El preparador físico Ariel Colman, de 53 años, es el único argentino en el fútbol de aquel país asiático. Colman dialogó con Mirador Provincial sobre la historia que lo une con esa nación y la pasión que sienten los bengalíes por la Argentina.
Hace algunos años, Bangladesh era parte de Reino Unido. Hace algunos años (no tantos) Bangladesh era parte de Pakistán (aunque estuviera India en el medio). La relación de dependencia y el historial de injusticias de estas potencias hacia el país del sudeste asiático forjó de alguna manera su identidad nacional. Algo similar, en cierto punto, con lo que nos pasa a nosotros en cuanto a nuestro sentimiento hacia los ingleses.
Es indescriptible el fanatismo de los habitantes de Bangladesh por la Selección Argentina de Fútbol.
Gentileza.
Entre 1942 y 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, la región de Bengala, donde se encuentra Bangladesh, vivió una enorme hambruna que causó la muerte de entre 1,5 y 3 millones de personas. Esta catástrofe fue provocada por el gobierno de Reino Unido, en aquel momento con Winston Churchill a la cabeza, que destinó el alimento de aquellas poblaciones a las tropas británicas y de sus aliados en diversas partes del mundo.
La región se independizó en 1947, y pasó a ser parte de Pakistán. La actual Bangladesh era Pakistán Oriental, con la dificultad de estar separada de la capital, que se encontraba en Pakistán Occidental, con todo el territorio de la India en medio. Es decir, un país partido en dos, con un enorme territorio como el de la India dividiéndolo. Finalmente, y luego de una guerra civil, Bangladesh se constituyó como hoy la conocemos a partir del año 1971, luego de estos complejos y dolorosos procesos históricos.
No es casualidad, entonces, que con semejante historia la identidad de los bangladesíes esté signada por el dolor que le causó su pasado colonial. En cierta medida, nuestro histórico enfrentamiento con Reino Unido por las Islas Malvinas guarda una relación que nos hace comprender un poco más el sentimiento de los bengalíes para con la histórica potencia colonial.
En medio de esta maraña de datos, historias y procesos, nos encontramos una vez más con el fútbol. El deporte como eterno acto de revancha frente a injusticias que provienen desde otros campos.
Los comienzos
Ariel Colman es el único argentino que se encuentra actualmente trabajando en el fútbol de Bangladesh. Llegó por primera vez en el año 2005, y se encuentra viviendo su tercera etapa en el deporte del país del sudeste asiático. Hoy es el preparador físico del Sheikh Jamal Dhanmondi Club de Daca, la capital de la nación. No obstante, su primera experiencia en Bangladesh fue nada menos que en la selección nacional.
"Me recibí en Junín, y después me fui a estudiar periodismo deportivo a Capital Federal. Por razones económicas tuve que seguir trabajando y arranqué ahí en la escuela de Marangoni. Trabajé unos cinco o seis años ahí, también lo hice en Argentinos Juniors con las divisiones inferiores", comenzó Colman.
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"Después me casé, me volví a Junín y trabajé en varios clubes amateur de ahí, en mi ciudad. En ese momento sale la posibilidad de venir a Bangladesh para formar parte de un cuerpo técnico que estaba encabezado por Cayetano Rodríguez. El ayudante de campo iba a ser Diego Cruciani y necesitaban un profe, por lo que me convocaron a mí. Finalmente, Cayetano Rodríguez no pudo viajar, entonces vino Diego Cruciani como técnico y yo como preparador físico. Eso fue en el 2005 y 2006. Hicimos una buena campaña, realmente hicimos un buen papel y Diego Cruciani siguió trabajando acá en Bangladesh en un club local, y ahí nos separamos", detalló.
–En aquella primera oportunidad ¿qué fue lo primero que pensaste cuando te llegó el ofrecimiento? –La tentación fue linda por poder venir a trabajar a un equipo nacional. Pero después tuve que averiguar todo. Yo ni siquiera sabía que existía Bangladesh. Lo conocía por aquel concierto que se hizo, el rock por Bangladesh, alguna canción de los Abuelos de la Nada del Marinero Bengalí, pero no conocía nada, así que fue todo nuevo. Arrancamos la aventura, pero todo lo que había averiguado fue un cachetazo de entrada, porque era completamente diferente. El clima, la religión, la comida, la higiene también, porque es un país súper poblado. El idioma, todo diferente, también el horario.
Actualmente en Bangladesh viven 170 millones de personas en un territorio que es apenas menor a la superficie de la provincia de Córdoba. Daca, una ciudad más pequeña que Rosario, alberga a 30 millones de habitantes sin contar los alrededores.
–¿Cómo es Bangladesh a nivel social? –Es un país que está constantemente en construcción. Muchos ruidos, muchos autos constantemente. En la calle se puede ver lo que quieras: desde bicicletas que llevan gente, motos, motitos, camiones, colectivos de todos los tamaños. Después te encontrás sorpresas como cruzarte un elefante en contra mano o un barco empujado por 20 muchachos en el medio de la calle. El tránsito es un caos, no existen los semáforos. Hay un solo semáforo que la gente respeta, que está en el barrio de los extranjeros. Pero es uno solo en todo Bangladesh en realidad. El tránsito es dirigido por los inspectores. La religión es musulmana en un 90%. Después hay varias religiones como los cristianos, gente hindú, pero en ese aspecto no hemos tenido ningún problema. Son todos bastante abiertos y se respeta la religión de todo el mundo.
En medio de la distancia y las diferencias de todo tipo con nuestro país, Colman destacó las fuerzas que desde el primer día le dio su familia. "Agradezco el apoyo que mi familia me da desde Junín, porque sin ese apoyo nada de lo que hice hubiera sido posible. Mi esposa Claudia y mis dos hijos Tomás y Lucas", señaló con mucha emoción Colman.
La pasión que nos une
En medio del furor por la Copa del Mundo de Qatar 2022, las redes sociales se llenaron de videos e imágenes de los festejos en Bangladesh después de cada triunfo de Argentina. En un contexto que parecía surreal, se pudieron ver miles y hasta millones de personas en todos los rincones de aquel país celebrando al ritmo de la "Scaloneta". Sin embargo, Colman explicó que este fanatismo no es nuevo, y que desde hace décadas se vive en aquellas tierras.
"La primera vez que vine era la época del mundial de Alemania, y me decían que cuando fuera el mundial iba a ver que se llenaba de banderas y demás. Yo no creía mucho porque no pensaba que pudiera haber pasión como la de nosotros. Pero realmente fue emocionante ver en un lugar prácticamente desconocido para nosotros, tan lejos de nuestra tierra, cómo se embanderaba todo. A mí me tocó viajar por el medio del país y veía por ahí en una plantación de arroz, o en el medio del monte, o arriba de un bote, la bandera de Argentina y los chicos con camisetas. Realmente fue fabuloso, y ahora mucho más, porque las redes sociales han ayudado mucho. Ahora en Argentina se descubre eso, pero ya desde el 86 que viene esta historia", contó emocionado el profesor.
No es de extrañar, que luego de aquella hazaña de Diego Armando Maradona nada menos que contra Inglaterra, los bangladesíes hayan experimentado el mismo sentimiento de revancha que nosotros. Distintas historias y circunstancias, pero algo de un pasado en común unió las emociones de los bengalíes y de los argentinos.
Colman va más allá e ilustra su relato: "En el 94, cuando a Diego lo dejan afuera por el tema del doping acá la gente se volvió loca. Rompieron los vidrios de la Federación, lo sufrieron tanto como nosotros. Imagínate la pasión que tienen. Los más veteranos te hablan de la época del 78 con Passarella, Kempes, Luque, y ahora toda la nueva generación con Maradona y Messi".
En la final
–Vos en la final del último mundial estuviste en Bangladesh ¿Cómo fue vivir la consagración ahí?
–Sí, estuve acá. Me hubiera gustado estar en Argentina para disfrutar con mi familia, mis amigos, mis hijos, que nunca habían visto a Argentina campeón. Pero lo que viví acá también fue extraordinario, fue fabuloso. El cariño, el afecto y lo que se festejó acá cada partido; porque se veía cada vez más gente que se arrimaba. Era tremendo. Acá ponen pantallas gigantes en los parques, en los estadios. Es mucha la gente que va, entonces tienen que buscar lugares abiertos y grandes, porque si no se llena todo. La verdad que los festejos duraron hasta el amanecer. Acá los partidos fueron a la 1, 2 de la mañana, y eran las 5 o 6 de la mañana y seguía pasando gente que volvía de los festejos.
¿Verán a la Selección en vivo?
–Hay posibilidades que Argentina juegue contra Bangladesh como local en junio. Sería algo realmente histórico.
–Sí, la verdad que en el contexto que estamos sí. En el 2011 Argentina vino a jugar contra Nigeria acá a Bangladesh. Se volvieron locos, hubo que acordonar todo el camino desde el hotel hasta el estadio, se quedó mucha gente afuera, lo vivieron muy bien. Ahora con este furor, con la Copa del Mundo que ganó Argentina yo me imagino que va a explotar. Sería bárbaro y creo que se va a poder hacer, porque las condiciones están. Hay un estadio que se está remodelando, que supongo que para esa época ya va a estar listo. Lo están techando y están agregando butacas. La seguridad también es muy buena, acá nunca ha pasado nada. La gente es muy respetuosa, no tanto como nosotros que muchas veces la pasión nos sobrepasa y pasamos los límites. Acá la gente es un poco más respetuosa de eso y va a respetar los límites que la seguridad le ponga.
"En el 94, cuando a Diego lo dejan afuera por el tema del doping acá la gente se volvió loca. Rompieron los vidrios de la Federación, lo sufrieron tanto como nosotros. Imagínate la pasión que tienen. Los más veteranos te hablan de la época del 78 con Passarella, Kempes, Luque, y ahora toda la nueva generación con Maradona y Messi".