A la vuelta de cada esquina suelen esconderse historias, simplemente hay que rascar un poco la cáscara de la cotidianeidad para conocer eso excepcional que cada persona tiene y que cada recoveco de la ciudad alberga. Transitando el Paseo de los Pájaros, ubicado en el puerto nuevo de la capital provincial, se llega a la calle Manuel Leiva. Allí hay un taller de bicicletas, donde Nicolás Molina realiza reparaciones, services, vende repuestos, accesorios e indumentaria.
Nicolás es un apasionado por las dos ruedas. Recuerda que con 13 años empezó a pasar sus fines de semana en el taller de bicicletas de su barrio. Allí conoció los secretos del oficio y comenzó su pasión ciclista. Luego de cambiar esas primeras piezas ya no hubo vuelta atrás. Los años pasaron y Nicolás siguió ayudando en el taller en todos sus ratos libres y allí aprendió, además de los secretos del oficio, la constancia y disciplina necesarias en el deporte, cualquiera que sea.
Fue así que empezó a juntar cada peso que ganaba para comprar insumos para su bicicleta y llegar a competir. Poco a poco fue adquiriendo vestimenta, artículos de seguridad y armando su bici de competición. Su pasión no tenía límites, sus ganas y entusiasmo, tampoco, y gracias a la constancia y disciplina logró competir en varios torneos.
Cambio de perspectiva
“Competí en las categorías juniors y elite; corrí durante siete años, desde 2007 a 2015”, cuenta Nicolás a Mirador Entre Ríos. Y detalla: “Corrí campeonatos argentinos de ruta, algunas carreras en Buenos Aires, algunas clásicas en San Juan y gracias a Dios pude correr en la categoría máxima del país, donde alcancé a compartir pelotón con ciclistas de renombre”.
Pese a su pasión, decidió alejarse de las competencias por múltiples motivos que van desde lo económico –por lo costosa que es la vida de competición– como también lo personal, ya que conformó una familia y eso también le exigió dedicar sus ahorros a otros fines. Asegura que se trata de un deporte caro, que exige no sólo entrenamiento intenso, sino también recursos para viajar y mantener una bicicleta de competición con todos los accesorios y repuestos. “Lamentablemente no existe una ayuda permanente del Estado para los deportistas y eso hace todo cuesta arriba. Si no tenés los recursos necesarios, se hace imposible mantener un nivel competitivo”, aseguró.
Con una historia detrás del mostrador, Nicolás recibe a sus clientes en la zona del puerto nuevo.Foto: Aldana Badano
Pero su pasión por las bicicletas no podía esconderse debajo de la alfombra. Si bien trabajaba en relación de dependencia con un buen sueldo, no podía dejar de pensar en dos ruedas. Por eso, en 2022 decidió cambiar su vida y abrir su propio taller de bicicletas.
En calle Manuel Leiva, una cortada que desemboca en la rotonda del Paseo de los Pájaros, en el puerto nuevo de Paraná, Nicolás cumplió su sueño y lo nombró “Para Bike”, un prolijo y pequeño taller que ofrece reparaciones de bicicletas, asesoramiento y venta de accesorios. Allí, el joven paranaense atiende a gran cantidad de clientes que van en busca de su sabiduría y honestidad al momento de diagnosticar un problema y solucionarlo.
Testimonios
Con una sonrisa dibujada en su rostro, el bicicletero cuenta su pasado en el ciclismo de competición y exhibe orgulloso las fotos de sus competencias. Esa misma pasión que supo ponerle a las competencias, hoy la traslada a la reparación de las bicicletas y es por eso que cada vez más paranaenses lo eligen.
CONTACTO
Dirección: Manuel Leiva 509 - Paraná
Teléfono: 343-4159637