Tatiana Girard nació el 20 de enero de 2009 en Concordia. Se crió en el barrio Gruta de Lourdes, que forma parte de la zona sur de la ciudad.

Desde pequeña, su familia notó que tenía un amor especial por la pelota. Apenas sabía caminar y ya pateaba con fuerza, y se interesaba por jugar únicamente al fútbol.

Atentos a ese detalle, sus padres decidieron enviarla a practicar el deporte. En primer lugar, lo hizo con el equipo representativo del barrio en el torneo de la Liga Social. Allí, una pequeña escurridiza que era imposible de atrapar era la noticia. “Tato”, como se hace llamar desde chica, era la “Messi” de Gruta y sus goles hacían que su equipo fuera exitoso en todas las competencias que disputaba.

Cuando la vieron, los integrantes de la escuelita de fútbol de Victoria, el club de su barrio y sus amores, la invitaron a formar parte de su grupo. Al talento de la joven le sumaron técnica y, con 10 años, marcaba la diferencia en partidos mixtos -debía jugar de esa manera porque no había inferiores de fútbol femenino-.

Luego fue a una prueba que Argentinos Juniors hizo en Concordia con varones. Quedó preseleccionada pero luego no pudo completar el resto de las evaluaciones y siguió en su ciudad.

Tiempo después, Girard representó a la escuelita “La Masía” y al club Real Concordia. También allí marcaba la diferencia. Toques, gambetas y goles la definieron como una de las mejores jugadoras, la que llevaba el número 10 y así fue que, con 11 años, el club Santa María de Oro la quiso en sus filas.

Santa María es el primer club que formó equipos fuertes en el fútbol femenino concordiense. Con la idea de potenciar los talentos de “Tato” la llevaron a entrenar con las inferiores.

Post pandemia, y con 12 años, la jugadora demostraba por qué siempre dijo que ella iba a poder llegar lejos con el deporte que ama. Sin miedos y con el mismo empuje de siempre, se animó a jugar en reserva y hasta en primera división con el “Santo” de Concordia. De hecho, Tatiana viajó al predio de AFA en Ezeiza con el equipo de Santa María que enfrentó a Gimnasia y Esgrima de La Plata en la Copa Federal Femenina de Fútbol. El conjunto concordiense perdió 11 a 1, pero allí ganó experiencia.

Poco después, Santa María de Oro disputó los octavos de final de la Liga Conmebol Desarrollo Femenino Sub 14 contra Central Norte en Salta. Perdieron 4 a 3, y a los 3 goles del equipo entrerriano los hizo Girard. Allí la vieron representantes del SAT (Social Atlético Televisión) y decidieron llevarla.

Tan rápido es todo en la carrera de la jugadora que firmó su pase en marzo de 2022 para ser parte del equipo Sub 16 del club que disputa la Liga Femenina de AFA y en enero de este año fue convocada para la pretemporada con la primera división con casi 14 años.

El desarraigo, un compañero inesperado

“Amo el fútbol, es algo sin lo que no puedo vivir”, aseguraba “Tato” cuando le preguntaban qué era ese deporte para ella mientras se probaba en Argentinos Juniors. A eso lo hizo saber divirtiéndose en la cancha. Pero no todo es color de rosa e irse a tan temprana edad no le resultó sencillo.

“Me siento muy cómoda en SAT. Los profesores siempre me tratan muy bien y el club me recibió como si siempre hubiera formado parte”, contó a MIRADOR ENTRE RÍOS.

“Tato” en el primer entrenamiento, acompañada de otras debutantes.

“Vine a un club que crece día a día y que compite en el nivel más alto, así que sentí un cambio respecto de lo que yo vivía en Concordia. Los entrenamientos son muy distintos porque la exigencia es mayor y porque me levanto a las 6.30 para cumplir con cada paso que pide el club. Los ejercicios son más completos, con otros elementos, pero me encanta y lo disfruto”, aseguró.

Cuando el club se contactó con ella, habló con su familia y decidió que lo mejor era viajar tras su sueño, pero lejos de sus afectos notó que no era tan fácil como ella, con sus 13 años, pensaba. “Me costó y cuesta muchísimo estar alejada de mi familia. Tuve días muy difíciles, de mucho llanto, de extrañar, pero en el club se tomaron el trabajo de ayudarme a adaptarme a todo, quisieron siempre que me sienta como en mi casa y en cada entrenamiento me ayudan a despejarme y luego a aclarar mi mente. Pienso en mi familia, pero pienso más en mi futuro y en lo que busco con este paso que di”, contó.

La emoción de ir a primera y la búsqueda constante

Después de haber tenido un excelente año con la Sub 14 y la Sub 16 de SAT, este verano Girard fue convocada a realizar la pretemporada con la primera. Para ella fue una sorpresa, pero es algo que esperaba porque quiere “demostrar”.
“Me sorprendió. Me nombraron última en la lista después de un entrenamiento previo a un viaje a Mar del Plata. Me sentí feliz, no caía porque es algo increíble. Creo que estoy preparada y que puedo cumplir con este desafío, me gusta, quiero demostrar lo que puedo dar”, expresó.

La jugadora se define como una persona perseverante y trabajadora. Todo se dio rápido y está entrenando con la primera, “dando el máximo”, pero su objetivo no es solo llegar a lo más alto para ser una profesional. “Yo creo que tenemos que colaborar como jugadoras a que se cambie la mentalidad y el fútbol femenino crezca sin parar. Que la gente entienda que una mujer puede triunfar, puede representar a un equipo y al país, que podemos tener representantes destacadas como en el masculino, que se tome más en serio. Yo quiero hacer esa diferencia y para eso trabajaré”, concluyó.

La pequeña joya concordiense, a la que le sobran talento y ganas, demuestra día a día por qué su carrera va en crecimiento. Mientras lo logra, piensa en dejar una huella que no sea fácil de borrar.