Personal policial llegó hasta la vivienda de un vecino rural para rescatar el aguará guazú.
Foto:Gentileza
En este caso en esta localidad santafesina del departamento San Jerónimo, ubicada 10 km hacia el oeste de Coronda, personal policial recibió la denuncia de que un vecino tenía un ejemplar en un galpón de su propiedad. Este martes fue liberado a orillas del arroyo Colastiné.
Es una situación que por distintos motivos comenzó a ser más habitual que antes, como es la aparición de especies de animales silvestres o salvajes en lugares poblados. Y volvió a ocurrir.
Fue en Larrechea, en el departamento San Jerónimo, ya que en un primer momento el lunes personal de la Comisaría 18ª recibió una comunicación de un vecino de zona rural denunciando que en un galpón de su propiedad se había escondido un ejemplar adulto de aguará guazú, el cual había estado merodeando por el lugar. El lugar de ubicación del campo es a 1.000 metros hacia el oeste del cementerio.
A partir de allí, representantes de esa dependencia policial constataron que el animal, aparentemente en buen estado, estaba escondido en ese lugar por lo que aseguraron su estadía allí.
Esto generó una comunicación con la comuna, personal de la Policía Ecológica de Santa Fe, y el Centro Ecológico del Paraná de Coronda, para llegar hasta el animal y rescatarlo para luego analizar qué hacer con este animalito.
Precisamente, este martes por la mañana llegaron estas fuerzas especiales de protección de fauna para revisar al aguará guazú y luego intentar devolverlo a su hábitat.
Personal de la Comisaría 18 se hizo presente en el lugar con agentes de la Policía Ecológica a cargo de la oficial Mariana Morindo, y la médica veterinaria Melisa Giraudo, quienes luego de la evaluación del animal silvestre, lo sacaron del galpón donde estaba en el Establecimiento El Recuerdo, y fue liberado en zona rural, más precisamente hacia el sureste de la localidad en jurisdicción del Arroyo Colastiné.
Esto fue dispuesto por el Dr. Antonio Sciabarrasi, del Centro de Rescate e Interpretación de la Fauna La Esmeralda, dependiente del Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de la Provincia de Santa Fe.
Particular y preocupante
Si bien se evaluó que correspondía la liberación, trascendió un dato que preocupa: el aguará guazú no tendría la dieta habitual que consiste en carne de pequeños mamíferos, principalmente, o frutos de árboles, sino que estaría acostumbrado a ingerir alimento balanceado.
Así fue descrito por la persona que lo encontró, que le dio de comer y agua, pero dijo que el zorrito no quiso ingerir carne, y sólo optó por alimento balanceado de perros.
Al respecto, el presidente del Centro Ecológico del Paraná y guardafaunas honorario, Roberto Schiozzi, mencionó que “pensar que cualquier animal puede ser domesticado es dar problemas queriendo brindar una solución, si el animal come ahora balanceado es porque alguien lo acostumbró. Fíjense que se acerca a la gente sin problemas, de hecho fue a una casa y se refugió ahí”, reflexionó el funcionario, quien luego agregó que “además parecía triste, como si extrañara a alguien, lo que puede implicar que ha estado adoptando las costumbres de un perro, por ejemplo. Esperemos que esté bien y que esta domesticación no sea su condena a muerte”.
Valga recordar que los aguará guazú son especies en peligro de extinción, totalmente inofensivas para las personas y el ganado vacuno.
Un animal valorado
El aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), en guaraní significa “zorro grande”. Es, como su nombre lo indica, el más grande de los zorros sudamericanos. También conocido como lobo de crin o potrillo, es omnívoro y representa, para algunas culturas nativas, como los tobas y mocovíes, a un animal sagrado envuelto de espiritualidad.
Con presencia en las provincias de Corrientes, Formosa, Chaco, norte de Santa Fe y Córdoba, este de Santiago del Estero y sur de Misiones, el aguará guazú está catalogado a nivel nacional como especie amenazada y está incluido en diferentes programas y políticas de conservación de la fauna silvestre.
Tiene un pelaje más bien largo, de color rojo, y en la nuca y la cruz tiene una especie de crin oscura. Es omnívoro y caza de manera oportunista ratas, armadillos, cuises, aves, otros pequeños vertebrados e insectos, complementando su dieta con frutos silvestres. La hembra atrae al macho mediante vocalizaciones. La gestación se extiende de 62 a 66 días, con camadas compuestas por 1 a 5 crías (mayormente 2).
Para los criollos, el aguará guazú encarna la leyenda del lobisón. Sin embargo, en la mitología toba es un ser protector y padre de todos los perros.
Es una situación que por distintos motivos comenzó a ser más habitual que antes, como es la aparición de especies de animales silvestres o salvajes en lugares poblados. Y volvió a ocurrir.
Fue en Larrechea, en el departamento San Jerónimo, ya que en un primer momento el lunes personal de la Comisaría 18ª recibió una comunicación de un vecino de zona rural denunciando que en un galpón de su propiedad se había escondido un ejemplar adulto de aguará guazú, el cual había estado merodeando por el lugar. El lugar de ubicación del campo es a 1.000 metros hacia el oeste del cementerio.
A partir de allí, representantes de esa dependencia policial constataron que el animal, aparentemente en buen estado, estaba escondido en ese lugar por lo que aseguraron su estadía allí.
Esto generó una comunicación con la comuna, personal de la Policía Ecológica de Santa Fe, y el Centro Ecológico del Paraná de Coronda, para llegar hasta el animal y rescatarlo para luego analizar qué hacer con este animalito.
Precisamente, este martes por la mañana llegaron estas fuerzas especiales de protección de fauna para revisar al aguará guazú y luego intentar devolverlo a su hábitat.
Personal de la Comisaría 18 se hizo presente en el lugar con agentes de la Policía Ecológica a cargo de la oficial Mariana Morindo, y la médica veterinaria Melisa Giraudo, quienes luego de la evaluación del animal silvestre, lo sacaron del galpón donde estaba en el Establecimiento El Recuerdo, y fue liberado en zona rural, más precisamente hacia el sureste de la localidad en jurisdicción del Arroyo Colastiné.
Esto fue dispuesto por el Dr. Antonio Sciabarrasi, del Centro de Rescate e Interpretación de la Fauna La Esmeralda, dependiente del Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de la Provincia de Santa Fe.
Particular y preocupante
Si bien se evaluó que correspondía la liberación, trascendió un dato que preocupa: el aguará guazú no tendría la dieta habitual que consiste en carne de pequeños mamíferos, principalmente, o frutos de árboles, sino que estaría acostumbrado a ingerir alimento balanceado.
Así fue descrito por la persona que lo encontró, que le dio de comer y agua, pero dijo que el zorrito no quiso ingerir carne, y sólo optó por alimento balanceado de perros.
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Al respecto, el presidente del Centro Ecológico del Paraná y guardafaunas honorario, Roberto Schiozzi, mencionó que “pensar que cualquier animal puede ser domesticado es dar problemas queriendo brindar una solución, si el animal come ahora balanceado es porque alguien lo acostumbró. Fíjense que se acerca a la gente sin problemas, de hecho fue a una casa y se refugió ahí”, reflexionó el funcionario, quien luego agregó que “además parecía triste, como si extrañara a alguien, lo que puede implicar que ha estado adoptando las costumbres de un perro, por ejemplo. Esperemos que esté bien y que esta domesticación no sea su condena a muerte”.
Valga recordar que los aguará guazú son especies en peligro de extinción, totalmente inofensivas para las personas y el ganado vacuno.
Un animal valorado
El aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), en guaraní significa “zorro grande”. Es, como su nombre lo indica, el más grande de los zorros sudamericanos. También conocido como lobo de crin o potrillo, es omnívoro y representa, para algunas culturas nativas, como los tobas y mocovíes, a un animal sagrado envuelto de espiritualidad.
Con presencia en las provincias de Corrientes, Formosa, Chaco, norte de Santa Fe y Córdoba, este de Santiago del Estero y sur de Misiones, el aguará guazú está catalogado a nivel nacional como especie amenazada y está incluido en diferentes programas y políticas de conservación de la fauna silvestre.
Tiene un pelaje más bien largo, de color rojo, y en la nuca y la cruz tiene una especie de crin oscura. Es omnívoro y caza de manera oportunista ratas, armadillos, cuises, aves, otros pequeños vertebrados e insectos, complementando su dieta con frutos silvestres. La hembra atrae al macho mediante vocalizaciones. La gestación se extiende de 62 a 66 días, con camadas compuestas por 1 a 5 crías (mayormente 2).
Para los criollos, el aguará guazú encarna la leyenda del lobisón. Sin embargo, en la mitología toba es un ser protector y padre de todos los perros.
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