La basura de Rosario es un problema sin resolver que atraviesa a todos los gobiernos por igual, por lo menos, en los últimos 20 años. El objetivo de disminuir los volúmenes que se entierran en las localidades de Ricardone y Bella Vista lejos están de caer en cifras considerables, lo que expone un fracaso en las políticas públicas aplicadas en las últimas décadas.
La firma Resicom, que se encarga de la disposición final de los residuos de la ciudad, tuvo que comprar otro terreno para poder seguir enterrando la basura, dado que los volúmenes se mantienen en picos muy altos, según confiaron a Mirador Provincial desde la ONG Taller Ecologista.
La firma Resicom, que se encarga de la disposición final de los residuos de la ciudad, tuvo que comprar otro terreno para poder seguir enterrando la basura.Foto: gentileza
Si bien la empresa estima que tiene diez años más por delante para que el relleno colapse, ya adquirió otro que le avala unos 20 años más. Sin embargo, Rosario está enviando unas 800 toneladas por día (promedio 2022). Este número, que se viene incrementando, no encuentra techo y no hay garantías de que los niveles de basura puedan seguir creciendo.
En base a cifras oficiales -a las que accedió Mirador- se puede identificar en detalle cómo se fue incrementando la cantidad de basura que Rosario envía solamente a Ricardone, año tras año, de 2004 al 2022. Sumado a esto, habría que agregar la cantidad que se lleva a Bella Vista, que, mayormente, son residuos de construcción y verdes.
Cifras que alarman
Año - Toneladas: 2004 - 211.217; 2005 - 231.501; 2006 - 250.945; 2007 - 250.145; 2008 - 230.274; 2009 - 247.722; 2010 - 260.132; 2011 - 284.651; 2012 - 304.939; 2013 - 302.324; 2014 - 294.467; 2015 - 296.916; 2016 - 294.236; 2017 - 307.695; 2018 - 299.817; 2019 - 299.912; 2020 - 286.035; 2021 - 291.687; 2022 - 286.631.
Enterrar la basura en zonas aledañas no es gratis. No sólo porque la disposición final está tercerizada, sino porque genera muchos conflictos sociales. Es que los vecinos y vecinas deben convivir con basura enterrada en sus localidades.
A modo de referencia, entre 1995 y 2003 el relleno sanitario se encontraba en Puente Gallegos (sobre el camino viejo a Soldini) -a 20 minutos del centro de Rosario-, pero se tuvo que modificar de locación por la potente lucha judicial de los habitantes que no querían que su localidad se convierta en un gran basurero.
La Justicia falló a favor de los ciudadanos quienes "sufrieron la exposición al olor de los gases producidos por la descomposición biológica de la basura depositada en los rellenos". Este generó que a la Municipalidad se la acusara de incumplimiento en los deberes de la higiene y salubridad pública y, de no controlar el accionar del prestador del servicio.
Sin avances
En el 2021 el Ejecutivo planteó modificar la ordenanza Basura Cero estirando las metas -incumplidas hasta ese momento- hasta el año 2040. Pero, un grupo ambientalista planteó la necesidad de realizar un cambio de rumbo, señalando que se estaba en un momento clave para hacerlo.
El proyecto que presentaron responde a este objetivo: lograr un nuevo sistema de gestión de residuos que logre responder a los desafíos ambientales y sociales.
Entre puntos a destacar que los concejales deberán evaluar para "actualizar" la ordenanza, resalta la idea del municipio de la separación en tres fracciones (orgánicos, reciclables, restos), yendo hacia su obligatoriedad y el establecimiento de un Plan de eliminación de plásticos de un solo uso.
Otros de los aspectos relevantes son la priorización de un modelo de gestión descentralizado, y la prohibición de la compra de ciertos elementos descartables por parte de la Municipalidad.
En octubre del 2021, ingresaron otros dos proyectos en el Concejo. El primero, referido a la ordenanza de Basura Cero, buscando relanzarla, definiendo nuevas metas e incorporando modificaciones para materializar algunas de las propuestas mencionadas.
El segundo proyecto estaba referido a la creación de un Servicio Público de Recuperación de Residuos Reciclables, el cual hace foco en la generación de estrategias para avanzar en esquemas de cogestión con el sector de los cartoneros, potenciando a la vez la recolección diferenciada y la planificación. En este caso fue reingresado el proyecto, presentado por primera vez en 2017.
La intención -fallida- de 2022 era lograr disminuir progresivamente y sin frenos la cantidad de residuos que se entierran en el relleno sanitario, además de generar conciencia en los vecinos para que puedan separar la basura y que se pueda reutilizar lo necesario y vender con valor agregado para producir empleo genuino y un sistema sustentable de recolección de basura.
Lo cierto es que mientras no se trate el sistema de recolección de residuos ni cómo afrontar el tratamiento de la basura de cara al futuro, como podría ser por ejemplo discutir un nuevo objetivo del frustrado "Basura Cero", se mantendrá todo tal y como se encuentra actualmente, lo que impide efectuar cambios importantes.