Cine

Mantener viva la casa

La casa de los tíos, documental dirigido por Verónica Rossi, tiene como eje una casa abandonada que revive al calor de un pasado que se funde con el presente, en una amalgama de dolor y emoción.
02-12-2022 | 9:37 |

Foto:Gentileza.
Las casas son mucho más que construcciones arquitectónicas, son organismos vivos. Organismos, que aun vacíos, viven en los recuerdos que alojaron, en esa trama silenciosa de ilusiones que se teje bajo un mismo techo. Mantener viva la casa es habitar la memoria. La casa de los tíos, documental dirigido por Verónica Rossi, tiene como eje una casa abandonada que revive al calor de un pasado que se funde con el presente, en una amalgama de dolor y emoción.

La Casa de los Tíos tuvo apoyo del Plan Fomento del Ministerio de Cultura de Santa Fe, el Fondo Nacional de las Artes, y el Incaa; cuenta con guion, dirección y montaje, a cargo de Verónica Rossi, quien es Licenciada en Periodismo de la UNR y tiene una amplia experiencia como montajista, participó en el montaje de diferentes producciones tanto en España como en Argentina.

Proyectado el viernes 4 de noviembre en el cine El Cairo de Rosario, el documental acompaña a Mariano y su familia, quien viaja desde Rosario a Río Ceballos para vaciar la casa de sus tíos. La última en morir fue su tía Hilda, hace unos ocho años, y desde entonces la propiedad quedó cerrada.

La trama familiar que guarda la casa se articula con la dolorosa historia argentina: sus primos, Pepe y Migue, ambos militantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), fueron asesinados a comienzo de los años 70. Migue fue uno de los muertos en la Masacre de Trelew, el artero asesinato de militantes pertenecientes a organizaciones revolucionarias, que fueron ametrallados por marinos, en condición de presos políticos, luego de una fuga parcialmente exitosa del penal de Rawson.

El documental obtiene una mirada intimista a través de la cámara en mano que sigue a los protagonistas en el descubrimiento de la casa y sus objetos. La incorporación de material fílmico súper 8, formato introducido al mercado por Kodak en 1965, enriquece la narración al imponer una atmósfera nostálgica que dialoga constantemente con el presente.

Se destaca la utilización de sonidos extradiegéticos (son añadidos de manera artificial al desarrollo narrativo). Así sobre el silencio de las cintas súper 8 escuchamos la voz en off de Mariano contando la historia de sus primos, creando un contraste interesante entre las imágenes de una felicidad familiar pasada y lo crudo del relato. De igual forma, sobre imágenes represivas de la época se sobreponen sonidos de los chicos de la familia hablando o jugando, generando otro atractivo contrapunto.

A diferencia de gran parte del documental, donde la decisión formal es mantener el sonido ambiente y los sonidos extradiegéticos antes mencionados, sobre el final se utiliza un fragmento de música de guitarras acústicas para enfatizar un emotivo momento de remembranza familiar, lo que resulta un tanto redundante.

Promediando el documental, Mariano lee cartas y poemas de su tío, Miguel Polti, un militante peronista que llegó a ser ministro de salud de Santiago del estero. Estos fragmentos de íntima belleza nos hablan de un pasado que no termina de pasar, heridas abiertas que llegan hasta nuestros días. Recién 40 años después, el 15 de octubre de 2012, el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia condenó a Carlos Amadeo Marandino, Luis Emilio Sosa y Emilio Jorge del Real a prisión perpetua como responsables del homicidio agravado de los presos políticos que en aquella madrugada del 22 de agosto de 1972 se encontraban privados de su libertad en la base aeronaval Almirante Zar. El documental sintetiza en una frase la larga noche que vivió la sociedad argentina antes de la llegada de la democracia: “A la juventud no se la mata”.

La casa de los tíos es quizás un tanto extemporánea (la separa una década de la realización del grueso de las películas que abordaron los crímenes de lesa humanidad perpetrados por la última dictadura militar), pero no por eso es menos imprescindible para mantener viva la memoria. Para mantener viva la casa, nuestra casa.

Equipo técnico

Producción ejecutiva: Ana Taleb
Montaje y guion: Verónica Rossi
Asesor de guion: Alfonso Gastiaburo
Dirección de voz en off: Claudia Schujman
Postproducción de sonido: Santiago Zecca (ASA)
Postproducción de color: Laura Viviani
Dirección de fotografía y cámara (Rosario): Lucas Pérez
Cámara: Cecilia Sarmiento, Claudio Perrin
Dirección de fotografía y cámara (Río Ceballos): Verónica Rossi
Sonido directo: Cristian Bobina, Mauro Chanampa, Tomás Grimaldi
Meritorio: Lucio Minigutti
Música original: Pablo Sorini, Pablo Alfredo Vergara
Músicos: Martín Tessa, Javi Collet, Cristian Brandolin
Diseño gráfico: Estudio Valija
Traducciones: Jason Garner

Verónica Rossi en primera persona
-¿Cómo surgió la idea del documental?

-La idea de hacer el documental nace a nuestro regreso a Rosario después del vaciado de la casa. Mostramos las imágenes que teníamos a otros colegas y empezamos a explorar sobre la posibilidad de concretar el documental, de ver si con lo que teníamos era suficiente para armar una historia. A partir de eso, definimos que Mariano debía narrarla, que era su voz el hilo conductor. Otro elemento que surge fue el silencio y buscamos trabajar el contraste entre los sonidos de la casa (los chicos hablando, los loros y el ambiente del lugar) y el silencio del material en 8 mm. Originalmente, ese material no tiene sonido, así que decidimos en montaje que esa ausencia dijera algo, que nos invite como espectador a querer rellenarlo con nuestros recuerdos sonoros de risas y diversión. Las imágenes son el recuerdo de una época feliz de la familia. También utilizamos audios de WhatsApp, por ejemplo usamos un audio de la hermana de Mariano, Silvina, que le cuenta un recuerdo de la época en que Mariano era bebé.

-Más allá del proyecto audiovisual que llevaste adelante como realizadora, el documental está ligado con los sentimientos y la historia familiar, ¿cómo fue la experiencia de conciliar lo profesional con lo personal?

-La experiencia de conciliar lo familiar y lo profesional fue muy intensa. Por un lado, estaba mi familia, Mariano y los chicos, pero también estaba el resto de la familia amplia y los amigos de los tíos. Lo viví con mucha responsabilidad, me preocupaba mucho el recibimiento que tendría el documental y también, a partir de unas imágenes tan íntimas de nosotros cuatro, quería que la presencia del resto de la familia estuviera presente de alguna manera. El resto de la familia fue muy generosa, apoyaron al documental y nos respaldaron en todo momento. Por otro lado, mientras se armaba el documental, en la etapa de montaje, ocupaba casi toda nuestra cotidianeidad, era un miembro más de la familia.

-Las cintas súper 8 de la familia tienen un rol importante en la película ¿tuvieron que llevar adelante algún trabajo de restauración?

-El material en 8 mm apareció en un VHS que no tenía etiqueta, por poco se salva de desaparecer en la basura. Lo vi en la pila de cosas que se tiraban y sospeche porque no tenía etiqueta. Dije, mejor lo tiramos después de ver qué tiene, hubiera sido una gran tragedia perder esas imágenes porque el material original en 8 mm no estaba en la casa, no sabemos a quién pudo dárselo Hilda o si alguien se lo llevó. En el entorno de la familia no lo tienen, ni saben nada de él. El VHS tenía moho y hubo que llevarlo al CDA (Centro de Conservación y Documentación Audiovisual) de Córdoba. Allí lo limpiaron y lo digitalizaron.

-En el marco del programa Industrias Creativas, ¿Cuál es la financiación y la distribución que va a tener el documental?

-Recibimos en el 2019 el apoyo al desarrollo y en 2020 para la postproducción. El documental se estrenó un Trelew, el 21 de agosto, en el marco de las actividades por los 50 años de la Masacre de Trelew y luego tuvo proyecciones en diferentes ciudades de la provincia de Córdoba. Se proyectó en el Archivo de la memoria de Córdoba, en Río Ceballos, Morteros, San Francisco, Unquillo y Villa María. En Rosario estuvimos en el Museo de la Memoria y en el cine El Cairo y Arteón. También estuvimos invitados en el mes de octubre en el Instituto Patria en CABA, la proyección fue presentada por Tristán Bauer. Además, está circulando por los diferentes Espacios INCAA del país y se proyectará en el Cine Hispano de Rufino. Queremos hacer llegar el documental a todos los lugares que se nos presente, nuestro deseo es compartirlo con la mayor cantidad de personas posibles.

-En el medio de semejante crisis económica, ¿Cómo se ve afectada la producción de contenidos audiovisuales?

-El contexto no es nada fácil, producir una obra audiovisual implica el trabajo de mucha gente, profesionales y se debe contar con recursos económicos suficientes, por eso necesitamos la pronta concreción de una ley de cine provincial, como tienen otras tantas provincias, por ejemplo Córdoba, Jujuy, Entre Ríos, etc. Necesitamos una ley que estimule y sostenga las realizaciones audiovisuales porque significa defender la existencia y el crecimiento de una industria que aporta un valioso capital simbólico a nuestra cultura, a nuestra identidad.



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