El crespense junto a su Dodge Viper.
La pasión de Carlos Hepp por los autos data de chico. Había tanta conexión con los fierros que su papá decidió regalarle un jeep, pero no todo quedó ahí. Esa conexión implicaba algo más. Fue entonces que el joven decidió meterle manos a ese vehículo, sin caer en la cuenta de que esas pequeñas acciones iban a ser determinantes para forjar su futuro como restaurador y diseñador de autos artesanales.
Con tan sólo 15 años, Carlos armó su primer vehículo. Claro está que para poder armarlo como él realmente quería tuvo que desarmarlo. Después de cursar en el colegio, el crespense llegaba a su casa y le dedicaba el tiempo suficiente a este oficio como comenzó como un simple hobbie y que terminó como un trabajo formal. Le llevó dos años terminar aquel jeep, cuyo capó guarda un tesoro muy valioso: la firma de Juan Manuel Fangio. El múltiple campeón había llegado a la Capital Nacional de la Avicultura en el marco del centenario de la ciudad (1988) y no dudó un instante en estampar un autógrafo en aquel vehículo.
El tiempo pasó pero el amor hacia los fierros se mantuvo intacto. Si bien Carlos se dedicó a otros trabajos en el trayecto, desde hace 15 años que se dedica a la restauración y creación de autos artesanales desde cero. “Es lo que siempre quise hacer y se está dando. Lo desarmamos entero, pieza por pieza. Lo reparamos, pintamos y le cambiamos ya sea el motor o alguna parte mecánica. En otros casos, al auto original le modifico lo que a mí me gusta, así sea cambiarle la pintura o algo en la parte estética. En otro tipo de autos, nosotros le fabricamos el chasis, la carrocería. En definitiva, el auto completo”, manifestó en diálogo con Mirador Entre Ríos.
Entrar al taller del entrerriano, ubicado en calle Belgrano 1274 de la ciudad de Crespo, es trasladarse por unos instantes a la película Rápido y Furioso, donde los autos deportivos se robaban todas las miradas. En el bunker de Hepp podemos encontrar varios modelos que dan cuenta del minucioso trabajo y de intensas horas tratando de plasmar lo que figura en los papeles o en la cabeza del creador. Sin lugar a dudas, cada vez que estos coches salen a la calle captan la atención de todos y no pueden faltar las fotos con estas piezas únicas y emblemáticas.
Los vehículos que más se destacan dentro del taller y que han tenido la posibilidad de recorrer varias muestras se encuentran los 2 Dodge Viper. Si bien el chasis y la carrocería son muy similares al original, se realizaron muchas modificaciones aerodinámicas en la parte trasera. Una de las unidades contaba con un impulsor HEMI V8 de última generación y se le instalaron los elementos de suspensión de un BMW M3 E92 incluyendo sus poderosos frenos Brembo. Actualmente, Carlos también se encuentran armando un Cobra y un Mercedes.
“Hago recreaciones, no replicas. Lo que me gusta es la creatividad, no me gusta copiar algo que ya hizo otro. Podes tomar la base pero me gusta darle un estilo propio”, dejó en claro el artesano de los fierros, uno de los pocos que hay en el país.
En detalle
-¿Cómo es el paso a paso?
-En algunos casos matrizamos una carrocería original y en otros, que son gran parte, las tengo que modelar a mano. En base a eso fabrico el chasis, que en algunos casos lo copio o lo asimilo al original. En otros casos lo invento a mi criterio y conocimiento. Lo que yo hago no es réplica sino que es una recreación porque tomo el modelo original, con las formas y estéticas originales, y le cambio algunas cosas siempre que a la vista siga siendo el mismo auto. Pero con algunas modificaciones que hacen la diferencia.
-¿Cuánto tiempo te lleva el armado de un auto?
-Un auto lleva como mínimo un año de armado. Pero a veces pasan dos o tres años, obviamente no trabajando ciento por ciento en ese sino que hay varios proyectos a la vez. Por eso se van dilatando los tiempos. Trato de hacer lo mejor posible. Por ahí me gustan los detalles y eso hace la diferencia. Los pequeños detalles llaman la atención y hacen al estilo.
-Tuviste la posibilidad de participar en diversas muestras y exposiciones.
-En septiembre estuvimos en la Expo Garage Motorshow 2022, que se desarrolló en Palermo. Fueron dos días. Ahí llevé los dos Viper. Después estuve en una nueva edición de “Autoclásica” en San Isidro (Buenos Aires). Dicho evento es el mayor festival de motos y vehículos clásicos de Sudamérica. Fue una experiencia nueva para mí que hacía rato quería ir. Estoy muy contento de haber podido ir porque el nivel de autos y la cantidad de gente que va es impresionante. También estuve presente en la Fiesta Nacional de la Avicultura en Crespo. Para este año, en lo que refiere a muestras, seguramente estaré participando en las mismas exposiciones que se hacen todos los años. Por ahí me invitan de un montón de lugares pero por el tema del tiempo y la movilidad no es tan fácil. Por eso no puedo ir a todas partes.
-¿Qué le decís al cliente cuando viene con un proyecto de restauración?
-Le aclaro el tema de los tiempos de entrada. Esto no es de un día para el otro y que es, como mínimo, de un año para adelante. Salvo el proyecto del Fiat 600, que son más rápidos. Ese proyecto, por ejemplo, me lo pidió un amigo, Nico Lorenzon, que es fanático de esto. Me lo encargó y ya lo estamos terminando. Este auto chiquito llama mucho la atención y es muy simpático. Con el cliente luego intercambiamos ideas sobre el diseño, colores, detalles. En general termino decidiéndolo a gusto mío o convenciéndolo al cliente de hacer como yo quiera (risas). Yo tengo mi estilo, más allá de que a alguno le pueda gustar o no.
-¿Qué otros vehículos tenés acá en el taller?
-Tenemos una Fiat Coupé modificada, un Honda Civic también modificado con muchos fierros, una GTX que está sobre una plataforma de una Gran Cherokee, una SRT8. En esta se usó la plataforma de la Cherokee y se le puso la carrocería de la GTX. Además se usó la plataforma de un Mustang 2020 y se le puso una carrocería de fibra de vidrio del ’70. La idea es usar una estética clásica con la mecánica y el confort de un auto moderno. Esa es la tendencia de los proyectos.
-¿Pueden circular por la vía pública estos vehículos?
-Sí. Algunos vehículos siguen con la misma documentación, solo se les hace el cambio de motor, de carrocería o lo que corresponda. Ese es un trámite que lo hace un gestor, certificado por un ingeniero en el caso que sea necesario. Ahora estamos tramitando la ley nueva de autos artesanales para poder patentarlos (reglamentada en el 2018), especialmente los que se fabrican desde cero. La idea es poder patentarlos. El cliente que va a fabricar un auto obviamente que lo va a querer usar y por eso es necesario patentarlo.
-¿Qué diferencias hay con los autos originales?
-Trato de asemejarlo lo más posible en cuanto a motor, potencia y que sea acorde a la esencia del auto. Se puede usar la mecánica original si el cliente lo pide, obviamente hay que traerlos de afuera a los motores. Pero trato de hacerlo con lo que se consigue acá. Lo que más se asemeja con motores V8 (Viper). El original tiene motor V10. En potencia no difiere tanto. Andan en los 400 caballos y es más que suficiente. Trato de adaptar lo que tengo más al alcance.
-¿Se consiguen los materiales acá?
-No hay mucho, pero se consiguen. Hay cosas especiales que hay que traerlas de afuera porque no hay acá. El tema precio es relativo. Si hay acá, es preferible comprarlo acá porque de un día para el otro lo tengo. Si lo traigo de afuera puede tardar un mes, dos meses o seis meses por una cuestión de aduana.
De estilos llamativos
-¿Qué genera un auto de estos en la calle?
-Ninguno de los autos que hice pasa desapercibido. Son todos llamativos y esa es la idea. La gente, en algunos casos, no entiende o no se da cuenta que estos autos son fabricados desde cero. Creen que es un auto original modificado. También me pongo en el lugar de la gente, que no vio el proceso de lo que yo hago y lo ve desde afuera. Tal vez por eso no se da cuenta o no entiende de dónde salió. Poco a poco fue cambiando la cuestión. Ahora por las redes o las exposiciones me empezaron a conocer más. Tengo clientes en el sur, en Corrientes, Salta y en el interior de Entre Ríos.
-¿Clásicos o deportivos?
-A mí me gustan los deportivos. Los clásicos – especialmente del ’60 al ’80 - me gustan, pero siempre con algún toque personal. En la época de Rápido y Furioso solíamos ver y buscar diseños, de hecho uno de los autos se hizo con lo que tenían los autos de la película. Obviamente que este es real. Es más, este tiene más cosas. Es el Honda Civic. Todo lo que se veía en la película, la primera, se le puso al auto. Lo mejor que se pudo.
-Muchas veces el valor de lo que se hace no se cobra.
-Justamente. Es una parte que no se cobra. Por ejemplo, en una obra, el que usa la cabeza es el arquitecto que hace el diseño y los cálculos, que luego se lo pasa al albañil o al constructor. En este caso, todo pasa por mi cabeza y no es tan fácil. Hay cosas que no se ven. A veces estoy acostado y estoy trabajando. Ese tiempo y ese trabajo generalmente no se cobra. Hay personas que no lo entienden. Hay momentos en los que viene la inspiración y las ganas. Son momentos que hay que aprovecharlos y no son todos los días. Esto lleva mucho de pensar, algo que es intangible e invisible. Solamente lo sé yo. En esto estoy prácticamente solo. Tengo un par de ayudantes, pero un 80 por ciento esto depende de mí. Ahora aflojé un poco, pero hasta hace unos años estaba hasta la una o dos de la mañana trabajando. Pero cuando hay algo que me inspira no importa la hora.
-¿Algún proyecto en mente?
-Desde chico siempre tuve la idea de hacer un diseño propio. Lo tengo en mente e incluso lo voy modernizando de a poco. Ojalá en algún tiempo tenga un equipo de trabajo y el tiempo para poder realizarlo. Mientras tanto tengo un montón de proyectos. Pero es difícil porque me cuesta conseguir gente para trabajar que tenga conocimientos, ganas y predisposición. Esto no es una cuestión de horarios o necesidad laboral. Esto se tiene que sentir. Si esto no te gusta o no tenés ganas, o sólo lo haces por el hecho de tener un trabajo, no sirve y no se logra el objetivo.
Con tan sólo 15 años, Carlos armó su primer vehículo. Claro está que para poder armarlo como él realmente quería tuvo que desarmarlo. Después de cursar en el colegio, el crespense llegaba a su casa y le dedicaba el tiempo suficiente a este oficio como comenzó como un simple hobbie y que terminó como un trabajo formal. Le llevó dos años terminar aquel jeep, cuyo capó guarda un tesoro muy valioso: la firma de Juan Manuel Fangio. El múltiple campeón había llegado a la Capital Nacional de la Avicultura en el marco del centenario de la ciudad (1988) y no dudó un instante en estampar un autógrafo en aquel vehículo.
El tiempo pasó pero el amor hacia los fierros se mantuvo intacto. Si bien Carlos se dedicó a otros trabajos en el trayecto, desde hace 15 años que se dedica a la restauración y creación de autos artesanales desde cero. “Es lo que siempre quise hacer y se está dando. Lo desarmamos entero, pieza por pieza. Lo reparamos, pintamos y le cambiamos ya sea el motor o alguna parte mecánica. En otros casos, al auto original le modifico lo que a mí me gusta, así sea cambiarle la pintura o algo en la parte estética. En otro tipo de autos, nosotros le fabricamos el chasis, la carrocería. En definitiva, el auto completo”, manifestó en diálogo con Mirador Entre Ríos.
El Viper negro expuesto en la galería de Mario Lange en Córdoba.
Entrar al taller del entrerriano, ubicado en calle Belgrano 1274 de la ciudad de Crespo, es trasladarse por unos instantes a la película Rápido y Furioso, donde los autos deportivos se robaban todas las miradas. En el bunker de Hepp podemos encontrar varios modelos que dan cuenta del minucioso trabajo y de intensas horas tratando de plasmar lo que figura en los papeles o en la cabeza del creador. Sin lugar a dudas, cada vez que estos coches salen a la calle captan la atención de todos y no pueden faltar las fotos con estas piezas únicas y emblemáticas.
Los vehículos que más se destacan dentro del taller y que han tenido la posibilidad de recorrer varias muestras se encuentran los 2 Dodge Viper. Si bien el chasis y la carrocería son muy similares al original, se realizaron muchas modificaciones aerodinámicas en la parte trasera. Una de las unidades contaba con un impulsor HEMI V8 de última generación y se le instalaron los elementos de suspensión de un BMW M3 E92 incluyendo sus poderosos frenos Brembo. Actualmente, Carlos también se encuentran armando un Cobra y un Mercedes.
“Hago recreaciones, no replicas. Lo que me gusta es la creatividad, no me gusta copiar algo que ya hizo otro. Podes tomar la base pero me gusta darle un estilo propio”, dejó en claro el artesano de los fierros, uno de los pocos que hay en el país.
En detalle
-¿Cómo es el paso a paso?
-En algunos casos matrizamos una carrocería original y en otros, que son gran parte, las tengo que modelar a mano. En base a eso fabrico el chasis, que en algunos casos lo copio o lo asimilo al original. En otros casos lo invento a mi criterio y conocimiento. Lo que yo hago no es réplica sino que es una recreación porque tomo el modelo original, con las formas y estéticas originales, y le cambio algunas cosas siempre que a la vista siga siendo el mismo auto. Pero con algunas modificaciones que hacen la diferencia.
-¿Cuánto tiempo te lleva el armado de un auto?
-Un auto lleva como mínimo un año de armado. Pero a veces pasan dos o tres años, obviamente no trabajando ciento por ciento en ese sino que hay varios proyectos a la vez. Por eso se van dilatando los tiempos. Trato de hacer lo mejor posible. Por ahí me gustan los detalles y eso hace la diferencia. Los pequeños detalles llaman la atención y hacen al estilo.
-Tuviste la posibilidad de participar en diversas muestras y exposiciones.
-En septiembre estuvimos en la Expo Garage Motorshow 2022, que se desarrolló en Palermo. Fueron dos días. Ahí llevé los dos Viper. Después estuve en una nueva edición de “Autoclásica” en San Isidro (Buenos Aires). Dicho evento es el mayor festival de motos y vehículos clásicos de Sudamérica. Fue una experiencia nueva para mí que hacía rato quería ir. Estoy muy contento de haber podido ir porque el nivel de autos y la cantidad de gente que va es impresionante. También estuve presente en la Fiesta Nacional de la Avicultura en Crespo. Para este año, en lo que refiere a muestras, seguramente estaré participando en las mismas exposiciones que se hacen todos los años. Por ahí me invitan de un montón de lugares pero por el tema del tiempo y la movilidad no es tan fácil. Por eso no puedo ir a todas partes.
-¿Qué le decís al cliente cuando viene con un proyecto de restauración?
-Le aclaro el tema de los tiempos de entrada. Esto no es de un día para el otro y que es, como mínimo, de un año para adelante. Salvo el proyecto del Fiat 600, que son más rápidos. Ese proyecto, por ejemplo, me lo pidió un amigo, Nico Lorenzon, que es fanático de esto. Me lo encargó y ya lo estamos terminando. Este auto chiquito llama mucho la atención y es muy simpático. Con el cliente luego intercambiamos ideas sobre el diseño, colores, detalles. En general termino decidiéndolo a gusto mío o convenciéndolo al cliente de hacer como yo quiera (risas). Yo tengo mi estilo, más allá de que a alguno le pueda gustar o no.
-¿Qué otros vehículos tenés acá en el taller?
-Tenemos una Fiat Coupé modificada, un Honda Civic también modificado con muchos fierros, una GTX que está sobre una plataforma de una Gran Cherokee, una SRT8. En esta se usó la plataforma de la Cherokee y se le puso la carrocería de la GTX. Además se usó la plataforma de un Mustang 2020 y se le puso una carrocería de fibra de vidrio del ’70. La idea es usar una estética clásica con la mecánica y el confort de un auto moderno. Esa es la tendencia de los proyectos.
-¿Pueden circular por la vía pública estos vehículos?
-Sí. Algunos vehículos siguen con la misma documentación, solo se les hace el cambio de motor, de carrocería o lo que corresponda. Ese es un trámite que lo hace un gestor, certificado por un ingeniero en el caso que sea necesario. Ahora estamos tramitando la ley nueva de autos artesanales para poder patentarlos (reglamentada en el 2018), especialmente los que se fabrican desde cero. La idea es poder patentarlos. El cliente que va a fabricar un auto obviamente que lo va a querer usar y por eso es necesario patentarlo.
-¿Qué diferencias hay con los autos originales?
-Trato de asemejarlo lo más posible en cuanto a motor, potencia y que sea acorde a la esencia del auto. Se puede usar la mecánica original si el cliente lo pide, obviamente hay que traerlos de afuera a los motores. Pero trato de hacerlo con lo que se consigue acá. Lo que más se asemeja con motores V8 (Viper). El original tiene motor V10. En potencia no difiere tanto. Andan en los 400 caballos y es más que suficiente. Trato de adaptar lo que tengo más al alcance.
Juan Manuel Fangio estampando su firma en el jeep del entrerriano.
-¿Se consiguen los materiales acá?
-No hay mucho, pero se consiguen. Hay cosas especiales que hay que traerlas de afuera porque no hay acá. El tema precio es relativo. Si hay acá, es preferible comprarlo acá porque de un día para el otro lo tengo. Si lo traigo de afuera puede tardar un mes, dos meses o seis meses por una cuestión de aduana.
De estilos llamativos
-¿Qué genera un auto de estos en la calle?
-Ninguno de los autos que hice pasa desapercibido. Son todos llamativos y esa es la idea. La gente, en algunos casos, no entiende o no se da cuenta que estos autos son fabricados desde cero. Creen que es un auto original modificado. También me pongo en el lugar de la gente, que no vio el proceso de lo que yo hago y lo ve desde afuera. Tal vez por eso no se da cuenta o no entiende de dónde salió. Poco a poco fue cambiando la cuestión. Ahora por las redes o las exposiciones me empezaron a conocer más. Tengo clientes en el sur, en Corrientes, Salta y en el interior de Entre Ríos.
-¿Clásicos o deportivos?
-A mí me gustan los deportivos. Los clásicos – especialmente del ’60 al ’80 - me gustan, pero siempre con algún toque personal. En la época de Rápido y Furioso solíamos ver y buscar diseños, de hecho uno de los autos se hizo con lo que tenían los autos de la película. Obviamente que este es real. Es más, este tiene más cosas. Es el Honda Civic. Todo lo que se veía en la película, la primera, se le puso al auto. Lo mejor que se pudo.
-Muchas veces el valor de lo que se hace no se cobra.
-Justamente. Es una parte que no se cobra. Por ejemplo, en una obra, el que usa la cabeza es el arquitecto que hace el diseño y los cálculos, que luego se lo pasa al albañil o al constructor. En este caso, todo pasa por mi cabeza y no es tan fácil. Hay cosas que no se ven. A veces estoy acostado y estoy trabajando. Ese tiempo y ese trabajo generalmente no se cobra. Hay personas que no lo entienden. Hay momentos en los que viene la inspiración y las ganas. Son momentos que hay que aprovecharlos y no son todos los días. Esto lleva mucho de pensar, algo que es intangible e invisible. Solamente lo sé yo. En esto estoy prácticamente solo. Tengo un par de ayudantes, pero un 80 por ciento esto depende de mí. Ahora aflojé un poco, pero hasta hace unos años estaba hasta la una o dos de la mañana trabajando. Pero cuando hay algo que me inspira no importa la hora.
-¿Algún proyecto en mente?
-Desde chico siempre tuve la idea de hacer un diseño propio. Lo tengo en mente e incluso lo voy modernizando de a poco. Ojalá en algún tiempo tenga un equipo de trabajo y el tiempo para poder realizarlo. Mientras tanto tengo un montón de proyectos. Pero es difícil porque me cuesta conseguir gente para trabajar que tenga conocimientos, ganas y predisposición. Esto no es una cuestión de horarios o necesidad laboral. Esto se tiene que sentir. Si esto no te gusta o no tenés ganas, o sólo lo haces por el hecho de tener un trabajo, no sirve y no se logra el objetivo.
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La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.
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