Foto:Télam.
Hagar Blau Makaroff
El epicentro de los debates se sintió en torno a las comunidades indígenas por el desalojo y detenciones de mujeres de la comunidad mapuche en Villa Mascardi (Río Negro) el pasado martes, razón que primó en la asamblea final en la elección del Encuentro en 2023 en Bariloche.
Emplazado en pleno territorio puntano, donde conviven los pueblos huarpe, comechingón y ranquel, la apertura de acreditaciones tuvo por primera vez una ceremonia inaugural ancestral, donde líderes originarios encendieron una fogata e hicieron oraciones a la naturaleza pidiendo "protección para el Encuentro" y exigiendo la libertad de las mujeres mapuches detenidas.
Esto ocurrió el viernes, en momentos en que la entonces ministra de Género de la Nación Elizabeth Gómez Alcorta manifestó su renuncia al cargo, que adjudicó al manejo del conflicto con las mujeres mapuches del sur. En sintonía, durante la apertura se transmitieron audios y videos con pedidos de apoyo que llegaron de las mujeres mapuches cuando comenzaba el Encuentro, y las adhesiones fueron unánimes en el reclamo de excarcelación.
En estos días se vivió a flor de piel un reencuentro después de la pandemia ya que el último fue en 2019 en La Plata, en medio de esfuerzos por recomponer el empobrecimiento de miles de mujeres en las tareas del cuidado (en la llamada feminización de la pobreza) y la violencia sentida en pleno encierro.
Se trata además del primer Encuentro bajo la existencia del aborto legal (un reclamo histórico de estos encuentros) que al momento no se cumple debidamente en muchas provincias, y fue evidente además la cantidad de debates en torno al intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, asunto analizado como hecho político sobre el cuerpo femenino como territorio, como violencia de género e intento de desestabilización de la sociedad.
"Nombrarnos plurinacionales y con las disidencias significa romper con las fronteras nacionales que nos impone el colonialismo”, aseveraron previamente desde la comisión organizadora, y en ese sentido fue que Adriana Guzmán Arroyo, miembro del Feminismo Comunitario Antipatriarcal de Bolivia, dijo durante el evento que “el desafío es construir un feminismo no colonialista”.
Bajo acuerdo con la organización del Encuentro, los locales de la ciudad dieron a conocer su adherencia con carteles en su ingreso que rezaban: “Este comercio es amigable con el Encuentro”. Esto fue a los fines de evitar rispideces y enfrentamientos innecesarios de sanluisinos que no vieron con buenos ojos la realización de este en su ciudad. A su pesar, la ciudad recaudó tres mil millones de pesos en solo cuatro días de fin de semana largo, con predominancia de ventas en kioscos y locales gastronómicos producto de los más de cien mil asistentes al evento.
Los talleres de debate y las marchas marcaron el tono
Los talleres se realizaron durante tres horas el sábado y otras seis el domingo, entre el cierre y las conclusiones, todos llevados a cabo en escuelas públicas de la ciudad y en las aulas de la Universidad Nacional de San Luis con una organización aceitada, donde voluntarias asesoraban sobre cada taller y su ubicación, no faltaron dispenser de agua ni baños públicos.
Entre los ejes que rondaban los más de 100 talleres se destacó la educación popular, abuso y acoso sexual, migraciones, trata de personas, crianzas, ecofeminismos y medioambiente, reforma judicial, medios de comunicación en red. Y luego al atardecer se destacaron obras de teatro, presentaciones de libros, proyecciones de documentales y muestras fotográficas, mientras que la plaza Pringles, en el epicentro de San Luis, se volvió el punto de encuentro obligado, entre feriantes y vendedores de alpaca norteña, body painting y artistas callejeras. En una de sus esquinas, vallada y con una garita policial en elevación, se encontraba la Catedral custodiada.
Entre las conclusiones de los talleres se recordó la necesidad de la implementación efectiva del cupo legal travesti trans en todas las provincias, un debido cumplimiento de la ley de ESI así como la aplicación de la Ley del Aborto en cada nosocomio. Además se acordó en el reclamo por el avance efectivo de la Ley de Humedales, se pronunciaron contra el chineo en el norte argentino (abuso sexual a niñas indígenas por parte de hombres criollos), y el reclamo por aparición de Tehuel y el pedido de búsqueda para Guadalupe Lucero Cialone, una niña desaparecida en San Luis en junio del año pasado.
El sábado al atardecer fue la primera marcha, donde llena de banderas de la diversidad sexual y de color, se repudiaron los travesticidios y transfemicidios, y se reclamó en un grito unánime garantías para la población travesti trans, cuya expectativa de vida no deja de ser 35 años producto del travesticidio social (suicidio causado por la falta de inserción en la sociedad), un flagelo del que poco se conoce.
En la marcha del domingo desfilaron las más de 100 mil almas de la diversidad y las mujeres en unas 35 cuadras entre las 18 y las 21 en el parque Centenario, que terminó en una peña pluridisidente, con los vecinos acompañando desde las puertas de sus casas y edificios.
Como las mapuches del sur, la situación de amenazas de dos ranqueles sanluisinas
En el marco de este Encuentro se dio a conocer un conflicto con similares características a lo sucedido con la detención de las mujeres mapuches de Villa Mascardi en Río Negro. En San Luis dos mujeres ranqueles viven amenazas, despidos y aniquilación de sus animales como forma de amedrentamiento por no ceder sus tierras, aseguraron a Mirador fuentes locales que pidieron preservar su identidad.
Se trata de Noemí Escudero y Juana Alcantaro, residentes de la comunidad ranquel Rankülche, que en 2009 fue restituida a su pueblo de forma legal, y según precisaron allegados a la causa, “en 2020 el interventor Sergio Freire pagó a cada familia un dinero para apropiarse de esas tierras y sus animales, con la condición de que trabajaran allí. Ellas dos decidieron no ceder a su presión, y siguieron viviendo allí, y en estos años perdieron trabajos formales, sufren amenazas de muerte y presiones constantes”. En abril pasado acamparon durante dos semanas frente a la Gobernación de Alberto Rodriguez Saa y fueron desalojadas.
El caso llegó a oídos de la entonces secretaria de género de esa provincia, Ayelén Mazzina, quien ahora asumió como ministra de las Mujeres, Género y Diversidad de la Nación en sucesión a Elizabeth Gómez Alcorta, quien también fue anoticiada en su momento, pero “ninguna de las dos funcionarias pudo hacer nada contra el poder feudal de esa zona” indicaron.
Este lunes a poco de asumir como nueva ministra de las Mujeres, Género y Diversidad nacional, Mazzina en el Diario de la República de San Luis aseguró que “son primer objetivo los derechos de las mujeres, también los derechos humanos, las comunidades originarias y las mujeres rurales”.
El epicentro de los debates se sintió en torno a las comunidades indígenas por el desalojo y detenciones de mujeres de la comunidad mapuche en Villa Mascardi (Río Negro) el pasado martes, razón que primó en la asamblea final en la elección del Encuentro en 2023 en Bariloche.
Emplazado en pleno territorio puntano, donde conviven los pueblos huarpe, comechingón y ranquel, la apertura de acreditaciones tuvo por primera vez una ceremonia inaugural ancestral, donde líderes originarios encendieron una fogata e hicieron oraciones a la naturaleza pidiendo "protección para el Encuentro" y exigiendo la libertad de las mujeres mapuches detenidas.
Esto ocurrió el viernes, en momentos en que la entonces ministra de Género de la Nación Elizabeth Gómez Alcorta manifestó su renuncia al cargo, que adjudicó al manejo del conflicto con las mujeres mapuches del sur. En sintonía, durante la apertura se transmitieron audios y videos con pedidos de apoyo que llegaron de las mujeres mapuches cuando comenzaba el Encuentro, y las adhesiones fueron unánimes en el reclamo de excarcelación.
En estos días se vivió a flor de piel un reencuentro después de la pandemia ya que el último fue en 2019 en La Plata, en medio de esfuerzos por recomponer el empobrecimiento de miles de mujeres en las tareas del cuidado (en la llamada feminización de la pobreza) y la violencia sentida en pleno encierro.
Se trata además del primer Encuentro bajo la existencia del aborto legal (un reclamo histórico de estos encuentros) que al momento no se cumple debidamente en muchas provincias, y fue evidente además la cantidad de debates en torno al intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, asunto analizado como hecho político sobre el cuerpo femenino como territorio, como violencia de género e intento de desestabilización de la sociedad.
"Nombrarnos plurinacionales y con las disidencias significa romper con las fronteras nacionales que nos impone el colonialismo”, aseveraron previamente desde la comisión organizadora, y en ese sentido fue que Adriana Guzmán Arroyo, miembro del Feminismo Comunitario Antipatriarcal de Bolivia, dijo durante el evento que “el desafío es construir un feminismo no colonialista”.
Bajo acuerdo con la organización del Encuentro, los locales de la ciudad dieron a conocer su adherencia con carteles en su ingreso que rezaban: “Este comercio es amigable con el Encuentro”. Esto fue a los fines de evitar rispideces y enfrentamientos innecesarios de sanluisinos que no vieron con buenos ojos la realización de este en su ciudad. A su pesar, la ciudad recaudó tres mil millones de pesos en solo cuatro días de fin de semana largo, con predominancia de ventas en kioscos y locales gastronómicos producto de los más de cien mil asistentes al evento.
Los talleres de debate y las marchas marcaron el tono
Los talleres se realizaron durante tres horas el sábado y otras seis el domingo, entre el cierre y las conclusiones, todos llevados a cabo en escuelas públicas de la ciudad y en las aulas de la Universidad Nacional de San Luis con una organización aceitada, donde voluntarias asesoraban sobre cada taller y su ubicación, no faltaron dispenser de agua ni baños públicos.
Entre los ejes que rondaban los más de 100 talleres se destacó la educación popular, abuso y acoso sexual, migraciones, trata de personas, crianzas, ecofeminismos y medioambiente, reforma judicial, medios de comunicación en red. Y luego al atardecer se destacaron obras de teatro, presentaciones de libros, proyecciones de documentales y muestras fotográficas, mientras que la plaza Pringles, en el epicentro de San Luis, se volvió el punto de encuentro obligado, entre feriantes y vendedores de alpaca norteña, body painting y artistas callejeras. En una de sus esquinas, vallada y con una garita policial en elevación, se encontraba la Catedral custodiada.
Entre las conclusiones de los talleres se recordó la necesidad de la implementación efectiva del cupo legal travesti trans en todas las provincias, un debido cumplimiento de la ley de ESI así como la aplicación de la Ley del Aborto en cada nosocomio. Además se acordó en el reclamo por el avance efectivo de la Ley de Humedales, se pronunciaron contra el chineo en el norte argentino (abuso sexual a niñas indígenas por parte de hombres criollos), y el reclamo por aparición de Tehuel y el pedido de búsqueda para Guadalupe Lucero Cialone, una niña desaparecida en San Luis en junio del año pasado.
El sábado al atardecer fue la primera marcha, donde llena de banderas de la diversidad sexual y de color, se repudiaron los travesticidios y transfemicidios, y se reclamó en un grito unánime garantías para la población travesti trans, cuya expectativa de vida no deja de ser 35 años producto del travesticidio social (suicidio causado por la falta de inserción en la sociedad), un flagelo del que poco se conoce.
En la marcha del domingo desfilaron las más de 100 mil almas de la diversidad y las mujeres en unas 35 cuadras entre las 18 y las 21 en el parque Centenario, que terminó en una peña pluridisidente, con los vecinos acompañando desde las puertas de sus casas y edificios.
Como las mapuches del sur, la situación de amenazas de dos ranqueles sanluisinas
En el marco de este Encuentro se dio a conocer un conflicto con similares características a lo sucedido con la detención de las mujeres mapuches de Villa Mascardi en Río Negro. En San Luis dos mujeres ranqueles viven amenazas, despidos y aniquilación de sus animales como forma de amedrentamiento por no ceder sus tierras, aseguraron a Mirador fuentes locales que pidieron preservar su identidad.
Se trata de Noemí Escudero y Juana Alcantaro, residentes de la comunidad ranquel Rankülche, que en 2009 fue restituida a su pueblo de forma legal, y según precisaron allegados a la causa, “en 2020 el interventor Sergio Freire pagó a cada familia un dinero para apropiarse de esas tierras y sus animales, con la condición de que trabajaran allí. Ellas dos decidieron no ceder a su presión, y siguieron viviendo allí, y en estos años perdieron trabajos formales, sufren amenazas de muerte y presiones constantes”. En abril pasado acamparon durante dos semanas frente a la Gobernación de Alberto Rodriguez Saa y fueron desalojadas.
El caso llegó a oídos de la entonces secretaria de género de esa provincia, Ayelén Mazzina, quien ahora asumió como ministra de las Mujeres, Género y Diversidad de la Nación en sucesión a Elizabeth Gómez Alcorta, quien también fue anoticiada en su momento, pero “ninguna de las dos funcionarias pudo hacer nada contra el poder feudal de esa zona” indicaron.
Este lunes a poco de asumir como nueva ministra de las Mujeres, Género y Diversidad nacional, Mazzina en el Diario de la República de San Luis aseguró que “son primer objetivo los derechos de las mujeres, también los derechos humanos, las comunidades originarias y las mujeres rurales”.
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La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.
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