“La vida es arte a cada paso si lo aprendemos a ver” asegura Adriana Jaworski.
Foto:Gentileza.
Adriana Jaworski es un comediante rosarina con muchos años de trayectoria en el género, y compartió una entrevista con Mirador Provincial. Jaworski habla sobre su personalidad, la cual se vincula con la militancia por derribar los prejuicios que existe en la sociedad. Es la misma arriba y abajo del escenario, su humor es parte de la vida, la comedia llegó a ella paulatinamente y se convirtió poco a poco en lo que más disfrutaba.
-¿Cómo fue el primer encuentro con los escenarios?
-Comencé con el stand up en el año 2013, diría que un poco de casualidad, en la búsqueda de una forma de decir que hasta ese entonces no había encontrado. Si bien había hecho intentos de expresarme a través de varias incursiones en talleres de teatro, pantomima, clown y por otro lado la escritura literaria, sentía que no encontraba mi voz, mi manera de decir. En ese entonces el stand up en Rosario prácticamente no existía, es más, yo no sabía de que se trataba, y en una charla de Oratoria a la que asistí, nos propusieron presentarnos a través de un discurso en el tono que nos resultara más cómodo. Siendo espontánea utilicé el humor y el docente me devolvió un: eso que estás haciendo es stand up. Esa fue la semillita que germinó y me llevó a habitar los escenarios de la manera en que lo hago hoy.
-¿Cómo fue tu experiencia en el stand up desde tus comienzos hasta ahora? ¿Cómo se fue modificando el tipo de humor que hacés?
-Siento que fui haciendo un recorrido como en todo aprendizaje, buscando qué decir y de que manera. Para mi el humor es una herramienta de expresión que permite decir cosas que de otra manera no se aceptan tan fácilmente, es un atajo para ser escuchadas. Comencé con el simple desafío de hacer reír hasta encontrar caminos que me permitieron y me permiten, además de eso, hablar de temáticas que me interesan y me parece importante tratar. En mi caso, que, entre muchas otras cosas, soy lesbiana y militante, mis monólogos siempre hacen referencia a mi condición y buscar visibilizar y hacer tomar consciencia sobre cuestiones cómo identidad, orientación y elección sexual, estereotipos, etiquetas, violencia en todos sus aspectos, problemáticas de salud, familias diversas, etc. cuestiones que abordadas desde el humor y en muchos casos ironizando sobre ellas, es posible plantearlas y ser escuchada por una población muchas veces prejuiciosa y cerrada o simplemente ignorante de las mismas.
El humor de Adriana Jaworski
-¿Hasta qué punto te exponés y te reservás en el stand up?
-Me expongo mucho, como me expongo en mi vida cotidiana. No quiere decir que todo lo que diga en mis monólogos sea real pero sí cuenta mucho de mí, de mis elecciones, de mis posturas, de mi ideología.
-¿Cómo se lleva el stand up con el humor político?
-Que difícil… ¿es posible que no sea político lo que decimos desde arriba de un escenario, con un micrófono en la mano, desde una situación de poder? Todo lo que digamos es político para mí. Un ejemplo, como les digo a mis alumnos y alumnas. Muchos comediantes hablan de los “pedos en el ascensor” (¿se puede decir pedos o decimos gases? -risas-) y causa gracia porque es una situación por la que a todos y todas en algún momento pasamos, de un lado o de otro.
Puede ser sólo eso o puede servir para plantear un caso más de falta de respeto de los tantos que vivimos a diario; esa situación en la que alguien “se caga en el resto”. Para mí el stand up se puede llevar tan bien o tan mal con el humor político como cualquier tipo de espectáculo, todo depende de la forma en que quiera plantearlo el comediante. Yo particularmente elijo no confrontar al público pero sí dejarle el cuestionamiento en la cabeza.
Otro ejemplo: Uno de mis tips en los shows es que actúo con un vaso de cerveza porque es parte de un juego que se arma con la gente y les digo que estoy tratando de no emborracharme en público porque me han dicho que qué feo es ver a una mujer borracha. Claro, porque los hombres borrachos son divinos. Y dejo instalada la pregunta: ¿cuál es la diferencia entre un hombre borracho y una mujer borracha?
-El barrio está lleno de arte. Contanos del barrio donde te criaste.
-Uf, viví en muchos lugares por esas cuestiones familiares; soy nacida en Rosario pero viví algunos años en Santa Elena, Entre Ríos y toda mi adolescencia en Santa Fe, en muchos barrios muy distintos. Desde hace 22 años estoy en un barrio de gente trabajadora del oeste de Rosario, dónde logré tener mi casa propia gracias a un proyecto de urbanización por autoconstrucción en el que participé y al que le estaré siempre agradecida. La vida es arte a cada paso si lo aprendemos a ver; la gente es arte, cada charla, cada árbol, cada calle, de todo podemos sacar algo para crear si somos perceptivos.
Los límites del humor
-Siempre se debate sobre los límites del humor, ¿Vale todo en el humor?
-Para mí no, el límite es el respeto, en todos los sentidos. La característica fundamental del stand up es la autorreferencial, hablar desde una, contar desde tu mirada, desde tu lugar, tu experiencia. Es una herramienta de doble filo que puede servir para mostrar, para cuestionar o para burlarse y hay que ser muy cuidadosa al respecto.
-¿De qué manera influye el tipo de público en tu preparación y en la selección de un tipo de material u otro?
-En general mi material es apto para cualquier tipo de público, lo que genera empatía con la gente es que hablemos de cosas que le suceden en la vida, con las que se pueden identificar, pero voy sumando o cambiando bloques de acuerdo a cuál sea la convocatoria. Trabajo desde hace varios años con lo que fue la Subsecretaría de diversidad sexual de la Provincia de Santa Fe, actualmente Dirección de diversidad y disidencias, para las cuales hice giras por la provincia, o en casos en que me convocan, como la semana pasada que estuve en Unquillo, Córdoba, en el Festival Orgullo, en dónde lo importante es tratar temáticas afines y dónde el público se presta más a “hablar de la torta” y a jugar con esa parte de mi personalidad.
-¿Cómo ves el stand up en Argentina?
-Siento que hubo un boom hace unos años, que levantabas una baldosa y encontrabas un standapero en distinto grado con formación y que la pandemia complicó e hizo desaparecer a muchos y reconvertir a otros en estas nuevas formas virtuales a las que tuvimos que adaptarnos. Sabemos que los artistas fuimos los más castigados, los que primero dejamos de trabajar y los últimos en poder volver a hacerlo. Por suerte arrancamos con mucha fuerza y se está viendo como crece, hay muchos shows de calidad en los que se mezcla el stand up con recursos provenientes de otras disciplinas y resulta en un producto quizás más interesante por lo variado. Creo que de eso se trata el arte, de seguir creando nuevas formas de comunicar.
-¿Qué proyecto hay circulando de los que deberíamos enterarnos?
-Si te referís a lo personal, más allá de mis actuaciones individuales, y los talleres de stand up con los que continúo trabajando, le estamos poniendo mucha pila a Bendito Stand Up, un grupo que creamos hace varios meses con otros tres comediantes de la ciudad con los que nos veníamos cruzando por los escenarios, Paula Solari, Nadia La Jua Jua Juárez y Juan Pablo Leiva. Con planes de salir a recorrer otras ciudades una vez pasada la temporada de verano porque durante el verano ya teníamos algunos proyectos individuales, pero armando y gestionando eso para que salga con toda la fuerza.
-¿Un tuit gracioso es comedia?
-No soy estricta con los conceptos, no me gusta tratar de etiquetar y definir mucho todo, como cuando surge la pregunta: cuál es la diferencia entre el monólogo y el stand up? Pensemos qué buscan lograr, y trabajemos para que sea efectivo. En ese sentido, un tuit gracioso para mi es comedia, o la punta para construir un crear un material que lo sea.
-¿Qué tipo de humor incomoda a la gente?
-Si tuviera que tomar a “la gente” como un todo, como una generalidad, diría que se incomoda con el humor negro, con lo escatológico o cuando refiere a cuestiones que de alguna forma desnudan su intimidad, pero particularmente creo que “las personas” individualmente, se incomodan cuando se encuentran frente a posicionamientos muy rígidos que chocan contra su propia ideología, y en mayor medida, en los casos en que se sienten discriminados en algún aspecto.
Bullying
"Lo que sucede en el humor es lo que sucede en la sociedad y, si bien se viene haciendo un gran avance, seguimos encontrando chistes haciendo foco en personas que no cumplen con los estereotipos impuestos, que no tienen un cuerpo hegemónico, que se visten o hablan distinto. También pienso que estamos sensibles y alertas a saltar ante algunas temáticas sin comprender que es parte del formato del stand up hablar desde nosotros mismos en la postura de la víctima, del perdedor, reírnos de nuestro aspecto físico, de nuestros incompetencias, y muchas veces quienes se identifican con la misma problemática no comprenden que estamos ironizando y se sienten tocados".
-¿Qué sucede cuando existe un lado violento de la risa?
-La risa no siempre surge porque nos estamos divirtiendo, en muchos casos es una válvula de escape frente a una situación de incomodidad, de nervios, una respuesta cuando nos sentimos agredido. Existe un tipo de humor agresivo que busca, y por lo general consigue, generar risas a partir de la desvalorización o el desprecio. No estoy de acuerdo con el uso de estos recursos porque mi forma de manejarme en la vida parte del respeto hacia los otros y eso es lo que reflejo en el escenario.
-¿Aún falta deconstruir la risa y la mente de la sociedad?
-Falta muchísimo pero se viene avanzando mucho también. Ya no nos reímos de lo mismo que causaba gracia hace veinte años, o deberíamos no hacerlo. El humor machista de los '90 ya no va. El empoderamiento de la mujer y el hecho de que haya más mujeres haciendo comedia ha logrado que ya no se la ubique en el lugar de la víctima sino de la protagonista; las luchas sociales, las luchas en la defensa de derechos, las campañas en busca de erradicar la violencia de género nos señalan que vamos avanzando y nos muestran un camino por el cual ir generando nuevos chistes. Aun así falta mucho por cambiar en lo profundo; que las cosas no se digan porque no es políticamente correcto, no significa que no se las piense, y ese es el cambio de fondo que hace falta.
-¿Cómo fue el primer encuentro con los escenarios?
-Comencé con el stand up en el año 2013, diría que un poco de casualidad, en la búsqueda de una forma de decir que hasta ese entonces no había encontrado. Si bien había hecho intentos de expresarme a través de varias incursiones en talleres de teatro, pantomima, clown y por otro lado la escritura literaria, sentía que no encontraba mi voz, mi manera de decir. En ese entonces el stand up en Rosario prácticamente no existía, es más, yo no sabía de que se trataba, y en una charla de Oratoria a la que asistí, nos propusieron presentarnos a través de un discurso en el tono que nos resultara más cómodo. Siendo espontánea utilicé el humor y el docente me devolvió un: eso que estás haciendo es stand up. Esa fue la semillita que germinó y me llevó a habitar los escenarios de la manera en que lo hago hoy.
-¿Cómo fue tu experiencia en el stand up desde tus comienzos hasta ahora? ¿Cómo se fue modificando el tipo de humor que hacés?
-Siento que fui haciendo un recorrido como en todo aprendizaje, buscando qué decir y de que manera. Para mi el humor es una herramienta de expresión que permite decir cosas que de otra manera no se aceptan tan fácilmente, es un atajo para ser escuchadas. Comencé con el simple desafío de hacer reír hasta encontrar caminos que me permitieron y me permiten, además de eso, hablar de temáticas que me interesan y me parece importante tratar. En mi caso, que, entre muchas otras cosas, soy lesbiana y militante, mis monólogos siempre hacen referencia a mi condición y buscar visibilizar y hacer tomar consciencia sobre cuestiones cómo identidad, orientación y elección sexual, estereotipos, etiquetas, violencia en todos sus aspectos, problemáticas de salud, familias diversas, etc. cuestiones que abordadas desde el humor y en muchos casos ironizando sobre ellas, es posible plantearlas y ser escuchada por una población muchas veces prejuiciosa y cerrada o simplemente ignorante de las mismas.
El humor de Adriana Jaworski
-¿Hasta qué punto te exponés y te reservás en el stand up?
-Me expongo mucho, como me expongo en mi vida cotidiana. No quiere decir que todo lo que diga en mis monólogos sea real pero sí cuenta mucho de mí, de mis elecciones, de mis posturas, de mi ideología.
-¿Cómo se lleva el stand up con el humor político?
-Que difícil… ¿es posible que no sea político lo que decimos desde arriba de un escenario, con un micrófono en la mano, desde una situación de poder? Todo lo que digamos es político para mí. Un ejemplo, como les digo a mis alumnos y alumnas. Muchos comediantes hablan de los “pedos en el ascensor” (¿se puede decir pedos o decimos gases? -risas-) y causa gracia porque es una situación por la que a todos y todas en algún momento pasamos, de un lado o de otro.
Puede ser sólo eso o puede servir para plantear un caso más de falta de respeto de los tantos que vivimos a diario; esa situación en la que alguien “se caga en el resto”. Para mí el stand up se puede llevar tan bien o tan mal con el humor político como cualquier tipo de espectáculo, todo depende de la forma en que quiera plantearlo el comediante. Yo particularmente elijo no confrontar al público pero sí dejarle el cuestionamiento en la cabeza.
Otro ejemplo: Uno de mis tips en los shows es que actúo con un vaso de cerveza porque es parte de un juego que se arma con la gente y les digo que estoy tratando de no emborracharme en público porque me han dicho que qué feo es ver a una mujer borracha. Claro, porque los hombres borrachos son divinos. Y dejo instalada la pregunta: ¿cuál es la diferencia entre un hombre borracho y una mujer borracha?
-El barrio está lleno de arte. Contanos del barrio donde te criaste.
-Uf, viví en muchos lugares por esas cuestiones familiares; soy nacida en Rosario pero viví algunos años en Santa Elena, Entre Ríos y toda mi adolescencia en Santa Fe, en muchos barrios muy distintos. Desde hace 22 años estoy en un barrio de gente trabajadora del oeste de Rosario, dónde logré tener mi casa propia gracias a un proyecto de urbanización por autoconstrucción en el que participé y al que le estaré siempre agradecida. La vida es arte a cada paso si lo aprendemos a ver; la gente es arte, cada charla, cada árbol, cada calle, de todo podemos sacar algo para crear si somos perceptivos.
Los límites del humor
-Siempre se debate sobre los límites del humor, ¿Vale todo en el humor?
-Para mí no, el límite es el respeto, en todos los sentidos. La característica fundamental del stand up es la autorreferencial, hablar desde una, contar desde tu mirada, desde tu lugar, tu experiencia. Es una herramienta de doble filo que puede servir para mostrar, para cuestionar o para burlarse y hay que ser muy cuidadosa al respecto.
-¿De qué manera influye el tipo de público en tu preparación y en la selección de un tipo de material u otro?
-En general mi material es apto para cualquier tipo de público, lo que genera empatía con la gente es que hablemos de cosas que le suceden en la vida, con las que se pueden identificar, pero voy sumando o cambiando bloques de acuerdo a cuál sea la convocatoria. Trabajo desde hace varios años con lo que fue la Subsecretaría de diversidad sexual de la Provincia de Santa Fe, actualmente Dirección de diversidad y disidencias, para las cuales hice giras por la provincia, o en casos en que me convocan, como la semana pasada que estuve en Unquillo, Córdoba, en el Festival Orgullo, en dónde lo importante es tratar temáticas afines y dónde el público se presta más a “hablar de la torta” y a jugar con esa parte de mi personalidad.
-¿Cómo ves el stand up en Argentina?
-Siento que hubo un boom hace unos años, que levantabas una baldosa y encontrabas un standapero en distinto grado con formación y que la pandemia complicó e hizo desaparecer a muchos y reconvertir a otros en estas nuevas formas virtuales a las que tuvimos que adaptarnos. Sabemos que los artistas fuimos los más castigados, los que primero dejamos de trabajar y los últimos en poder volver a hacerlo. Por suerte arrancamos con mucha fuerza y se está viendo como crece, hay muchos shows de calidad en los que se mezcla el stand up con recursos provenientes de otras disciplinas y resulta en un producto quizás más interesante por lo variado. Creo que de eso se trata el arte, de seguir creando nuevas formas de comunicar.
-¿Qué proyecto hay circulando de los que deberíamos enterarnos?
-Si te referís a lo personal, más allá de mis actuaciones individuales, y los talleres de stand up con los que continúo trabajando, le estamos poniendo mucha pila a Bendito Stand Up, un grupo que creamos hace varios meses con otros tres comediantes de la ciudad con los que nos veníamos cruzando por los escenarios, Paula Solari, Nadia La Jua Jua Juárez y Juan Pablo Leiva. Con planes de salir a recorrer otras ciudades una vez pasada la temporada de verano porque durante el verano ya teníamos algunos proyectos individuales, pero armando y gestionando eso para que salga con toda la fuerza.
-¿Un tuit gracioso es comedia?
-No soy estricta con los conceptos, no me gusta tratar de etiquetar y definir mucho todo, como cuando surge la pregunta: cuál es la diferencia entre el monólogo y el stand up? Pensemos qué buscan lograr, y trabajemos para que sea efectivo. En ese sentido, un tuit gracioso para mi es comedia, o la punta para construir un crear un material que lo sea.
-¿Qué tipo de humor incomoda a la gente?
-Si tuviera que tomar a “la gente” como un todo, como una generalidad, diría que se incomoda con el humor negro, con lo escatológico o cuando refiere a cuestiones que de alguna forma desnudan su intimidad, pero particularmente creo que “las personas” individualmente, se incomodan cuando se encuentran frente a posicionamientos muy rígidos que chocan contra su propia ideología, y en mayor medida, en los casos en que se sienten discriminados en algún aspecto.
Bullying
"Lo que sucede en el humor es lo que sucede en la sociedad y, si bien se viene haciendo un gran avance, seguimos encontrando chistes haciendo foco en personas que no cumplen con los estereotipos impuestos, que no tienen un cuerpo hegemónico, que se visten o hablan distinto. También pienso que estamos sensibles y alertas a saltar ante algunas temáticas sin comprender que es parte del formato del stand up hablar desde nosotros mismos en la postura de la víctima, del perdedor, reírnos de nuestro aspecto físico, de nuestros incompetencias, y muchas veces quienes se identifican con la misma problemática no comprenden que estamos ironizando y se sienten tocados".
-¿Qué sucede cuando existe un lado violento de la risa?
-La risa no siempre surge porque nos estamos divirtiendo, en muchos casos es una válvula de escape frente a una situación de incomodidad, de nervios, una respuesta cuando nos sentimos agredido. Existe un tipo de humor agresivo que busca, y por lo general consigue, generar risas a partir de la desvalorización o el desprecio. No estoy de acuerdo con el uso de estos recursos porque mi forma de manejarme en la vida parte del respeto hacia los otros y eso es lo que reflejo en el escenario.
-¿Aún falta deconstruir la risa y la mente de la sociedad?
-Falta muchísimo pero se viene avanzando mucho también. Ya no nos reímos de lo mismo que causaba gracia hace veinte años, o deberíamos no hacerlo. El humor machista de los '90 ya no va. El empoderamiento de la mujer y el hecho de que haya más mujeres haciendo comedia ha logrado que ya no se la ubique en el lugar de la víctima sino de la protagonista; las luchas sociales, las luchas en la defensa de derechos, las campañas en busca de erradicar la violencia de género nos señalan que vamos avanzando y nos muestran un camino por el cual ir generando nuevos chistes. Aun así falta mucho por cambiar en lo profundo; que las cosas no se digan porque no es políticamente correcto, no significa que no se las piense, y ese es el cambio de fondo que hace falta.
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La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.
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