Facundo Parafita, Sebastián Bautista y Facundo Pisanu son amigos de la infancia, oriundos de Buenos Aires. Tienen 32 años y los une la pasión por el fútbol. Durante el mundial en Qatar 2022 hicieron una promesa. El trato era si Argentina ganaba la Copa del Mundo, tenían que caminar hasta Pujato -departamento San Lorenzo-.
“La historia tiene su inicio en el mundial de Brasil, allá por 2014. Fue un año muy particular, porque tenía pensado viajar a Río de Janeiro y después me terminé fracturando. De esa forma, tuve que ver todo el torneo con la pierna enyesada. En ese entonces, uno de mis amigos vino a mirar los partidos a mi casa y terminamos adoptando como jugador favorito a Marcos Rojo. Ahí comenzaron todas las promesas. La primera fue si Argentina llegaba a la final, Facu me regalaba los botines y yo le obsequiaba la camiseta de Rojo”, expresó Facundo Parafita, aventurero, en diálogo con Mirador Provincial.
“Cuatro años después llegó el campeonato de Rusia, donde el equipo que comandaba Sampaoli se encontraba muy comprometido. En esa oportunidad, dijimos que si la Selección Argentina pasaba a cuartos de final íbamos a visitar a la Virgen de San Nicolás, porque Messi siempre la mencionaba. Pudimos cumplir con lo acordado y también se sumó a la promesa Sebastián, otro amigo nuestro. Los tres nos conocemos del colegio desde hace más de 25 años”, agregó.
Una imitación de la Copa del Mundo que llevaron los amigos en su aventura para cumplir lo prometido.Foto: gentileza
“En 2022 arrancó el campeonato en Qatar y empezamos con el itinerario de promesas. Ya era una clásica nuestra eso de prometer cosas (risas). Entre fase y fase llegamos a la final. Nos miramos los tres y dijimos que si ganábamos el mundial, viajábamos a Rosario a visitar el barrio donde nació Lionel Messi. Luego dejábamos el auto y caminábamos hasta Pujato para conocer los pagos del entrenador de la selección. Finalmente, el pasado sábado 4 de febrero emprendimos la aventura a pie. En total, tardamos ocho horas. Fue muy emocionante poder cumplir con el objetivo fijado. Una vez en el lugar, nos dirigimos hasta la casa de la familia Scaloni y después nos fuimos a recorrer todo el pueblo. La gente nos tocaba bocina y se paraba a conversar con nosotros. Sin dudas, fue uno de los mejores días de los últimos tiempos”, cerró.