“La Barranca de la muerte y otras historias”

Cinco mocosos frente al fin de la infancia

El tomo, fruto de la editorial porteña Maten al Mensajero, recoge a través doce historias las distintas aventuras de un grupo de amigos a principio de los ochenta.

13-03-2023 | 9:39 |

Foto:Gentileza.

El camino emprendido por “La Barranca de la muerte y otras historias” ha sido firme y constante desde su primera publicación hace ya casi cinco años. Respondiendo al bajo perfil de su autor escalo ante todo por el boca a boca, por la recomendación tanto de los fieles amantes de la historieta como de aquellos que ocasionalmente y casi sin saberlo se suman a ella. Estos últimos, sin dudas, son los que con mayor energía han emprendido esa tarea, hecho que de alguna manera alimento también esta nota.

“La Barranca de la muerte” de Javier Velasco se publicó originalmente bajo el ala de la editorial porteña “Maten al mensajero” en abril de 2018, sumando luego dos reimpresiones -la última en agosto de 2022- que no presentaron mayores diferencias respecto a la original. Una edición hermosa, cuidada, atípica para cualquier momento de la historieta argentina. Se trata de una publicación en blanco y negro que enseguida llama la atención por el sólido gramaje de sus páginas, y por su tapa y contrata de tonos celestes y blancos.

Gentileza.


Las mismas anticipan de algún modo el carácter de las historias que la integran: “La barranca de la muerte” es un relato sobre las infancias, especialmente sobre las infancias argentinas. El tomo recoge a través 226 páginas las distintas aventuras de un grupo de amigos acontecidas en los inicios de los ochenta en un barrio que acertadamente nunca es precisado. El lugar es sinónimo de la época que retrata y podría ubicarse en cualquier lugar de nuestro país. Más allá de esto, el relato es minucioso en la descripción del marco, hay baldíos, casas humildes y una vía que parece delimitar y encerrar esa vida en una suerte de burbuja que todos quisiéramos que fuese eterna. En concordancia con esto, las solapas del libro se despliegan mostrando un mapa del sitio que también servirá a modo de sumario.

Este barrio, sin nombre pero de todos, así como los tópicos que aborda su autor otorgan a la obra el carácter de “universal”. Y allí radica uno de los primeros grandes meritos del trabajo. Los protagonistas son cinco niños de aproximadamente trece años de edad, cuyos apodos irán revelándose sin prisa alguna. Todos salvo el de aquel que lleva adelante la narración, personaje que suponemos comparte características con el propio Velasco (preguntarlo sería de algún modo acabar con la magia).


Rulo, Conejo, los hermanos Macana y el propio narrador emprenderán a lo largo del libro doce aventuras simples pero no por eso menos importantes. “Un sueño” es la primera de ellas, una presentación perfecta que anticipa el peso de la nostalgia en la novela gráfica (sin caer en los golpes bajos) al tiempo que traza puentes con aquella obra atemporal del cine como es “Cuenta conmigo” (Rob Reiner, 1986), cinta en que su protagonista comenzaba afirmando “nunca más volví a tener amigos como los que tuve a los doce años”. ¿Alguien sí?

Le siguen ”El tesoro”, “Mecánica de la libertad”, “Una forma mayor de felicidad”, “Soldaditos”, “El muro de los lamentos”, “Grand Prix”, “El abuelo”, “La fiesta”, “Halley 86”, “Tres deseos” y “La barranca de la muerte”. Tramas sencillas como pueden ser una carrera de autitos, familias atípicas, los enamoramientos, las casas abandonadas, la primera fiesta de 15 - algo formal - o algunas maldades propias de la edad. Historias con las que Velasco conseguirá empatía principalmente con los adultos que vivenciaron esa época, pero que cualquiera podrá disfrutar.

Hay conclusiones y relatos propios de la visión de la niñez que son únicos, simples, frescos y sin demasiada complicación. Cinco protagonistas dueños de verdades absolutas con esa hermosa impunidad que brinda la temprana edad. El marco, como mencionábamos, son los ochenta, una década revisitada con demasiada frecuencia estos últimos años tanto en el cine como en las series de tv. Lo interesante es que frente a cualquier pronóstico el autor consigue esquivar la catarata de referencias y lugares comunes a fuerza de palabras justas, ritmo y sobre todo muy buena cintura.

Aunque el nivel de estas doce historias no es parejo, el trabajo nunca da la sensación de que la inclusión de las mismas sea forzada. Sin embargo, en este punto es necesario resaltar los tres relatos que constituyen el corazón de la obra.

“Mecánica de la libertad” será para los menos atentos la historia de Tony, un niño de rasgos fuertes que vivía junto a su padre en un taller mecánico y que rara vez salía de su casa a jugar. Aquellos dispuestos a prestarle un poco más de atención descubrirán un trabajo intimo, profundo que habla de violencia y de distintos tipos de prisiones. Y por si fuera poco, no tiene disimulo alguno en hilvanar redes con la última dictadura argentina. Como ejemplo basta no solo su título sino una de sus citas: “a veces ponían una radio a todo volumen con los relatos de los partidos de fútbol. Pero nunca los escuchamos gritar un gol”.

“Una forma mayor de felicidad” es la historia más extensa de la compilación y en la que menos abunda el doble sentido y la metáfora. Una trama directa con el futbol como bandera. Los amigos reunidos bajo una misma premisa, llegar a la final y vencer a los campeones de turno. Es preciso marcar también la llegada de un personaje que en apariencias solo viene a llenar un hueco como arquero pero que indudablemente será mucho más.

“Soldaditos” sirve para ubicarnos finalmente en el tiempo en el que transcurren estas infancias. Un metalero que visita con frecuencia a su abuela se convertirá en una suerte de héroe o modelo a imitar para los chicos. Claro que las visitas de este “duro de buen corazón” llegaran a su fin cuando le toque “el numero alto” que lo obligue a hacer la colimba. Lindo relato que instala el sin sentido de la guerra, la lejanía y la importancia de los afectos.

Es gracias a estas historias que la relación entre el público y los personajes adquiere una firmeza inquebrantable. Son pibes, de los buenos, llenos de picardía y buenas intenciones. No sabemos que les deparará el futuro pero poco importa. El lector y los personajes comparten un mismo momento indestructible.

Cierra la compilación la historia que da nombre al libro. Sinceramente no sobresale por sobre el resto, aunque cuenta con un título más que atrayente para la edición.

El escritor Eduardo Abel Giménez afirma en la solapa del libro: "Javier Velasco trae a sus amigos de la cuadra directo de la infancia. Vienen con los brillos y opacidades de la memoria: son héroes de entrecasa, nobles y traviesos, dueños de verdades que los adultos ni sospechan. Si en la casa los padres deciden, en la calle los chicos se mueven a gusto. A primera vista, 'La barranca de la muerte…' parece un libro para descansar: el dibujo limpio, la narración transparente, promueven la ilusión de que la vida es fácil".

En cuanto al estilo visual adoptado Javier Velasco sigue la simpleza propuesta gracias a un dibujo claro, de líneas y trazos suaves. No existen demasiados los detalles, ni los fondos trabajados, aunque sus personajes son muy expresivos. Esto último resulta mucho más evidente en la historia en la que se desarrolla el torneo de futbol. Los dibujos se presentan siempre al servicio del relato, llegan casi pidiendo permiso, permitiendo que primen las emociones.

“La Barranca de la muerte y otras historias” es de lectura ágil y pasajera, características que potencian el crecimiento sostenido de una obra que, si este fuera un mundo justo, debería convertirse en uno de los grandes clásicos. Una bella apuesta con demasiados logros, siendo quizás el más importante, el de constituirse en un trabajo fácil de recomendar a aquel que llega a la historieta por primera vez. Conejo, Rulo, los hermanos Macana y Velasco sostienen a viva voz que si hay que afrontar el fin de la infancia es mejor hacerlo acompañado.

El autor

Javier Velasco (Buenos Aires, 1977) es pintor, ilustrador e historietista. Publicó “Chupetes de Luna” (Thule ediciones, 2012 con guión de José Urriola) y “Grandes vestimentas” (Galería editorial, 2013) compilación de tiras cómicas sobre famosos atuendos de la cultura pop y el siglo XX. Participó además en la antología “Informe, Historieta argentina del siglo XXI” (EMR, 2015). Algunos de sus trabajos más antiguos aun pueden verse en su blog http://javiervelascoilustraciones.blogspot.com/.


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