“Esos años de adolescencia fueron la chispa que me generó las ganas de hacer música” manifiesta Federico Lisorski.
Foto:Gentileza.
Gisela Mesa
Si algo tiene el mundo de la música es que vas descubriendo artistas y te vas nutriendo de sus composiciones. Vivimos en una época en la que los creadores pueden conectarse digitalmente y embarcarse juntos por caminos asombrosos. En esta oportunidad Mirador Provincial conoció al músico y compositor independiente Federico Lisorski.
Acaba de publicar 2 simples de 2 canciones cada uno tomando como concepto los simples de vinilo de la década de los 60 con lado A y lado B. En plena pandemia de 2020 y durante el aislamiento surgieron canciones que necesitaban ser parte de un proyecto diferente tanto por musicalidad como por impronta compositiva. Es así que inicia este nuevo camino de canciones de amor a flor de piel que incluyen melancolía e historias de a dos como eje principal.
Como músico se ha desarrollado en distintos proyectos durante más de 15 años tales como Ardilla (2 LP), Somos Jardín (1 EP + 1 EP en vivo) y Arroba501 habiendo grabado y tocado en el circuito de música vivo del AMBA y provincias como Santa Fe y Córdoba. Como productor ha realizado colaboraciones para la cantante paraguaya Chabela Ri con quien editó 2 simples.
-¿Cómo surgió el interés por la música?
-Mi interés por la música comienza desde muy pequeño escuchando lo que mi mamá y papá ponían en la casetera o compactera. Tengo muy patente el que suene Creedence, Queen, The Beatles entre otros. A medida que crecí fui consiguiendo discos y casetes de Charly García, Spinetta, Ratones Paranoicos, Santana y comencé a fantasear con estar arriba de un escenario. A los 14 años me prestaron una guitarra criolla porque en el colegio nos pedían que tengamos algún instrumento y la guitarra fue lo más fácil de conseguir sin tener que comprar una. Esos años de adolescencia fueron la chispa que me generó las ganas de sentarme con el instrumento horas y horas, haciendo pequeñas composiciones como parte del proceso de aprendizaje.
Ideando letras
-¿Cómo es el proceso de composición de las letras?
-Primero que nada armo bocetos de la estructura armónica y su melodía principal, a mí me sirve mucho grabar la melodía silbándola para tener una referencia donde luego armar la letra. En general trato de tener alguna imagen o idea en la cabeza sobre qué me gustaría que trate la canción y voy escribiendo palabras o frases que sirvan como disparador. No busco tener la imagen completa desde un principio sino ir armándola como si fuese una historia que se va contando paso a paso. Con las letras me gusta el hecho de empezar algo e ir descubriendo hacia donde lleva en el camino. Como todo proceso no es inmediato y son varios días de lectura y relectura, cambios, borrón y cuenta nueva para ir puliendo el resultado final.
Hablanos de vos
-¿Nos podrías remontar a esos lugares del pueblo donde creciste, sus calles, los barrios y su gente?
-Mi infancia sucedió en el barrio de Balvanera (más conocido como Once), un barrio de clase media trabajadora donde a nadie le sobra demasiado, tampoco le falta. Recuerdo las avenidas abarrotadas de gente camino a sus trabajos, las calles empedradas y el traqueteo de los colectivos Mercedes Benz 1114 que se destartalaban en el camino, las frenadas de autos y los bocinazos porque alguien cruzaba por el medio de la calle para ir a ver algún local de tela. La plaza 1º de Mayo, donde aprendía a andar en bicicleta, con su cancha de bochas sobre la calle Alsina. La avenida Pueyrredón cuando aún no era de doble mano, repleta de edificios donde cada ventana cuenta una historia diferente.
-¿Hay un momento de introspección con vos mismo?
-Sí, durante todo el proceso que me llevó el componer la serie de canciones que edité de mi proyecto solista traté de hacer un recuento de sucesos y hechos que me fueron sucediendo a lo largo de mi vida. Buscando emociones, sentimientos, imágenes que me resultaban interesantes para contar historias. No digo que mis letras sean 100% sobre mis vivencias, pero sí que tomé disparadores para poder desarrollarlas.
La gente y la música
-¿La canción termina siendo de la gente?
-Si la canción logra traspasar ciertas barreras y se introduce en el inconsciente colectivo de una sociedad es un acierto para el compositor de eso no tengo dudas. Hay muchos ejemplos de canciones que han atravesado generaciones y son himnos que están muy marcados en nuestra sociedad. Sobre todo para la sociedad argentina, que ha sido objeto de tantos sentimientos encontrados durante nuestra historia, la música y las canciones son refugios en los cuales uno puede encontrar un sentimiento de movimiento colectivo. El hecho de que una sociedad transforme una canción, que tal vez fue pensada desde un lugar particular, en algo mucho más grande es un lo que termina siendo de la gente.
-¿Qué se pierde y se encuentra en el camino de la música?
-Se pierde dinero, eso seguro (risas). Se gana el hecho de poder expresarse desde un lugar distinto, es un canal de comunicación el cual sirve cuando, tal vez, los canales convencionales no están tan desarrollados. Se ganan aventuras las cuales tal vez no se hubieran dado desde otro lugar, conocimiento, aprendizajes. Sin embrago me resulta interesante pensar a la música como un camino más en la vida de una persona, no muy diferente a otra profesión pero sí con un enfoque distinto en la comunicación. Me intriga el hecho de que otra persona se sienta identificada con algo que escribí siendo que tal vez nunca nos conoceremos y tal vez pensamos y vivimos situaciones similares.
-Hablamos de Lisorski, ¿cómo fue la génisis del mismo? ¿Qué sensaciones atravesaste desde el comienzo hasta el final del proyecto?
-Este proyecto surge en plena pandemia, en el momento de encierro más fuerte que hayamos vivido como sociedad, al menos para gran parte de las generaciones que la transitamos. Durante todo el proceso de la cuarentena estricta tuve el tiempo para poder dedicarle a la
música que tal vez en otro momento no hubiese tenido por la vida misma, el tiempo pareció detenerse y me dio la oportunidad de enfocarme en lo que realmente necesitaba enfocar el ojo. El estar conectado más horas con instrumentos hizo que surjan composiciones que estaban latentes, pero que por no estar enfocado no estaban sucediéndose. Es así que comencé a grabar demos, maquetas, hacer bocetos de canciones. Cuando tuve una cantidad importante de canciones que me gustaban empecé a visualizar si podían ser parte de Ardilla,
banda de la cual formé parte, pero había algo en la estética, las letras, las melodías, incluso en las imágenes y paisajes que se generaban que no cuadraban con el proyecto. En un momento tomé la decisión de que esas canciones tenían que tener su desarrollo y vuelo propio por lo que me decidí a que sean parte de un proyecto nuevo, en modo solista, en el cual pudiera desarrollar las composiciones sin autocensurarme, si un sonido, una estética, una letra me gustaba iba a desarrollarla y terminarla, también desde una dinámica de constante aprendizaje y para ejercitar el oficio.
-¿Qué artistas de Santa Fe admirás?
-¡Guazú! Nos conocimos hace unos años participando de la FAMI (Federación Argentina de Músicxs Independientes) y hubo una conexión de amistad y hermandad muy linda. Hemos tocado juntos en Santa Fe como en Buenos Aires en repetidas oportunidades y estamos en
contacto permanente.
Lo que se viene
- ¿Qué planes hay a futuro?
-A fin de octubre se publicará un nuevo simple que quedó afuera de la primera tanda de canciones que publiqué. Es una canción muy tranquila, ideal para escuchar en primavera debajo de un árbol con una brisa de aire caliente, disfrutando las tardes de sol. Trata sobre encontrar los momentos para estar liberado de preocupaciones, momentos de calma, encontrar la felicidad y refugio cuando el entorno no es tan amigable. Por otro lado estoy terminando de editar un mini concierto de 3 canciones que fue filmado y grabado en el patio de mi casa solo con la guitarra y la voz, estará disponible los primeros meses del 2023. Asimismo estoy trabajando en nuevas canciones que, si todo sale según el plan, se graben en Enero o Febrero del año que viene y estarán disponibles a mediados del 2023. También estoy planeando una serie de shows íntimos solo con la guitarra buscando mostrar la esencia de las canciones, como las pensé cuando las compuse, sin maquillaje. Asimismo haré un show presentación formal a banda completa para mostrar la otra cara de las canciones, como se pensaron en el estudio y con todos los arreglos que suenan en las grabaciones.
Si algo tiene el mundo de la música es que vas descubriendo artistas y te vas nutriendo de sus composiciones. Vivimos en una época en la que los creadores pueden conectarse digitalmente y embarcarse juntos por caminos asombrosos. En esta oportunidad Mirador Provincial conoció al músico y compositor independiente Federico Lisorski.
Acaba de publicar 2 simples de 2 canciones cada uno tomando como concepto los simples de vinilo de la década de los 60 con lado A y lado B. En plena pandemia de 2020 y durante el aislamiento surgieron canciones que necesitaban ser parte de un proyecto diferente tanto por musicalidad como por impronta compositiva. Es así que inicia este nuevo camino de canciones de amor a flor de piel que incluyen melancolía e historias de a dos como eje principal.
Como músico se ha desarrollado en distintos proyectos durante más de 15 años tales como Ardilla (2 LP), Somos Jardín (1 EP + 1 EP en vivo) y Arroba501 habiendo grabado y tocado en el circuito de música vivo del AMBA y provincias como Santa Fe y Córdoba. Como productor ha realizado colaboraciones para la cantante paraguaya Chabela Ri con quien editó 2 simples.
-¿Cómo surgió el interés por la música?
-Mi interés por la música comienza desde muy pequeño escuchando lo que mi mamá y papá ponían en la casetera o compactera. Tengo muy patente el que suene Creedence, Queen, The Beatles entre otros. A medida que crecí fui consiguiendo discos y casetes de Charly García, Spinetta, Ratones Paranoicos, Santana y comencé a fantasear con estar arriba de un escenario. A los 14 años me prestaron una guitarra criolla porque en el colegio nos pedían que tengamos algún instrumento y la guitarra fue lo más fácil de conseguir sin tener que comprar una. Esos años de adolescencia fueron la chispa que me generó las ganas de sentarme con el instrumento horas y horas, haciendo pequeñas composiciones como parte del proceso de aprendizaje.
Ideando letras
-¿Cómo es el proceso de composición de las letras?
-Primero que nada armo bocetos de la estructura armónica y su melodía principal, a mí me sirve mucho grabar la melodía silbándola para tener una referencia donde luego armar la letra. En general trato de tener alguna imagen o idea en la cabeza sobre qué me gustaría que trate la canción y voy escribiendo palabras o frases que sirvan como disparador. No busco tener la imagen completa desde un principio sino ir armándola como si fuese una historia que se va contando paso a paso. Con las letras me gusta el hecho de empezar algo e ir descubriendo hacia donde lleva en el camino. Como todo proceso no es inmediato y son varios días de lectura y relectura, cambios, borrón y cuenta nueva para ir puliendo el resultado final.
Hablanos de vos
-¿Nos podrías remontar a esos lugares del pueblo donde creciste, sus calles, los barrios y su gente?
-Mi infancia sucedió en el barrio de Balvanera (más conocido como Once), un barrio de clase media trabajadora donde a nadie le sobra demasiado, tampoco le falta. Recuerdo las avenidas abarrotadas de gente camino a sus trabajos, las calles empedradas y el traqueteo de los colectivos Mercedes Benz 1114 que se destartalaban en el camino, las frenadas de autos y los bocinazos porque alguien cruzaba por el medio de la calle para ir a ver algún local de tela. La plaza 1º de Mayo, donde aprendía a andar en bicicleta, con su cancha de bochas sobre la calle Alsina. La avenida Pueyrredón cuando aún no era de doble mano, repleta de edificios donde cada ventana cuenta una historia diferente.
-¿Hay un momento de introspección con vos mismo?
-Sí, durante todo el proceso que me llevó el componer la serie de canciones que edité de mi proyecto solista traté de hacer un recuento de sucesos y hechos que me fueron sucediendo a lo largo de mi vida. Buscando emociones, sentimientos, imágenes que me resultaban interesantes para contar historias. No digo que mis letras sean 100% sobre mis vivencias, pero sí que tomé disparadores para poder desarrollarlas.
La gente y la música
-¿La canción termina siendo de la gente?
-Si la canción logra traspasar ciertas barreras y se introduce en el inconsciente colectivo de una sociedad es un acierto para el compositor de eso no tengo dudas. Hay muchos ejemplos de canciones que han atravesado generaciones y son himnos que están muy marcados en nuestra sociedad. Sobre todo para la sociedad argentina, que ha sido objeto de tantos sentimientos encontrados durante nuestra historia, la música y las canciones son refugios en los cuales uno puede encontrar un sentimiento de movimiento colectivo. El hecho de que una sociedad transforme una canción, que tal vez fue pensada desde un lugar particular, en algo mucho más grande es un lo que termina siendo de la gente.
-¿Qué se pierde y se encuentra en el camino de la música?
-Se pierde dinero, eso seguro (risas). Se gana el hecho de poder expresarse desde un lugar distinto, es un canal de comunicación el cual sirve cuando, tal vez, los canales convencionales no están tan desarrollados. Se ganan aventuras las cuales tal vez no se hubieran dado desde otro lugar, conocimiento, aprendizajes. Sin embrago me resulta interesante pensar a la música como un camino más en la vida de una persona, no muy diferente a otra profesión pero sí con un enfoque distinto en la comunicación. Me intriga el hecho de que otra persona se sienta identificada con algo que escribí siendo que tal vez nunca nos conoceremos y tal vez pensamos y vivimos situaciones similares.
-Hablamos de Lisorski, ¿cómo fue la génisis del mismo? ¿Qué sensaciones atravesaste desde el comienzo hasta el final del proyecto?
-Este proyecto surge en plena pandemia, en el momento de encierro más fuerte que hayamos vivido como sociedad, al menos para gran parte de las generaciones que la transitamos. Durante todo el proceso de la cuarentena estricta tuve el tiempo para poder dedicarle a la
música que tal vez en otro momento no hubiese tenido por la vida misma, el tiempo pareció detenerse y me dio la oportunidad de enfocarme en lo que realmente necesitaba enfocar el ojo. El estar conectado más horas con instrumentos hizo que surjan composiciones que estaban latentes, pero que por no estar enfocado no estaban sucediéndose. Es así que comencé a grabar demos, maquetas, hacer bocetos de canciones. Cuando tuve una cantidad importante de canciones que me gustaban empecé a visualizar si podían ser parte de Ardilla,
banda de la cual formé parte, pero había algo en la estética, las letras, las melodías, incluso en las imágenes y paisajes que se generaban que no cuadraban con el proyecto. En un momento tomé la decisión de que esas canciones tenían que tener su desarrollo y vuelo propio por lo que me decidí a que sean parte de un proyecto nuevo, en modo solista, en el cual pudiera desarrollar las composiciones sin autocensurarme, si un sonido, una estética, una letra me gustaba iba a desarrollarla y terminarla, también desde una dinámica de constante aprendizaje y para ejercitar el oficio.
-¿Qué artistas de Santa Fe admirás?
-¡Guazú! Nos conocimos hace unos años participando de la FAMI (Federación Argentina de Músicxs Independientes) y hubo una conexión de amistad y hermandad muy linda. Hemos tocado juntos en Santa Fe como en Buenos Aires en repetidas oportunidades y estamos en
contacto permanente.
Lo que se viene
- ¿Qué planes hay a futuro?
-A fin de octubre se publicará un nuevo simple que quedó afuera de la primera tanda de canciones que publiqué. Es una canción muy tranquila, ideal para escuchar en primavera debajo de un árbol con una brisa de aire caliente, disfrutando las tardes de sol. Trata sobre encontrar los momentos para estar liberado de preocupaciones, momentos de calma, encontrar la felicidad y refugio cuando el entorno no es tan amigable. Por otro lado estoy terminando de editar un mini concierto de 3 canciones que fue filmado y grabado en el patio de mi casa solo con la guitarra y la voz, estará disponible los primeros meses del 2023. Asimismo estoy trabajando en nuevas canciones que, si todo sale según el plan, se graben en Enero o Febrero del año que viene y estarán disponibles a mediados del 2023. También estoy planeando una serie de shows íntimos solo con la guitarra buscando mostrar la esencia de las canciones, como las pensé cuando las compuse, sin maquillaje. Asimismo haré un show presentación formal a banda completa para mostrar la otra cara de las canciones, como se pensaron en el estudio y con todos los arreglos que suenan en las grabaciones.
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La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.
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