Daniel Domínguez


Desde los resultados, llegar invicto al clásico, puntero y con 16 sobre 24 puntos posibles, parece algo más que bueno. Pero a la hora de ahondar en lo futbolístico, Newell’s llega al mano a mano con Central en un claro bajón.

Los dirigidos por Javier Sanguinetti vienen de tres partidos sin conocer la victoria, con tres empates en fila, aunque cada uno de ellos con una sensación distinta. Sin dudas que la igualdad en el Coloso ante Patronato después de tener una ventaja de dos goles fue el encuentro que más se deben reprochar internamente en el Parque Independencia, porque luego en Vicente López el 1-1 no fue para despreciar ya que los rojinegros fueron superados por Platense.

El sábado, otra vez en el Marcelo Bielsa, la Lepra se dedicó a cuidar el cero en el arco del pibe Franco Herrera y prácticamente no le generó peligro a Racing.

La línea de cinco que comenzó a utilizar Sanguinetti en este semestre deja una sensación ambigua. Por un lado, parece que los rojinegros se defienden bien y, de hecho, otra vez los números le dan la derecha porque apenas recibió cuatro goles en ocho partidos, pero las cosas no son tan lineales y durante muchos pasajes de los distintos encuentros la Lepra sufre un embate tras otro y las buenas actuaciones de sus arqueros (Ramiro Macagno y el sábado Herrera) sostienen la estadística.

Esa línea defensiva que propone el DT corta el juego de mitad para adelante porque, así como Newell’s tiene pocos goles en contra, también genera pocas situaciones de gol, algo que se viene acentuando en los últimos partidos.

Para el duelo ante Central el cuerpo técnico deberá ser muy preciso a la hora de la planificación. Un traspié ante el rival de siempre le puede dar vuelta la historia y lo que hoy es un invicto y la amortización del clásico pasado, se puede volver en contra y generar muchas dudas para lo que viene.

Newell’s no juega bien, pero tampoco lo intenta y ahí radica la mayor complicación. Es cierto que el plantel no tiene jerarquía y está plagado de pibes que suman desde las ganas y la pasión, pero también es concreto que la idea de salir a no perder o “aguantar” el cero parece demasiado poco y muy riesgoso en partidos como estos, donde cualquier error puede costar caro.

Sanguinetti seguramente tocará el equipo. Willer Ditta se hizo amonestar contra Platense para estar el jueves y quien dejará su lugar en el once será Facundo Mansilla, quien cumplió satisfactoriamente contra los de Fernando Gago.

Otra de las posibilidades es el ingreso de Pablo Pérez, más por nombre propio que por presente. El capitán leproso sumó algunos minutos el fin de semana y, aunque dejó algunos destellos de su buen pie, se lo notó lento y falto de ritmo. Con la intensidad y fricción que se juegan estos tipos de choques, tener a alguien que no esté al ciento por ciento es dar ventaja.

En caso de que Pérez sea titular habrá que ver si el entrenador se decide por cambiar pieza por pieza y dejar en el banco a Juan Sforza, uno de los jugadores más regulares de la campaña actual, o resigna a algún futbolista ofensivo y arma un triángulo con Pérez suelto por delante del mencionado Sforza y Julián Fernández. En caso que Sanguinetti elija esta opción el que tiene todos los números para salir es Francisco González, de andar muy irregular.

Por otra parte, uno que no se quiere perder este juego por nada del mundo es el Piri Leonel Vangioni. El lateral se desgarró contra Patronato y lleva 15 días entrenando de manera diferenciada para poder ser opción. Aquí puede correr la misma explicación que con Pérez. Jugar infiltrado y a medio recuperar sería un riesgo muy grande.

Sanguinetti los quiere a todos desde el lugar que sea. Pero es su responsabilidad elegir a los mejores, los que están al cien y los que pueden aportar para el plan del partido, más allá de nombres y trayectoria. Newell’s debe mejorar si quiere volver a festejar, de lo contrario seguirá sufriendo los partidos, aguantando muy cerca de su arco y cuidando el cero para, al menos, seguir invicto.