Abrir un nuevo libro provoca una emoción difícil de narrar. ¿Qué me contará este libro? ¿Qué emociones despertará en mí? ¿Cuáles serán las reflexiones que me inspirará?

La buena literatura no está peleada con las emociones y, en el otro lado, están los escritores dispuestos a compartir su arte.

El poeta y escritor rosarino, Luciano Trangoni acaba de publicar ‘Obstáculos’ y estará presentándolo mañana miércoles a las 19:30hs en La Favrika (Tucumán 1810). Mirador Provincial charló con Trangoni donde hablamos del poder liberador de la literatura y de alguna de sus rutinas como escritor.

Luciano Trangoni vive en Rosario, es poeta, narrador y docente. Ha publicado Los zapatos de los muertos (novela, Ciudad Gótica, 2006); Acá no hay dónde (novela, Ciudad Gótica, 2009); 17 pesos y monedas (cuentos, Ciudad Gótica, 2010); La confusión de las lenguas (poemas, Ciudad Gótica, 2012); El sanatorio de los hechiceros imaginarios (poemas, Ciudad Gótica, 2016); Los obreros de la tierra (poemas, Baltasara, 2019) y ahora, Ceremonial del abismo (poemas, Alción, 2021)

Conversaciones

-¿Cuál fue el primer libro que leíste?

-Las primeras lecturas que recuerdo, o aquellas que las trampas de mi memoria me permiten vislumbrar, estaban contenidas en unos tomos viejos, de tapa dura, que tenían en su casa mis abuelos. Se trataba de unos cuentos sumamente perturbadores, que venían acompañados de unas ilustraciones más perturbadoras aún. La lectura de aquellos libros fue parte de una experiencia tenebrosa y fascinante a la vez.

-¿Cuándo comenzó el interés por la literatura?

-Mi interés por la literatura está ligado a un interés por el arte en general. Este interés superior convivió conmigo siempre. Desde niño dibujada mucho, y lo hacía bien. De hecho, al terminar el colegio secundario me inscribí en la carrera de Bellas Artes. Por entonces la literatura comenzó a ocuparse de mí, a robarme las horas, el sueño, la vida.

-¿La escritura sucede solo cuando aventuramos pluma y papel o simplemente va sucediendo?

-En mi experiencia, la pluma y el papel constituyen la etapa final de un largo y angustiante proceso que se inicia mucho antes. La poesía, por ejemplo, es un estado de mi alma; es el lugar que habito, más allá de la tensión entre los opuestos cordura/locura en que nos sitúa la cultura.
Sentarme a escribir significa transcribir aquella experiencia existencial, y ésta no es sino la etapa de la liberación. Pero esto ocurre sólo al final del proceso.

-¿Qué escritores te han influenciado?

La lectura de Edgar Allan Poe me hechizó durante la adolescencia, a tal punto que su hechizo eclipsaba otras lecturas, porque entonces se me antojaban livianas y vacías de contenido.
Creo que César Vallejo pudo haber sido otra influencia en mi juventud, aunque hoy me siento más influenciado por la filosofía que por algún poeta en particular. Lo cierto es que intento no ser permeable a las influencias. Aquellos hechizos son alienantes y acaban sofocando el desarrollo del alma.

-¿Cómo se forjó Obstáculos?

-Obstáculos es la síntesis estética de un peregrinaje casi involuntario por regiones inhóspitas y desoladoras de mí mismo. Es una suerte de búsqueda filosófica escrita por un poeta.
En la antigüedad los límites entre el filósofo y el poeta eran difusos. Pienso en Parménides.

-¿Cuál es la motivación de seguir escribiendo?

-Esta pregunta tiene su equivalente en esta otra: ¿Cuál es la motivación de seguir viviendo?

En mi libro “Los obreros de la tierra” (Baltasara Editora, 2019), el poema que abre el libro reza: No hay / en el sendero de la poesía / un camino de regreso / hasta aquí has llegado / aquí te mueres.

-¿Has tenido conversaciones internas que te llevan al debate?

-No imagino mi vida sin una dialéctica interna permanente.

-¿Cómo no imitarse a uno mismo después de cierta cotidianidad?

-Yo estoy escribiendo un único libro de poemas, que voy presentando en etapas, como si se tratara de círculos ascendentes donde se pone en escena el peregrinaje de un desterrado.

-¿Cómo transcurrió tu camino desde tus comienzos hasta el presente en el mundo de la escritura?

-Mi primer libro, “Los zapatos de los muertos” (Ciudad Gótica, 2006) es una novela. Un par de años después salió “Acá no hay dónde”, otra novela. Y más tarde “17 pesos y monedas”, un libro de relatos reunido que por entonces publicaba en la contratapa de Rosario/12. Pero a partir de entonces comencé a escribir poesía. “Obstáculos” (CR Ediciones, 2023) es el quinto poemario publicado.

-¿Hay un tiempo estancado en los procesos de creación?

-Hay momentos estancos en mi proceso creativo. Son pocos, eso sí. Pero, en mi caso, se trata de los momentos en que transito cierta paz y felicidad. Entonces no siento ninguna necesidad de escribir.

-¿Dónde reside la raíz rosarina en vos?

-Rosario es la ciudad en que nací, pero mi poesía intenta abordar resquicios universales.

-En tu oficio de escritor, ¿has conocido rupturas, momentos de duda, cambios de orientación?

- En mi oficio de escritor he tenido violentas rupturas y cambios de orientación. Comencé escribiendo novelas, cuentos. Pero algo inexplicable me ocurrió cuando acabé de leer la novela 2666, del escritor chileno Roberto Bolaño. Desde entonces supe que esa novela le ponía un candado a mi escritura. Esa novela me obsesionó. Llevaba el libro a todas partes conmigo, me despertaba a la madrugada para continuar su lectura. Una verdadera locura. Me llevó uno tiempo comprender entonces se estaba desarrollando en mí el germen de la poesía.

-¿Que escritores/as del litoral te gusta leer?

-Me gusta la poesía de Beatriz Vignoli, Eduardo Valverde, Alejandra Méndez, Marcelo Cutró, Patricio Raffo, entre otros y otras.