Hay en la construcción de los personajes, que componen esta recopilación de diez cuentos cortos, una búsqueda que se sintetiza en la construcción de un lector cercano y familiar. La pluma que compone la narrativa de Juan Barraza encarna la cercanía de un vecino, un familiar, un amigo o compañero donde en la proximidad muy bien lograda de estos textos, el lector no podrá dejar de identificarse con aquellos conflictos efímeros que en el contexto de los vínculos humanos de un barrio donde pocas cosas pasan, trepan en intensidad al punto tal de cambiar la dinámica y eclosionar.
Las historias reunidas logran el artificio de la cercanía justa y precisa que permite al lector sentir al autor como propio y vivenciar sus historias como salidas de algún diario íntimo, olvidado quizás en el cajón de los recuerdos de una vida donde todo era más espaciado y costumbrista.
La narrativa de Juan Barraza no es arqueología barrial, sino que logra un pulso y ritmo propio del cual se pueden pesquisar las huellas de su formación artística entrecruzadas con las influencias literarias de Roberto Fontanarrosa y el mismo Antonio Di Benedetto, en un péndulo narrativo de estilo que marcaron sus tardes de lecturas. ¿Acaso quién no se enajenaría en un metegol conformado por un pesebre navideño si como certificado de defunción le quitaran su tesoro mas preciado? o ¿quién no salvaría su día que se presenta como caótico en la espera de un bondi luego de un partido de fútbol rodeado de afectos?
Situaciones simples son la puerta de entrada a la complejidad de la vida, su sostén y trasfondo. Juan Barraza nunca se fue del barrio que habitamos y ahí está viviendo para narrarlo y ofrecernos otra salida posible, mas allá de la tragedia y la comedia.
La voz de Juan Barraza
La biografía de Juan Barraza narra que es egresado de la Escuela de Teatro de Buenos Aires (E.T.B.. A.), donde estudió con el maestro Raúl Serrano. Actor de profesión, su multifacética personalidad lo condujo a realizar talleres y seminarios de actuación, improvisación, máscara balinesa y clown en la ciudad de Buenos Aires, viviendo desde hace dieciocho años del clown como principal fuente de trabajo y actividad que lo lleva a realizar giras tanto en la provincia de Buenos Aires como en el interior del país. Mirador Provincial dialogó con el autor de Diez cuentos cortos.
-Estas diez historias que componen tu primer libro de cuento, se caracterizan por ser historias cercanas, barriales, con personajes que podrían ser definidos como familiares. ¿Qué te impulsa a narrar lo cotidiano y la mística barrial?
-Uno escribe desde lo que conoce y desde lo que en algún punto le llama la atención. Algunos de estos cuentos tienen justamente una identidad muy barrial, costumbrista. Durante muchos años yo viví en pareja en un barrio, con un perro, en una cuadra con un contexto muy parecido al que se describen en estos cuentos, que no es un contexto saliente o inusual, sino por el contrario, un contexto muy común. Si bien no sucedió exactamente eso, cuentos como “Ocuparrilleros” o “Esa música de mierda” tiene que ver con eso si se quiere. Una lógica barrial y una identidad donde la vida tranquila de barrio y sus cosas cotidianas trepan hasta llegar a convertirse en un conflicto.
-Sos actor, comediante, estas trabajando últimamente en Stand Up. ¿Cómo influyó tu profesión en el proceso creativo de estas diez historias?
-Yo me formé como actor pero hace 18 años que trabajo como comediante de Stand Up, es lo que más hice últimamente, mi fuente de ingresos con la que mantengo mis tres hijos es esa. Me encanta poder expresarme en distintos campos de juego. Lo que creo que hay como conexión entre ambos campos de expresión en definitiva creo que es la palabra. En un caso en el escenario, con el propósito fundamental de hacer reír y en el otro caso desde la pluma o una computadora sin ese objetivo. La construcción de un cuento es un proceso más interesante para mí y en algún punto es más incógnito también. El trabajo de comediante tiene un feedback que es inmediato. Yo subo, llevo una idea, eso se transforma en un chiste, veo si funciona, si no funciona enseguida le puedo meter mano. En el cuento como autor se puede corregir pero en algún momento hay que publicarlo y cuando lo publicaste ya no lo podes tocar más. El feedback no está o cuando
lo hay no es tan claro como la risa. Me parece interesante luego de tanto tiempo laburar con la risa, laburar con literatura y ver que despierta en la gente.
-Sin corrernos del plano creativo, ¿cómo fue la gestación del libro?
-La gestación del libro es más larga, desde el 2019 venimos hablando con Francisca fuertemente de que esté publicado y que hoy lo esté es puro merito de ella por la insistencia y por la astucia con la que me supo llevar en el momento en que yo tuve que recuperar algunos cuentos y en el proceso de edición. Ella como editora lo llevó con mucha inteligencia y con mucho tacto, incluso el ultimo cuento “Julián y el tren” entró en reemplazo de otro que no me cerraba. El libro si no salió antes y postergó su salida es por desidia mía, nada más.
-¿Qué influencias literarias confluyen en tu narrativa?
-Te diría que en mi adolescencia escribía cuentos imitando y casi choreando a Roberto Fontanarrosa, que es el autor que más me llamaba la atención. Los terminé tirando pero algo debe haber ahí, como me pasa en mi otro trabajo, cuando se sube al escenario se sube con uno. Lo mismo pasa cuando se escribe, en esos textos habitan las conversaciones que uno tuvo, los lugares que visitó, la gente que conoció y dejó de conocer, las películas que vio. Todo el bagaje cultural originario, toda esa mochila que está adentro de uno aparece aunque no lo sepamos o queramos. Entonces debe haber muchas otras influencias literarias que yo no reconozco. También suena bastante pretencioso decir que hay influencias literarias de los autores que a uno más le gustaron. Algún cuento me propuse escribir al estilo de Antonio Di Benedetto que es el prosista que más me gusta de Argentina por lo menos, pero a su vez ese cuento no tiene mucho que ver con otros. Yo lo que traté es de relajarme y que aparezca lo que tenía que aparecer.
-¿Estás trabajando en algún proyecto literario a futuro?
-Estoy trabajando en otro libro de cuentos. Por ahí son relatos mas personales y algunas cosas que tenía guardado. No me pongo plazos, pero espero trabajarlo con Francisca en un proceso parecido al que hicimos con este libro de 10 cuentos cortos.
Bio
Juan Barraza es egresado de la Escuela de Teatro de Buenos Aires (E.T.B.. A.), donde estudió con el maestro Raúl Serrano. También realizó talleres y seminarios de actuación, improvisación, máscara balinesa y clown en la ciudad de Buenos Aires. Fue co-autor de algunos de los espectáculos en los que participó como actor. Diez cuentos cortos es su primera recopilación de cuentos reunidos bajo el sello literario de Azul Francia.