“Inventario de ecos”

Rocío Gal: “En mi casa siempre sonaba Caetano, Gilberto, Maria Bethania”

Luego de presentar tres adelantos, la compositora y artista visual argentina Rocío Gal entrega su primer disco de estudio, Inventario de ecos. El trabajo, producido por Ezequiel Tarica, cuenta con siete canciones y un pasaje en las que recuerdos e inspiraciones dialogan a través de samples, melodías con aires folclóricos y expansivas atmósferas electrónicas, formando un entramado de conexiones aparentemente imposibles, pero reales, íntimas y atemporales.
03-07-2022 | 10:23 |

“El proyecto solista apareció como un juego”, confiesa Rocío Gal.
Foto:Gentileza: Maru Rasdolsky.
Gisela Mesa


Inventario de ecos debe su nombre al libro “Desierto sonoro”, de Valeria Luiselli. En él, la captura de sonidos e imágenes en un marco de investigación intelectual y emotiva es uno de los hilos centrales de la historia, y lo que guió la forma de componer de Rocío Gal, marcada por la memoria, su recorrido, la selección y transformación de esos lugares, momentos, personas, ecos: “Para mí, la música tiene que ver con la memoria, con lo que atraviesa, con lo que resuena desde la infancia en un mismo cuerpo; con lo que muta y con lo que se conserva. La música es mi lugar para hacer conexiones propias, tramar hilos”, reflexiona la compositora y añade: “En este disco están literalmente mis amigxs, mis viejxs, Julio Cortázar, las notas del cello de Yo-Yo Ma, la voz de activistas brasileras que me conmovieron. El denominador común para las texturas que acompañan las canciones es la captura de sonidos y expresiones que me hayan emocionado”. Mirador Provincial charló con Rocío, para descubrir su vida desde lo artistico y personal donde nos promociona su último trabajo discográfico.

- ¿Quién te inculcó el amor por la música? ¿Cómo recordás aquellos primeros años de relación con la melodía?

-Mi familia me dio mucho espacio para la música. Mi abuela era la maestra de música en Santa Lucía, Corrientes, pueblo donde nació mi papá. Y Corrientes está muy cerca de Brasil, y no sé si será por eso o por otras razones, pero en mi casa siempre sonaba Caetano, Gilberto, Maria Bethania. Hace poco encontré un registro en video a los dos años bailando con mi viejo en la cocina diciendo “quiero música brasilera!”, y creo que eso es la génesis, el espacio para la música, para habitarla, para no pedirle nada. Para que suceda y sea algo divertido y profundo y cotidiano. En las reuniones familiares siempre había (y hay) instrumentos de percusión para todos. Pienso la música como forma de diálogo, como parte de la vida, sin academia. De chica iba a clases de teclado cerca de casa y no la pasaba bien, era un método super rígido de enseñanza y ni bien lo manifesté me dejaron no ir más. Y entonces me terminé aproximando a la guitarra desde un lugar mucho más lúdico, con un profesor re creativo que entendió que yo con la teoría no me llevaba mucho, pero con la emoción si. Y así, con la guitarra, de adolescente empecé a cantar y descubrir que había algo en la voz, algo que no controlaba pero que me transformaba, y me encontré con la interpretación, todos sus matices. La composición vino después, cuando empecé a procesar toda esa data valiosa.

-¿Se maneja la pasión en la carrera o se deja fluir?

-Me gusta el fluir con cauce. No creo que se pueda manejar la pasión, pero si la pensaría como un río. El río fluye pero tiene una contención, una estructura, una desembocadura. Y el río no se apura. Va al ritmo que va y me gusta respetar eso.

-¿Qué criterios elegís a la hora de componer?

-La composición tiene maneras bastante erráticas, graciosas y sagradas. Y sobre todo intuitivas. Rítmicamente muchas veces me baso en cosas que me emocionaron, aún cuando no respondan a un género en particular (de hecho casi nunca lo hacen) trato de entender porqué y armar esa base con productores o alguien que sepa mucho mejor que yo. También puede ser que empiece a partir de un loop, de frases vocales, de ruidos. Melódicamente es puro enamoramiento, flechazo que sucede aunque sea en un fragmento muy breve y después desarrollar. E ir para atrás, para adelante, animarme a que no haya estribillo, animarme a la repetición. En las letras, creo que la atemporalidad. Siempre me convoca más lo que siento que puede haber sido dicho hace 20 años o ahora. Aunque lo haga o no de manera consciente. Siento que cuando encuentro una poesía que tiene ese “alguito” que me capta, en general responde a una idea que podría vivir en varias épocas. Porque al final siempre versamos sobre lo mismo, la naturaleza, el amor, los cuatro elementos, la política, la familia, etc. Y a veces no entiendo como pueden haber tantas canciones. Tantísimas. Pero en el momento de hacerlas me doy cuenta. Que es alucinante poder contar algo con música. Lo necesitamos como humanos: las canciones nos construyeron puentes, nos cambiaron el humor, nos conectaron con otras puntas del mundo, nos enseñaron idiomas, nos hacen llorar, hasta nos pueden hacer estar incómodxs, dudosos, felices.

Creo que componer es también editar, reconfigurar. Extractar un pedacito del pasado y cambiarlo de contexto, combinar. A veces es de un tirón, a veces no. En general no lo es, en mi caso. Y algo de esa construcción es lo que me interesa, seguir amasando una semilla que es primero pura intuición y pensar la instrumentación, probar, complementar. Y no perder de vista lo que salió primero, si se llega a complejizar mucho, volver para atrás. En general cuando mejor me va es cuando me sorprendo y encuentro algo que quiero seguir investigando por un tiempo. Por que en cada interpretación y reversión de una canción, la composición sigue viva y mutante.

-Mercedes Sosa dijo en una entrevista que el cantor debe consumir todo tipo de arte, ver un cuadro, leer un libro, visitar museos, todo lo que entre a nuestra mente se hace parte del canto luego. ¿Coincidís?

-Absolutamente. Creo que todo eso es alimento, y cuando no estoy componiendo nada en general coincide con el momento en que estoy leyendo menos, mirando menos cosas nuevas. A la lista agregaría la danza: cada vez que estuve en espacios de composición de movimiento sentí mucha más facilidad para llegar a casa y escribir, cantar, hacer. El cuerpo disponible.

-¿Qué sentís al ser partícipe de este movimiento emergente y urgente de compositoras que vienen a abrirse paso en el mundo de la industria musical?

-Siento la urgencia y también siento la calma, la pisada sólida, una red que ya está tejida y que se está haciendo notar, escuchar. Abrirse paso en el mundo hecho a medida para los hombres no es fácil, y tiene vetas muy sutiles, muy intangibles que se van disipando, pero que vuelven todo el tiempo, reaparecen. Creo que lo importante es estar, juntarse, tejer hebras sólidas, hablar, y no pensarse en antagonía, sino en integración. La música me está trayendo ante todo muchas amigas nuevas poderosas, pensantes, abiertas y por eso le estoy muy agradecida.

-¿Qué balance hacés desde tus comienzos hasta el presente?

-Que no paro de aprender. Todo es muy cambiante, y todo lleva muchiiiisimo más tiempo del que estimamos. Cada proceso. Entonces tengo una confianza en que las fichas van a ir cayendo a su pulso y yo mientras voy haciendo. A la vez pienso que canté desde siempre. Desde siempre pero no todo el tiempo. Para mi la música tiene un componente tan íntimo que no puedo hacerla de cualquier forma. Y a la vez es tan grandiosa la experiencia del compartirla que busco que eso empiece a pasar más ahora que el disco salió a la calle. También me está sucediendo ahora algo que desee hace tiempo que es poder componer desde otras herramientas, lo electrónico y lo analógico siendo parte de una misma cosa. Esos límites que se desdibujan y se integran me divierten. Y veo un agua para sumergirme ahí, de a poco.

-Háblame de tu primer disco, Inventario de ecos, ¿Cómo se dio la génesis del mismo?

-Inventario de ecos tiene una pauta personal que yo creo que todes les que hacemos música tenemos, que es la cruza de influencias, las citas, la colección sonora que nos hace emocionar. En mi caso se da de maneras más literales o menos según las canciones. Esta idea de inventario tiene que ver tanto con el reunir materiales de diferentes lugares (sean de archivo sonoro o de inspiración) como con “inventar”. Y el eco como eso que queda resonando en un cuerpo/espacio y que es solo un reflejo, una parcialidad del sonido “original”.

Inventario de ecos es un término que apareció en una novela de Valeria Luiselli y que me dió el puntapié para reunir esas canciones que tenía con las que todavía no tenía (digamos que 4 estaban en la cabeza y ya tenían una versión y los otros 4 no existían). Pero me dió una excusa para lo ecléctico, para usar el sampling, mezclar sonoridades que fueran imposibles de coexistir. Por ejemplo una base construida a partir del cello de Yo Yo Ma con una canción que interpreta Susana Baca (Copla de la O). O en otro caso la voz y melodías que me enseñó mi amigo Kechi, de Nigeria, totalmente cambiadas de tiempo y entrecruzadas con unas voces que grabó mi amiga Juana en el Delta. Y así. Otras son mucho menos literales en cuanto a los ecos, tienen más que ver con las influencias y la música que yo escuché, por ejemplo instrumentaciones más típicas de Brasil o de Uruguay, combinadas con bases más electrónicas. Y en otras directamente los ecos viven en las letras. Supongo que lo lindo de hacer un proceso de disco es encontrar todos esos hilos, caprichosos pero variados, que hacen que no sea lo mismo escuchar varios temas seguidos y transitar muchos paisajes que escuchar una canción suelta. Me pareció intenso y hermoso atravesar esta obrita. Y tuve mucha suerte porque encontré a Ezequiel Tarica, el productor de este álbum, que me entendió muy bien y me expandió todas las ideas con mucha fineza y escucha. No hubiera sido nada lo mismo sin su participación.

-¿En qué proyectos estas trabajando del que nos puedas adelantar algo?

-Andamos investigando en equipo sobre controladores midi, para diseñar y armar prototipos, buscando nuevas formas de integrar la compu y salirse de ella a la vez. Abrir más la creatividad en escena, en mi caso encontrar nuevos instrumentos aliadxs además de la guitarra, que me permitan construir el imaginario que quisiera transmitir, nuevas texturas, timbres, y encontrar lugares y escenarios para que esa música tenga lugar. El formato vivo de Inventario de ecos tiene una idea de esto, de usar la compu pero generar todos los samples (muestras) en vivo. La idea es llevarlo a pasear un poco y ver cómo va mutando el disco. Y nosotrxs en ese proceso. Así que si todo va bien los próximos meses van a ser de movimiento.



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