Con una jornada de persistente llovizna estuvieron presentes en la necrópolis de Villaguay, además de los integrantes de la comunidad Charrúa Etriek, Orlando López de Inchalá Ué, de Villa Domínguez; Celia María Saucedo de Gué Guidaí Berá, de Maciá; Silvia Solari de Oyendajau, de Federal; el vicepresidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), Luis Pilkimán, Mapuche de Río Negro; la abuela Ángela, de Inchalá Ué; y el director de Cultura de la Municipalidad de Villaguay, Andrés Ramón.
Por razones climáticas y por verse imposibilitados a salir de las comunidades, no llegaron a participar integrantes de las comunidades de Federal Naybú y La Rinconada.
Luego del hallazgo de su tumba, por primera vez las comunidades se dieron cita unidas para honrar la memoria del ancestro Charrúa. Se construyó la tumba con piedras y durante la ceremonia se le ofrendó plantas medicinales nativas. Participaron del ritual integrantes de la comunidad Gué Guidaí Berá, de Maciá, quienes invitaron a sus hermanos del resto de las comunidades presentes.
La tumba está demarcada con piedras y una de ellas, de forma oval, sobresale con el rostro tallado de Floro. La significativa obra fue realizada por el artista Omar Jacobo, integrante de la comunidad Charrúa Etriek. Al centro de la cabecera de la tumba, también de piedra, fue colocada una placa en la que se puede leer: “El Pueblo de Villaguay a la memoria de Florencio Cheto Floro. En conmemoración de su fallecimiento 03/09/1965. Dado en el marco del bicentenario de la ciudad”.
LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Al momento de las palabras, Héctor Santomil, integrante del Consejo de Participación Indígena y referente de la comunidad Charrúa Etriek de Villaguay, dio la bienvenida y reflexionó acerca de la invisibilización, negación y racismo que sufren los pueblos originarios: “Nosotros decimos que somos más de 40 pueblos”, insistiendo para que se plantee la necesidad de que el Estado los tenga presentes, “esperamos que la agenda política nos incluya pronto ya que vivimos situaciones difíciles de negacionismo, racismo y está en nuestras manos que esto cambie”, remarcó haciendo un llamado a seguir en la lucha.
Orlando López, representante de Inchalá Ué, de la localidad de Villa Domínguez, también aludió a “las injusticias que viven los pueblos originarios. Vengo a pedir al lado de nuestro ancestro Floro, no solamente por nuestro pueblo Charrúa sino por aquellos hermanos que en el norte la están pasando mal”.
En tanto, Celia María Saucedo, de Gué Guidaí Berá, de Maciá, expresó: “Como hoy hacemos homenaje a don Floro, hacemos homenaje a todos los ancestros que les quitaron todo, les cortaron las manos, la lengua; por no saber escribir y les hacían firmar documentos para quedarse con su territorio. Creo que se están dando cuenta que los pueblos originarios se están levantando y estamos presentes en Entre Ríos, el norte el sur, el este y el oeste, somos pacíficos y llegará el momento de decir hasta aquí llegamos porque se cometen muchas injusticias y no debemos cejar en hacer valer nuestros derechos y reclamar los que nos faltan”.
Mientras la lluvia y el viento, combinados con el trino de los pájaros que llegaban desde los árboles altos, acompañaban los momentos profundos de las palabras, las miradas se centraban en la tumba convertida en un símbolo de lucha ancestral. Silvia Solari de Oyendajau, quien llegó desde Federal, dio aliento a continuar con la lucha y levantar las banderas de su identidad. “La verdad es que a pesar de la lluvia y el tiempo estamos acá y decididos a seguir luchando y levantando nuestra bandera. Seguimos acá, seguiremos estando y estaremos siempre”.
RECONSTRUCCIÓN Y VALORACIÓN
Luis Pilkimán, vicepresidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, celebró la jornada y destacó “el proceso de reconstrucción y valoración que ha empezado el pueblo charrúa, en reconocer a sus ancestros, darle el valor que se merece con los que han desaparecido y los hermanos mayores que aún viven, porque ahí está la fuente del conocimiento, la construcción, recuperación y el fortalecimiento de la cultura charrúa”.
Sobre los logros en derechos mencionó: “Nunca nos han regalado nada en ningún punto del país y del continente, las conquistas son producto de la organización y la lucha”. En la misma línea anheló que “los estados nacional, provincial y municipal puedan destinar recursos para el fortalecimiento de estas organizaciones, porque a partir de la reforma constitucional de 1994 existe la posibilidad que los municipios y las provincias puedan avanzar institucionalmente en eso”.
La abuela Angela Villalba (79), integrante de Inchala Ué, quiso estar presente desafiando las condiciones climáticas adversas y decir unas palabras: “Aquí estoy contenta por haber venido; yo siempre escuchaba y leía sobre el hermano Floro, pero no podía llegar al final de lo que era. Estoy muy animada al ver que se dan estos pasos tan importantes y porque mi abuela paterna era hija de un cacique uruguayo, por eso me considero de la comunidad charrúa”, aseguró.
Por su parte, el director de Cultura, Andrés Ramón, en nombre del municipio y la comunidad expresó: “Para nosotros es un deber acompañar este proceso que se ha llevado adelante, visibilizando a Floro. Este rescate que se está llevando adelante deseamos siga concretándose y por nuestra parte somos respetuosos en estas cuestiones y estamos predispuestos siempre con las comunidades. Hemos acordado en cómo disponer la sobre tumba y obrar con el mayor respeto, porque lo merece Floro como todos ustedes que están predispuestos a trabajar de manera conjunta”, reflexionó.
Luego de acto realizado en el cementerio, la celebración de la fecha se continuó desarrollando en la Escuela Nº 87 Luis Piedra Buena.
DATOS
El investigador José Pedro Rona considera que güenoas, minuanes, mbohanes y otros grupos podrían formar parte del gran complejo charrúa y Entre Ríos sería tan charrúa como el Uruguay. Los rastros que persisten de este pueblo son escasos u ocultos. La influencia de los guaraníes, que habitaron en islas y costas de los ríos Paraná y Uruguay, dejaron profunda huella de su cultura y dejaron ríos, arroyos, pájaros y árboles con nombres en su lengua; sin embargo, de los charrúas conocemos algunas palabras sueltas y pocos nombres que presuntamente corresponden a su lengua, como el del arroyo Pospós, en el departamento Colón.
FLORO ERA DOMADOR
Por algunas publicaciones, estudiosos del tema pudieron saber que a unos 40 kilómetros de Villaguay vivía un descendiente de charrúa. Era Floro y su apellido se había perdido de la memoria o nunca lo tuvo. Tenía, según los cálculos de vecinos, 144 años y “había vivido desde los nueve en campos pertenecientes a tres generaciones de la familia Lagos, según el testimonio de la última dueña, Berta Lagos de Araya, donde trabajó como peón mensual y como un gran domador y su habilidad con los caballos denotaba sus raíces charrúas.
Publicaciones consultadas mencionan a los lugareños quienes contaron que “la familia de Floro había llegado a Entre Ríos cuando tenía nueve años, se extravió y fue recogido en la estancia de Lagos”. Se sabe que las últimas comunidades autónomas de charrúas del Uruguay fueron exterminadas en la denominada batalla de Salsipuedes, cerca de Paysandú, el 11 de abril de 1831, cuando el presidente Fructuoso Rivera decidió sacarse de encima a “los molestos indios” –los mismos que pelearon con Artigas por la independencia– y los convocó a una emboscada donde muchos murieron, otros fueron tomados prisioneros y el resto logró escapar. Se dice también que muchos de ellos atravesaron el río Uruguay y se afincaron en Entre Ríos.
En la búsqueda de más información sobre Floro, los investigadores uruguayos hablaron con “la gente que está vinculada a él, que lo conoce desde hace años, ya que de él no pudimos obtener más que monosílabos. Aunque físicamente se conserva bien, su memoria no retiene más que sucesos recientes, de poco tiempo atrás”, expresaban.
Juan Justino da Rosa, otro estudioso uruguayo, informó que “la misma dificultad en la comunicación la confirma un sacerdote de Villaguay que visitó a Floro para bautizarlo. El sacerdote narró después que ni siguiera habló con el charrúa, ya que éste ignora el español y solo sabe pronunciar algunos monosílabos”.
Da Rosa menciona una entrevista realizada a Rona y Petit Muñoz del diario “El País” de Montevideo: “‘Floro es un charrúa. Estas fueron las primeras palabras que nos dijeron los profesores en la entrevista que mantuviéramos con ellos para informarnos acerca del resultado de sus investigaciones. Un estudio antropológico y de las palabras que utiliza (habla solamente charrúa) nos permite asegurar merced a una comparación que efectuamos con lo que conocíamos acerca de dicha tribu, que efectivamente no puede existir ninguna duda sobre su autenticidad: es charrúa y nacido en Uruguay. Debe tener, según los datos que hemos recogido, alrededor de 144 años y se mantiene físicamente bien a su casi siglo y medio de vida. Posee la dentadura completa, habla charrúa, no conoce más que unas pocas palabras de español, y desde su juventud ha vivido a mate y asado”, expresaron.