VÍCTOR LUDI
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El gimnasio polideportivo del Club Atlético Oro Verde fue el escenario donde se llevó a cabo el segundo encuentro recreacional infantojuvenil de taekwondo, denominado “Mijaíl Toledo” y organizado por el Dojo Robles Guerrero. Limitado por el espacio físico y la estructura organizacional, participaron unos 100 taekwondistas de la institución local, el Sindicato de Camioneros, el Club Atlético Instituto, Rafaela, Esperanza, El Progreso, Huberto Primo, Puerto General San Martín y San Francisco.

El encuentro fue recreacional, sin las características de torneo competitivo, en el que no hubo resultados, sino que cada uno de los participantes recibió la misma distinción. La jornada contó con dos áreas de prueba: salto en alto, una modalidad que no se ve mucho, en la que los presentes debían ejecutar un salto frontal y, con una patada de tijera, llegar a determinadas marcas de altura; y combate clásico, aunque sin resultados. En esta ocasión, por cuestiones de tiempo y espacio, no se desarrollaron las pruebas de formas.

“No se le dio carácter competitivo para descomprimir a los chicos, que no tengan la exigencia de ganar. Buscamos que el encuentro sirva para priorizar y fomentar los valores de la sociabilización, empatía, el compañerismo y la solidaridad, reforzándoles la autoestima a los chicos. Éstas son cosas que generalmente no prevalecen cuando hay competencia, no porque la competencia genere que se pierdan los valores, sino porque la atención está puesta en el resultado y muchas veces ocurre que, cuando los resultados no son los esperados, los chicos se frustran”, contó a MIRADOR ENTRE RÍOS el profesor Paulo Robles Guerrero, el organizador del encuentro.

Al ser consultado por el balance del encuentro, Robles Guerrero reconoció que “lamentablemente nos tocó una situación muy complicada con un exalumno mío, lo cual nos tuvo con una carga emocional. Por ello, el encuentro llevó a modo de homenaje el nombre de Mijaíl Toledo, un excelente competidor y una persona que sembró mucho amor en la escuela. Uno piensa en que no se escape nada, sobre todo el día del encuentro, y que la gente que viene de afuera se sienta cómoda y que disfrute de la jornada. Prácticamente no podemos relajarnos hasta que termina. El balance fue excelente en todo sentido y le agradecemos a la Municipalidad de Oro Verde y a la escuela Agrotécnica Alberdi por su acompañamiento”.