El triunfo en el Nuevo Gasómetro fue justo y necesario. Newell’s pudo tomar aire y cortar una racha de tres derrotas seguidas, incluido el clásico ante Central, y ahora buscará dar vuelta esa racha y sumar su segundo halago en fila cuando visite este viernes a Tigre en Victoria.

El entrenador Gabriel Heinze fue el gran vencedor de una semana en la que tenía todo para perder. Con su puesto de trabajo en juego fue el mismo DT el que admitió que les pidió a los jugadores que lo “ayuden” a sacar el partido del Ciclón adelante.

Con una gran muestra de carácter, los futbolistas rojinegros disputaron quizás el mejor encuentro de la temporada y se impusieron de principio a fin ante un equipo muy bien armado como es el San Lorenzo de Rubén Insúa.

Con este envión, los rojinegros quieren seguir sumando para intentar clasificar a una copa internacional y meterse en los cuartos de final de la Copa de la Liga.

Tigre no viene bien y necesita los puntos en su casa para escaparle definitivamente a la zona del descenso por la tabla anual, por lo que no será sencillo para la Lepra.

El Gringo sabe que tiene la última oportunidad de dar el salto en este proyecto futbolístico que nunca terminó de despegar en este 2023 y de acá a fin de año estará en evaluación permanente.

Más allá que el presidente Ignacio Astore y el mánager Pablo Guñazú aprovechan cada oportunidad pública para manifestar su conformidad con lo que viene haciendo el entrenador, lo concreto es que puertas adentro no es tan así ya que la comisión directiva está divida entre los que prefieren que el ciclo de Heinze llegue a su fin y los que confían en que el ex defensor de la selección argentina pueda conseguir algún objetivo de los que quedan en juego.

Justamente por esto es que el duelo ante Tigre cobra trascendencia ya que, de no sacar un buen resultado, el próximo partido ante Godoy Cruz, de local, puede ser determinante para el futuro inmediato de la institución.

Ningún dirigente del fútbol puede soportar un “cabildo abierto” y en estos casos el fusible más “fácil” de cambiar siempre es el técnico.

Desde la derrota ante Central las cosas quedaron sostenidas pura y exclusivamente por lo que pase en cada partido y eso será así hasta que Astore y Heinze lo decidan.

El Gringo no pudo sostener con juego ni resultados todo lo que se esperaba de él, tras sus pasos por Argentinos Juniors y Vélez, donde logró ascender al Bicho de La Paternal a Primera y potenciar pibes en Liniers.

En el Parque Independencia, Heinze no pudo competir en la Liga Profesional y terminó por debajo de la mitad de la tabla, en la Copa Argentina fue eliminado por un equipo de la Primera C y en la Sudamericana, el gran anhelo del hincha leproso, se quedó afuera en los octavos de final, después de una buena primera fase en la que ganó cinco de los seis partidos.

Además, en cuanto a promoción de jugadores, los números tampoco le dan la derecha al Gringo que puso a varios juveniles, pero luego no les dio continuidad o directamente terminaron desapareciendo del plantel superior.

De todas maneras, en este aspecto, la responsabilidad no es toda del entrenador ya que hoy por hoy Newell’s no está trabajando bien en inferiores, no tiene calidad de jugadores y los que están hoy entre primera y reserva no demostraron nada como para el DT les siga dando oportunidades.

Marcos Portillo, Lisandro Montenegro, Guillermo Balzi, Jeremías Pérez Tica y Genaro Rossi son apenas algunos nombres que nunca terminaron de acoplarse a lo que necesitaba el equipo y, como el DT, estarán siendo evaluados de acá a fin de año para saber si continúan en la institución en 2024 o serán cedidos a clubes del ascenso para que tengan otro tipo de roce.

Heinze y Newell’s tendrán la oportunidad de extender una semana más su relación. Para eso, los rojinegros deberán imponerse ante Tigre para seguir subiendo en las dos tablas (anual y Zona B) y que el proyecto del que tanto se habló de una vez por todas tenga un sustento más allá de las palabras.