El Concejo Deliberante prohibió la actividad de cuidacoches en Concordia.
Durante la última sesión ordinaria del año, los concejales concordienses aprobaron una nueva ordenanza que regula la actividad de cuidacoches, artistas callejeros y prestadores informales de servicios de limpieza a vehículos en la vía pública, comúnmente denominados “trapitos”.
Puntualmente, el Concejo Deliberante determinó la prohibición de actividades de esta índole en la ciudad teniendo en cuenta un proyecto de ordenanza presentado por la concejala Carola Laner.
Específicamente, la ordenanza aprobada por el Concejo Deliberante establece en su artículo 1° que no se permitirá “la actividad en la vía pública de servicios de estacionamiento y/o cuidado de vehículos y/o cuidacoches, servicios de limpieza o lavado de vidrios y/o de vehículos denominados trapitos, y toda otra actividad de similares características”.
En tanto que el artículo 2° del texto avalado por los ediles determina: “No se permitirá, en el ámbito de la ciudad de Concordia el desarrollo de toda actividad de malabarismo o circense que se realice con elementos que puedan generar un perjuicio y/o peligro para los propios artistas y/o transeúntes. Entiéndase por elementos de peligro: fuego, armas, armas blancas, palos de gran magnitud y todo aquel que utilizado sin los medios de seguridad pertinente puedan generar un daño”.
La iniciativa fue celebrada por quienes tienen locales comerciales en la zona céntrica, que habían presentado quejas especialmente por los “trapitos”, pero también hubo polémica con los artistas callejeros y algunos dirigentes políticos.
La concejala Carola Laner (Juntos por el Cambio) es quien presentó la idea. En principio, nació como respuesta a los reclamos, pero luego hicieron un abordaje y trabajaron en los detalles finos para concretar la norma. En diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS dio precisiones acerca de lo que significa la nueva ordenanza.
–¿Cómo surgió el proyecto?
–Es una iniciativa que parte de una decisión legislativa, acompañada de una fuerte decisión política del Ejecutivo, que responde al reclamo de diferentes sectores: turístico, comercios, ciudadanos e instituciones, que venían expresando la preocupación sobre la proliferación de los llamados trapitos en las calles de nuestra ciudad. Esa preocupación constantemente era trasmitida a quienes tenemos diferentes responsabilidades institucionales.
Lo que notamos es que estas prácticas se han trasformado en algo regular en distintas zonas de nuestra ciudad, y aumentó la cantidad de espacios públicos abarcados por quienes ejercen la actividad y buscan obtener algún dinero a cambio de un servicio que en la práctica no llevan a cabo. En la actualidad se ha vuelto normal que en el micro y en el macrocentro convivan ambos sistemas, cuida coches y el estacionamiento medido, imponiendo muchas veces al ciudadano una doble obligación económica y ejerciendo violencia en algunos casos, por eso pensé en buscar el modo de erradicar este tipo de actividades.
–¿Fue difícil poder aprobarlo?
–Sí, fue difícil llegar a la aprobación en el recinto y con un proyecto unificado, entre la oposición y el oficialismo. Este proyecto es una iniciativa de la oposición y el Ejecutivo, junto a las diferentes secretarías y direcciones, hicieron un enorme aporte para mejorar y enriquecer la idea original, hubo que trabajar para llegar a acuerdos. Me quedo con que primó el respeto, el diálogo y una profunda voluntad de consenso para poder lograr un proyecto unificado. Destaco el rol y la apertura que tuvieron ambos bloques en el Concejo Deliberante, que pusieron la voluntad de consenso por sobre las posturas encontradas. Eso hizo que hoy estemos hablando de una norma.
–¿Que harán con quienes ganan dinero siendo trapitos? ¿Les dan algún trabajo? ¿De dónde saldrían los fondos?
–Cuando se pensó en este proyecto, siempre se fue diagramando desde un plan integral que no sólo contemple la prohibición, sino el abordaje social. Cuando hacemos referencia a un proyecto integral, es porque no sólo pensamos en la prohibición y en la parte meramente punitiva, también se contempla una propuesta de contención social alternativa. Por eso la Secretaría de Desarrollo Social, a cargo de Fernando Barboza y su equipo, fue clave en el aporte de este proyecto. Ellos avanzaron en un censo que busca identificar de forma individual a quienes hacen estas actividades para luego atender los diferentes casos de vulnerabilidad y así poder abordar cada situación puntual y poder avanzar en soluciones integrales.
En este tema es necesario hacer un profundo trabajo de inclusión, a través de actividades. Dejarlos en la calle como rehenes de las vulnerabilidades sociales más crueles nunca fue una opción, mirar para otro lado tampoco. Necesitamos un Estado que le brinde oportunidades a aquellas personas que no las han tenido, y que cuenten con el respaldo institucional para acompañarlos a afrontar una mejor vida y una realidad distinta.
Esta no es una normativa que requiera una partida presupuestaria extra. Están involucradas todas las áreas que tienen el rol de dar respuesta, por eso fue clave la participación del secretario Municipal de Gobierno y Hacienda, Álvaro Sierra, en representación directa del Ejecutivo.
La ordenanza fue aprobada por mayoría. El concejal peronista Juan Domingo Gallo fue uno de los que se manifestó en contra. No concuerda con el proyecto, ni con la idea de que existan prohibiciones. “En lo que se refiere a los cuidacoches, yo no desconozco la problemática”, sostuvo.
“Entiendo que la prohibición no es el camino idóneo, al igual que en el caso de los artistas callejeros. No es de peronistas impedir que alguien se gane la vida haciendo malabarismo, cuidando coches o bailando en la calle”, indicó al justificar su decisión.
En tanto, artistas callejeros hicieron una protesta frente a la Municipalidad. Entre otras cosas, quisieron dejar en claro que no cometen delitos al llevar a cabo su actividad. “Es un sector que ha sido corrido de la parte céntrica y ahora parece que quieren limpiar la ciudad”, dijo la artista Rocío Beltramini. Y se quejó porque no los tuvieron en cuenta para armar el proyecto. “Nos trasladaron hacia avenida San Lorenzo primero y ahora quieren tapar todo con esta medida arbitraria e inconsulta”.
Ante esta protesta, la concejala Laner aclaró: “El segundo artículo es claro. La prohibición alcanza únicamente, el desarrollo de toda actividad de malabarismo que se realice con elementos que puedan generar peligro para los propios artistas y/o transeúntes. Entiéndase por elementos de peligro fuego, armas, armas blancas, espadas, palos de gran magnitud y todo aquel que utilizado sin los medios de seguridad pertinente puedan generar un daño. No hay prohibiciones, solamente se limitan esos elementos. Habrán entendido mal”.
Puntualmente, el Concejo Deliberante determinó la prohibición de actividades de esta índole en la ciudad teniendo en cuenta un proyecto de ordenanza presentado por la concejala Carola Laner.
Específicamente, la ordenanza aprobada por el Concejo Deliberante establece en su artículo 1° que no se permitirá “la actividad en la vía pública de servicios de estacionamiento y/o cuidado de vehículos y/o cuidacoches, servicios de limpieza o lavado de vidrios y/o de vehículos denominados trapitos, y toda otra actividad de similares características”.
En tanto que el artículo 2° del texto avalado por los ediles determina: “No se permitirá, en el ámbito de la ciudad de Concordia el desarrollo de toda actividad de malabarismo o circense que se realice con elementos que puedan generar un perjuicio y/o peligro para los propios artistas y/o transeúntes. Entiéndase por elementos de peligro: fuego, armas, armas blancas, palos de gran magnitud y todo aquel que utilizado sin los medios de seguridad pertinente puedan generar un daño”.
La iniciativa fue celebrada por quienes tienen locales comerciales en la zona céntrica, que habían presentado quejas especialmente por los “trapitos”, pero también hubo polémica con los artistas callejeros y algunos dirigentes políticos.
Plan integral
La concejala Carola Laner (Juntos por el Cambio) es quien presentó la idea. En principio, nació como respuesta a los reclamos, pero luego hicieron un abordaje y trabajaron en los detalles finos para concretar la norma. En diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS dio precisiones acerca de lo que significa la nueva ordenanza.
–¿Cómo surgió el proyecto?
–Es una iniciativa que parte de una decisión legislativa, acompañada de una fuerte decisión política del Ejecutivo, que responde al reclamo de diferentes sectores: turístico, comercios, ciudadanos e instituciones, que venían expresando la preocupación sobre la proliferación de los llamados trapitos en las calles de nuestra ciudad. Esa preocupación constantemente era trasmitida a quienes tenemos diferentes responsabilidades institucionales.
Lo que notamos es que estas prácticas se han trasformado en algo regular en distintas zonas de nuestra ciudad, y aumentó la cantidad de espacios públicos abarcados por quienes ejercen la actividad y buscan obtener algún dinero a cambio de un servicio que en la práctica no llevan a cabo. En la actualidad se ha vuelto normal que en el micro y en el macrocentro convivan ambos sistemas, cuida coches y el estacionamiento medido, imponiendo muchas veces al ciudadano una doble obligación económica y ejerciendo violencia en algunos casos, por eso pensé en buscar el modo de erradicar este tipo de actividades.
–¿Fue difícil poder aprobarlo?
–Sí, fue difícil llegar a la aprobación en el recinto y con un proyecto unificado, entre la oposición y el oficialismo. Este proyecto es una iniciativa de la oposición y el Ejecutivo, junto a las diferentes secretarías y direcciones, hicieron un enorme aporte para mejorar y enriquecer la idea original, hubo que trabajar para llegar a acuerdos. Me quedo con que primó el respeto, el diálogo y una profunda voluntad de consenso para poder lograr un proyecto unificado. Destaco el rol y la apertura que tuvieron ambos bloques en el Concejo Deliberante, que pusieron la voluntad de consenso por sobre las posturas encontradas. Eso hizo que hoy estemos hablando de una norma.
–¿Que harán con quienes ganan dinero siendo trapitos? ¿Les dan algún trabajo? ¿De dónde saldrían los fondos?
–Cuando se pensó en este proyecto, siempre se fue diagramando desde un plan integral que no sólo contemple la prohibición, sino el abordaje social. Cuando hacemos referencia a un proyecto integral, es porque no sólo pensamos en la prohibición y en la parte meramente punitiva, también se contempla una propuesta de contención social alternativa. Por eso la Secretaría de Desarrollo Social, a cargo de Fernando Barboza y su equipo, fue clave en el aporte de este proyecto. Ellos avanzaron en un censo que busca identificar de forma individual a quienes hacen estas actividades para luego atender los diferentes casos de vulnerabilidad y así poder abordar cada situación puntual y poder avanzar en soluciones integrales.
En este tema es necesario hacer un profundo trabajo de inclusión, a través de actividades. Dejarlos en la calle como rehenes de las vulnerabilidades sociales más crueles nunca fue una opción, mirar para otro lado tampoco. Necesitamos un Estado que le brinde oportunidades a aquellas personas que no las han tenido, y que cuenten con el respaldo institucional para acompañarlos a afrontar una mejor vida y una realidad distinta.
Esta no es una normativa que requiera una partida presupuestaria extra. Están involucradas todas las áreas que tienen el rol de dar respuesta, por eso fue clave la participación del secretario Municipal de Gobierno y Hacienda, Álvaro Sierra, en representación directa del Ejecutivo.
Las voces en contra
La ordenanza fue aprobada por mayoría. El concejal peronista Juan Domingo Gallo fue uno de los que se manifestó en contra. No concuerda con el proyecto, ni con la idea de que existan prohibiciones. “En lo que se refiere a los cuidacoches, yo no desconozco la problemática”, sostuvo.
“Entiendo que la prohibición no es el camino idóneo, al igual que en el caso de los artistas callejeros. No es de peronistas impedir que alguien se gane la vida haciendo malabarismo, cuidando coches o bailando en la calle”, indicó al justificar su decisión.
En tanto, artistas callejeros hicieron una protesta frente a la Municipalidad. Entre otras cosas, quisieron dejar en claro que no cometen delitos al llevar a cabo su actividad. “Es un sector que ha sido corrido de la parte céntrica y ahora parece que quieren limpiar la ciudad”, dijo la artista Rocío Beltramini. Y se quejó porque no los tuvieron en cuenta para armar el proyecto. “Nos trasladaron hacia avenida San Lorenzo primero y ahora quieren tapar todo con esta medida arbitraria e inconsulta”.
Ante esta protesta, la concejala Laner aclaró: “El segundo artículo es claro. La prohibición alcanza únicamente, el desarrollo de toda actividad de malabarismo que se realice con elementos que puedan generar peligro para los propios artistas y/o transeúntes. Entiéndase por elementos de peligro fuego, armas, armas blancas, espadas, palos de gran magnitud y todo aquel que utilizado sin los medios de seguridad pertinente puedan generar un daño. No hay prohibiciones, solamente se limitan esos elementos. Habrán entendido mal”.
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