Con respecto al tema social, Migno dijo que San Javier, tiene crecientes requerimientos: “Siempre lo estamos manifestando, San Javier es una ciudad que tiene una configuración social compleja y muy demandante. Para ellos estamos haciendo esfuerzos con respecto al empleo y capacitación, para que tengan una salida muy fácil”.

En relación a la obra pública, se están llevando a cabo trabajos de iluminación, con vecinos y el gobierno provincial a través del plan Incluir. “Tenemos esperanza de, antes de fin de año, arrancar con algo de pavimentación. Estamos tramitando fondo para el barrio San Antonio, un plan de vivienda qué depende de la nación, también un tramo de pavimentación de Hipólito Irigoyen. Vamos mejorando el equipamiento, para riego y una retroexcavadora que se utilizará en la obra local de cloacas”, precisó.

La propietaria de Cabañas Los Arenales, Ayelén Muchiutti, dialogó sobre la oferta turística actual en la ciudad. “Estamos teniendo una fuerte y reactivación del turismo en San Javier, ya que es un destino que permite encontrar lugares todavía con humedales, con bosques, con ríos en muy buen estado de conservación, además hay complejos de cabañas con servicios de guías de pesca, intérpretes de naturaleza, que permiten al visitante acercarse de otra manera a todos estos ambientes”.


“Además, la ciudad de San Javier provee actividades para los niños, observación de aves, recorridos por la reserva natural, tenemos actividades para la familia como la visita al museo, un sendero de avistaje, y ahora que ingresó un poco de agua en el río, la pesca”, indicó la emprendedora local.

Un poco de historia

Una de las personalidades de la ciudad, el Dr. Víctor Attademo, médico jubilado y fundador del Rotary San Javier, relató una valiosa historia de vida en San Javier, habiendo ejercido la medicina durante más de cinco décadas y participando activamente de la comunidad local.

“Ejercí durante 50 años. Ya el centro Materno Infantil se había levantado, había otros médicos, el Dr. Bielsa y el Dr. Beligoy. Había teléfono pero a las 9 de la noche se desconectaba, entonces dejaban solo el del hospital y podía responder el Dr. Beligoy, que era el director. Estamos hablando de hace 60 años más o menos. Y el otro teléfono estaba conectado en la Policía, que lo atendía el Dr. Bielsa, porque era médico policial. Yo vivía a tres cuadras del hospital y, si ocurría un problema a la noche, una enfermera venía corriendo a avisarme y la otra se quedaba en el hospital”, recordó.

“Hasta hoy me encuentro con gente que me cuenta que su madre lo traía de Alejandra para que yo lo atienda. Y me hice médico por vocación, porque el médico de mi familia fue quien atendió a mi madre cuando yo nací, ayudado por una señora, que ella ayudaba al médico a realizar los partos en aquel entonces. Ese doctor atendió a mi madre un 24 de diciembre a las 12 de la noche”, relató Attademo.



Luego surgió lo del Rotary Club San Javier. “Un día tocaron el timbre de casa y me saluda un sanjavierino. Junto a él fuimos recorriendo algunas casas de la ciudad para seleccionar posibles rotarios. Luego convencimos a algunas personas para formar la agrupación. Hicimos la carta constitutiva y se hizo un almuerzo formal”.

“Yo fui el tercer presidente del Rotary, era joven y entusiasta, y significaba un orgullo para mí presidir un club que reunía a las personalidades de San Javier. Luego le entregué la carta constitutiva a mi padre, que fue el siguiente presidente de la institución”, contó.


“El Rotary tuvo la virtud de unir, por ejemplo, a los comerciantes locales, los hizo amigos, y eso fue beneficioso para la ciudad”.

Y un día llegó el momento de decir adiós. “El día que anuncié mi retiro de la medicina, porque hacía 50 años que ejercía y me estaba costando salir de noche, y después de haberme borrado del Colegio de Médicos y haber clausurado mi matrícula, se llenó de gente la calle esperándome para saludarme. Me quería morir de la sorpresa, habían cortado el tránsito. Fue un homenaje en vida muy emotivo”.