Carlos Zanón es un escritor rosarino que publicó su primera novela El Mandato, actualmente se encuentra disponible en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Ambientada en Rosario cuando finalizó la guerra de la triple alianza o también conocida como la guerra del Paraguay. Allí el lector puede situarse en una ciudad ubicada a orillas del Paraná que promete ser pujante y estratégicamente ubicada en lo comercial.
En diálogo con su autor nos introduce en la trama de su novela, “al finalizar la guerra más sangrienta de América Latina, el imperio brasilero
sospechaba que el hijo del ya fallecido mariscal Solano López ex presidente del Paraguay se encontraba refugiado en ésta ciudad en el seno de una familia aristócrata. Es así que se le encomendó al ejecutivo argentino a cargo del presidente Domingo Faustino Sarmiento, proponer un infiltrado del ejército nacional y capturar a Panchito López”. El desafío literario que parece haberse puesto su autor fue posicionar al soldado infiltrado en un riesgo constante de vértigo para poder llevar a cabo dicha aventura que también podría entenderse como el hilo conductor de esta novela histórica.
En relación a las expectativas que genera poder concretar un proyecto literario independiente Carlos relfexiona, “este libro me sigue dando
sorpresas ya que por segundo año consecutivo está en la Feria internacional de libro de Buenos Aires, en el stand de la provincia de Santa
Fe y en el año 2022 participó en la Feria del libro en Rosario, en lo personal es una alegría inconmensurable”. A su vez consideró que al
haber tenido la posibilidad de exponerlo en esos eventos culturales masivos, el libro tuvo una buena recepción por parte del público. Esto deja a la vista la importancia que adquiere que las áreas de cultura de los diferentes estamentos del Estado apoyen a los escritores autogestivos.
En ocasiones resulta interesante conocer algunos rincones de la vida privada de los autores, porque de alguna manera los acerca a sus lectores sea en sus relatos o su modo de mirar el mundo. En relación a ello, Carlos hace un recorrido de aspectos de su vida como también de su historia laboral. “Crecí en un hogar de padres separados, mientras mi madre salía a trabajar, mi abuela estaba a cargo de mi crianza. Siempre tuve una conexión con los artístico, desde muy niño practiqué danzas folclóricas, pintura, y piano. Escuchaba desde tangos hasta Franz Von Suppé, esto debido a que mi madre coleccionaba discos que ofrecían en la revista Selecciones”.
La escena laboral
Su introducción al mundo laboral de los adultos comenzó de muy joven, “desde los catorce años incursioné en fábricas metalúrgicas, en 1978 ingresé a la Municipalidad de Rosario, en la Dirección de Trolebuses, primero como guarda luego como conductor, al pasar a manos privadas y dado la diferencia salarial, renuncié a la Municipalidad y continué en la adjudicataria Martin Fierro, a posterior pase a otra empresa Las Delicias, también de colectivos, mientras estudiaba de noche derecho en la UNR. Dónde cursé hasta el cuarto año”.
Recuerda con nostalgia que, “en los años ochenta me quedé sin trabajo, a la par había conocido a mi esposa Rosana, conseguí trabajo de vigilancia en los Supercoop, debido al bajo salario renuncio e ingreso como custodia en una empresa de transporte de caudales ,en donde con los años terminé como supervisor de tesorería”.
En su currículum hay un recorrido de calles y vivencias que seguramente han sido fuente de inspiración para el acto de escribir. Conociendo su CV, denota esa búsqueda constante de un lugar donde poder producir. En relación a esto añade que, “ junto con un amigo nos presentamos a un concurso del Correo Argentino para distribución ambulante de facturas, lo ganamos, y realizamos el reparto postal a nivel nacional ,ya con vehículos propios, pero por desgracia la política nos jugó una mala pasada y se privatizó el correo”.
Para finalizar esa ruta laboral, con la crisis del 2001 y al no tener trabajo consigue ingresar a la empresa Rosario Bus como conductor, para
posteriormente jubilarse en ese rubro. “En la actualidad estoy afincado en Capilla del Monte, Córdoba. Que me permite, dada su geografía y energía concentrarme en mis nuevos intereses, donde estoy pintando en acrílico y a su vez en mi próximo libro llamado La Teoría del Delito, novela de corte policial negro, ambientada en Rosario en 1950”.
La literatura en la vida de Carlos Zanón
El interés por la escritura en la vida de Carlos se inició de pequeño ya que recuerda, “leer todo lo que caía en mis manos desde revistas para niños, pasando por Edgar Allan Poe, Julio Verne y novelas negras. Mi ídolo era Philip Marlowe”, se trataba de un detective privado ficticio, creado por Raymond Chandler en sus novelas. Pero reconoce que hay un autor que lo influyó desde el momento que conoció su obra y fue Umberto Eco.
“Imaginariamente, en su momento viajé al norte de Italia a conocer las abadías medievales, sueño que se concretó ya en mi adultez. En donde iba con el afán de estar mejor económicamente, conocí lugares impensados desde Argelia, en el norte de África, Moscú y gran parte de la península itálica”. Recuerda entre risas y con el paso del tiempo, subraya, “pero en su momento no fue ninguna gracia, después de una breve estancia en Argelia y ya en el aeropuerto esperando embarcar hacia Italia, aclaro que era época del Ramadan, para los islámicos ya las seis de la tarde todos los que estaban en esa estación aérea siendo de esa religión se arrodillaron a rezar. En ese momento, una turista le dice a su acompañante que le saque una foto a ella y como fondo todos los musulmanes orando. Aparte de disparar el flash de la cámara, disparó la ira de toda la gente que se puso a gritarnos. Donde en lo personal no entendía lo que me decían, pero notaba en sus ojos la ira hacia nosotros. Conclusión, aparecieron de la nada militares con fusiles kalashnikov. Nos encerraron una hora en una habitación, para luego hacer un cordón lleno de soldados en la pista hasta el avión. La realidad es que nos expulsaron del país”.
Retomando el tema literario, Carlos confiesa que “mi abrazo hacia las letras, debo confesar, que no se gesto de un día para otro si no desde muy niño, aclaro que mi curiosidad abarco algunos autores santafesinos, ya que es mi provincia y no podía dejar de leer sus escritores, llámese Mateo Booz, Fontanarrosa y Ielpi, que su libro sobre la historia de pichincha, y a la distancia están emparentados con mi libro El mandato. Novela histórica que combina ficción y realidad. Dicho libro en lo personal ,lo veo como una pequeña contribución a la cultura de mi provincia y de mi ciudad de Rosario”.
Por último reflexiona acerca de ese proceso de escribir y llegar al lector. “Un escrito, si bien uno lo concibió, a partir del momento que pasa a otra mano, para su lectura, deja de ser tuyo para integrarse a la sociedad, es como los hijos que traes al mundo llega un momento que parten, es mi humilde pensar”.