Mauro Sarubi (32) nació en La Paz. Su historia de vida es inspiradora desde cualquier punto de vida. Pero esta historia no empezó de la mejor manera. A raíz de una parálisis motriz espástica distónica por hipoxia, los médicos le diagnosticaron solamente 7 años de vida. La noticia cayó como un baldazo de agua fría. Hoy, el entrerriano – que derribó todos los ‘No’ que se le atravesaron por su vida – tiene 32 y es un ejemplo de superación constante.

 

En el último tiempo, Mauro no sólo se ha hecho conocido por sus bellísimas obras de arte, las cuales pinta con la boca, sino que además participa de diversas competencias deportivas de la mano de quien se convirtió su amigo y aliado inseparable, Marcos Gómez (29). La historia de este hermoso vínculo, al mejor estilo de los protagonistas de la película Amigos Intocables, se remonta a febrero del año pasado. El paceño de 32 años y su mamá Silvia habían asistido a las piletas del Club Patronato, donde ambos son socios. Marcos, quien se destaca por su presencia en los triatlones, se desempeñaba en aquel momento como guardavidas. Las vueltas de la vida hicieron que los dos jóvenes se cruzaran en el camino y fue gracias a una remera que comenzó la comunicación. Pero no era una remera cualquiera. Era una camiseta de una carrera. Ese fue el disparador para que la comunicación fluyera entre los tres.

 

“Mauro, haciéndose entender, nos quería decir algo. En ese momento no tenía el oído tan entrenado. Con Silvia fuimos buscando y tratando de ver qué era lo que quería decir: él quería correr”, expresó el atleta en diálogo con Mirador Entre Ríos. Gómez no tardó un instante y le propuso a Silvia participar en alguna carrera. La propuesta fue un miércoles y el sábado ya estaban compitiendo. El dúo estuvo presente en la 2da edición de la Carrera Nocturna de Paraná.

 

Esos 5km fueron el puntapié inicial para muchas pruebas más. Los dos se complementaron a la perfección: Marcos aportó sus piernas y un corazón grandísimo; mientras que Mauro, desde su silla de rueda, dejó todo su amor y ternura inconmensurable. Así fueron consolidando esta relación, que hasta el día de hoy se mantiene intacta.

 

Asimismo, Silvia dejó en claro que su hijo “disfrutó mucho esa carrera, se sintió muy feliz. La idea era seguir practicando, sacarlo más seguido para ver si continuaba con esa alegría. Queríamos una vida más social para él, que no sea sólo terapia”.
“Cuando Marcos me propuso la idea, a mí me cayó bien porque para mí, la prioridad número uno, es ver que Mauro disfrute los momentos, que sea feliz, que se integre. Antes de empezar a correr, Mauro participó en varias provincias en diversos encuentros con pintores nacionales e internacionales. Él se integraba y disfrutaba. Después vino la pandemia y eso quedó trunco. Ahora apareció Marcos. Gracias a Dios y a la Virgen que lo puso en el camino. Veo que cada vez que participan en las carreras”, aseguró Silvia.

 

Esa primera distancia sirvió de parámetro: tardaron 45 minutos. Los entrenamientos posteriores le dieron al equipo una cuota de positivismo no sólo para obtener mejores resultados sino también para afianzar la comunicación y la confianza. De esta manera, lograron bajar los tiempos, llegando a cronometrar 20 minutos promedio. Los venideros 5 kilómetros se habían transformado en un trámite. El binomio luego se presentó en diversas oportunidades en Paraná, Viale y Valle María, entre otros lugares. Entre las grandes hazañas, los entrerrianos participaron de un triatlón, donde Marcos inicio nadando, luego pedaleó y culminó la prueba corriendo junto a Mauro. Por su parte, este domingo 2 de abril tendrán un nuevo desafío: sus primeros 10 kilómetros en competencia. Será la carrera “Malvinas No Olvidar”.

Desafíos

-¿Cómo fue el proceso de adaptación de Mauro?

-Marcos Gómez (MG): Obviamente que fuimos de a poco. A veces llegaba con toda la vestimenta y todas las ganas de salir a correr pero en el camino nos deteníamos en una plaza. A eso yo le llamaba “entrenamiento silencioso”. Ahí entrenábamos la confianza, el socializar con otros compañeros y amigos. Esa parte del entrenamiento, que quizás otro corredor lo haga sumando kilómetros, era clave para entrenar, por ejemplo, la confianza tomando un helado o hablando con amigos. Ese tiempo nos sirvió muchísimo porque generamos este vínculo. Hoy, con señas, nos damos cuenta si hay que ir más despacio o más rápido. Mientras yo voy corriendo, Mauro siempre me va diciendo en el camino “cuidado”, “fijate”. O me dice “arriba” o “abajo” para que levante o baje la silla.

 

-Hace poco iniciaron una campaña para que Mauro pueda tener su silla de arrastre.

-MG: Estamos pidiendo una silla de arrastre, que es una silla hecha específicamente para maratones. La silla que usa Mauro es la que usa todos los días. La nueva cuesta unos 2 millones de pesos y se utilizaría para correr. Llevamos más de 300 mil pesos recaudados. La verdad que para nosotros es un montón, aunque todavía falta. El que pueda sumar un granito de arena es bienvenido. Por ahora venimos muy bien. Estamos sorprendidos de todo lo que nos ha llegado desde que compartimos el reel en Instagram (Corriendo Sin Límites) pidiendo por la nueva silla. Estamos agradecido por todo lo que han aportado. El que aporta nos sirve un montón y el que comparte nos ayuda un montón.

 

-Detrás de ustedes tres, también hay un equipo invisible que colabora.

-MG: Tenemos amigos que fuimos haciendo en carreras, entre ellos el Chino Castagna y Romina Vázquez, que se pusieron la causa al hombro. Es hermoso todo lo que se ha generado. Esto es una gran familia. El saldo es positivo para nosotros por el vínculo que se formó, por las cosas que estamos logrando y todo lo que se está visualizando. En la misma situación que está Mauro hay otros chicos también. Nos han enviado mensajes de otros chicos que también quieren hacer lo mismo.

 

-A partir de la experiencia con Mauro, ¿Cuál es tu mensaje?

-MG: El mensaje es que si podemos. Siempre digo que la discapacidad es más social. Acá, Mauro nos demuestra que puede correr a su modo, pintar a su modo y hacer muchas a su modo. A Mauro le dijeron que iba a vivir hasta los 7 años. Hoy tiene 32 años, derribando todos esos NO y convirtiéndolos todos en SI. Él me ha demostrado y enseñado muchas cosas. Siempre se levanta con un buen humor, una buena onda. Mauro se levanta cantando. Ahí nos demuestra que hay que disfrutar las cosas. Antes de la largada yo siempre le digo a Mauro que ya ganamos. Para nosotros es un gran premio. Después, lo que ocurre en el transcurso de la carrera, lo aprovechamos para disfrutar. Nuestro resultado es llegar y disfrutar.

Para colaborar

Actualmente, se está realizando una colecta para que Mauro pueda adquirir una silla de ruedas de arrastre, esencial para este tipo de prácticas deportivas.

Si desea colaborar puede ayudar a través de la siguiente cuenta bancaria:

TITULAR: Marcos Gomez

ALIAS: corriendosinlimites

CVU: 0000003100099935959477 (desde Mercado Pago o cualquier cuenta bancaria)