. Algunos de los rojinegros del Milán comandados por Fabio Capello fueron Paolo Maldini, Franco Baresi y Marcel Desailly.
En 1994, Santana y su equipo llegaron por tercer año consecutivo a las finales de la copa americana. Aquella vez fue derrota ante Vélez Sarsfield de Buenos Aires por penales. El conjunto porteño también superó al Milan en Japón (2-0).
Además de Cafú, en aquel San Pablo se destacaron jugadores exitosísimos como Zetti, Raí, Leonardo, Müller, Ronaldao (estos seis, campeones del mundo en Estados Unidos 1994), Toninho Cerezo, Juninho Paulista y Palhinha. Los tricolores fueron los últimos en ganar dos copas europeo-sudamericanas consecutivas.
Domizi con una sola “z”
Durante años, se pensó que el apellido de Cristian Domizi tenía dos “z”. Ese error se pudo corregir durante su paso por Central Córdoba. “Ricardo Méndez (presidente de Córdoba entre 1986 y 1991) fue el que me arregló el apellido a mí en el año ’86, antes de que jugara en primera. Ricardo me hizo la rectificación para poder tener la ciudadanía (italiana) y todo”, comenta el Pájaro.
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