Era fin de semana y la concordiense Milagros Castañeda viajó para disfrutar de los días soleados. Ya en Corrientes, decidió pasear en uno de los parques que más le gustan y allí encontró una sorpresa.
Es fotógrafa y profesora de fotografía, además de trabajar en el INTA, y su pasión por las imágenes y el ambiente la llevó a valorar algo que el resto no vio: una cámara digital de fotos enterrada en el barro.
Milagros Castañeda es fotógrafa y traja en el INTA Concordia.
Después de levantar el objeto y observar que tenía adentro la tarjeta de memoria, decidió llevarla a su casa y ver si podía rescatar algo. No solo pudo, sino que hizo una publicación para dar con los dueños que se volvió viral y logró encontrarlos.
Tras un intercambio de mensajes, quedaron en verse, pero los detalles de la historia sorprendieron a Milagros y también a los dueños de la cámara.
La realidad supera a la ficción
Son muchas las casualidades en la historia. Tantas que parecen sacadas de alguna ficción. La realidad es que lo que era un paseo, se convirtió en una reconstrucción de recuerdos que significan un encuentro entre desconocidos.
En diálogo con Mirador Entre Ríos, Castañeda contó: “La historia empezó el fin de semana del 18 de febrero cuando fui a visitar el parque provincial Esteros del Iberá, que es un lugar en Corrientes que me encanta, como los parques nacionales en general. Al igual que en todo el país, la situación de sequía es muy crítica allá, y eso generó la oportunidad de que encontrara la cámara. La vi en un lugar en el que generalmente hay una laguna. Caminé por la orilla, iba observando que había residuos y veo algo semi-enterrado. Identifiqué que era el lente de una cámara digital compacta. La levanté como para que no quede tirada en la laguna, contaminando. Pensé en observarla, ver si no estaba hace tanto tiempo y la abrí. Vi la tarjeta de memoria y creí que estaba en condiciones, tal vez, de recuperar los archivos. Me aguanté hasta llegar a casa, a los dos días. Los contactos de la tarjeta estaban embarrados, pero me arriesgué y cuando abrí los archivos encontré fotos de dos años de la historia de esta familia. Fue una sorpresa porque esa tarjeta estuvo seis años y medio bajo el agua, en el barro y funcionaba igual”.
La pareja que apareció en las fotos de la cámara digital es de Mar del Plata.
A pesar de haber encontrado la cámara y ver que las fotos estaban, la entrerriana no tenía muchas esperanzas de dar con quienes aparecían en las imágenes: “Cuando encontré la cámara pensé que los esteros son un lugar muy visitado y que si las personas de las fotos no eran de Argentina no los iba a encontrar nunca. Cuando me di cuenta de que eran argentinos igualmente pensé que es muy grande el país y las posibilidades pequeñas, pero gracias a las redes sociales lo logré y es increíble. Las redes sociales cumplen muchas funciones, pero esta de unir personas me parece de las mejores. Me pone contenta haber podido darle tan buen uso”, aseguró.
“Las redes sociales cumplen muchas funciones, pero esta de unir personas me parece de las mejores. Me pone contenta haber podido darle tan buen uso”.
Milagros Castañeda
Fotógrafa
Por las redes
Antes de dar con quienes aparecían en las imágenes que veía, Milagros debió pasar por varias etapas. Entre ellas, la de seleccionar fotos para publicar en las redes sociales. “Los fotógrafos somos muy cuidadosos con la privacidad de las fotos. Así que hice una revisión para ver si encontraba algunas pistas para contactarlos de otra manera y no publicar los rostros, pero no pude con eso así que elegí dos fotos en las que solamente figuraran adultos y las publiqué, casi sin esperanzas de encontrarlos tan pronto”, mencionó.
Ante la consulta a sus allegados, todos le sugirieron que utilizara las redes sociales, y fue lo que hizo. “Primero lo hice en mis perfiles de Facebook e Instagram que son los que más uso, pero me sugirieron que lo hiciera en Twitter, aunque no lo abría hace años, y lo hice. En menos de seis horas una chica me dijo que era su tía, dudé y me publicó una foto de cómo se ve la pareja de las fotos ahora y ahí me emocioné. Automáticamente hablamos, le avisó a tu tía, me pasó su teléfono y nos quedamos charlando por mensaje”, aseguró.
La tarjeta de memoria pudo ser recuperada por Milagros Castañeda.
La dueña de la cámara no podía salir de su asombro, pero, en medio de la sorpresa, decidió pactar un encuentro en persona con Milagros. “Me dijo que estaba perpleja y no entendía nada, que si bien se acordaba de la cámara ya no tenía esperanzas de encontrarla. Me agradeció y quedamos en encontrarnos en Concordia para que se la devuelva pronto. Le dije que vea tranquila cuándo va a venir, que no hay apuro. Es un esfuerzo muy grande viajar de una ciudad a la otra, no es sencillo, pero le dije que lo vea tranquila, que cuenta con un lugar en mi casa para cuando se organice y venga”, aseguró.
Una relación especial
El nombre de la mujer que se comunicó con Milagros es Eugenia. Según contó, perdió la cámara durante un viaje que hizo con una amiga a los Esteros del Iberá. Un integrante del tour con el que viajó se la pidió prestada y, en un accidente, se le cayó en el agua pantanosa.
La mujer dueña de la cámara, que habló poco, aseguró que viajará a buscar sus imágenes, pero también sorprendió al contar que tiene una conexión especial con la ciudad entrerriana. “Estoy muy sorprendida por toda la situación, pero que mis fotos estén en Concordia me produce un impacto mayor, porque ahí se crio mi papá. Toda esta locura viral que se produjo me vuelve a conectar con mi origen en la Mesopotamia. Es como un volver a vivir las historias que me contaba él de chico de cómo vivía en el campo entre las cuchillas”, dijo.
Junto a Adrián, su pareja, Eugenia piensa recorrer los más de 800 kilómetros que separan Mar del Plata de Concordia para recuperar las fotos y también revivir sus recuerdos de la infancia.
Lo que era un paseo se convirtió en una reconstrucción de recuerdos que significan un encuentro entre desconocidos.