La jueza del Tribunal Oral Federal de Paraná, Noemí Berros, sostuvo en la resolución que homologó el acta acuerdo de juicio abreviado que le presentaron Fiscalía y defensa, que “no cabe hesitar en que el cuadro probatorio reunido es tan sencillo como contundente y acredita holgadamente tanto la materialidad ilícita de los hechos enjuiciados, como la participación típica (autoría) que en ellos le cupo al imputado Javier Alejandro Montenegro”.
Montenegro, de 48 años, de ocupación peón de taxi, oriundo de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero con domicilio real en Posadas, Misiones, reconoció en un juicio abreviado que transportaba, el 26 de noviembre de 2016 por la ruta nacional Nº14, casi 93 kilogramos de marihuana, distribuidos en 247 envoltorios o ladrillos “especialmente acondicionado para el ocultamiento de la mercadería ilícita en los paneles de las puertas traseras, debajo del piso del baúl y en el torpedo” de una Renault Sandero de su propiedad.
Berros resolvió hacer lugar al acuerdo de juicio abreviado que consistió en declarar a Montenegro autor del delito de Transporte de estupefacientes en concurso real con el delito de Uso de documento público adulterado de los destinados a acreditar la habilitación para circular de vehículos automotores, y lo condenó a las penas de cuatro años y dos meses de prisión y multa de 42.500 pesos.
También resolvió decomisar el auto secuestrado y depositado en el puesto caminero Bella Vista que la Policía de Entre Ríos tiene emplazado en el kilómetro 139,5 de la ruta nacional 14 y el teléfono celular que le fue incautado, por ser ambos instrumentos utilizados para perpetrar el ilícito. Finalmente ordenó destruir la droga.
Sin embargo, Montenegro no fue detenido el día en que se corroboró que circulaba con una cédula de identificación automotor o tarjeta azul apócrifa, sino seis días después cuando el secretario del Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, ordenó la requisa del rodado. Fue porque el 3 de octubre de 2016, recibió un correo electrónico de la Policía de Entre Ríos, en el que se le informó que el vehículo secuestrado que se encontraba depositado en el predio del puesto caminero, presentaba “irregularidades en el chasis, como así también en la rueda de auxilio colocada en el automóvil pues corresponde a un rodado menor, como también pintura nueva que no coincide con el color de la carrocería, por lo que la prevención solicita orden de requisa vehicular para el automóvil de mención”. Asimismo, el mismo día, el juez dispuso una orden de allanamiento para la casa de Montenegro, en Posadas, donde no se hallaron elementos de interés para la causa, pero fue detenido por disposición del Juzgado Federal de Concepción del Uruguay.
En ocasión de ampliar su indagatoria, el imputado manifestó que iba a Buenos Aires a la casa de su hermano por parte de padre, en Villa Fiorito. Declaró que salió “de Posadas y en la primera salida me revisó Gendarmería Nacional Argentina (GNA), ocasión en la que exhibió la cédula azul y le pasaron el perro detector de drogas por el auto. Luego, a media tarde, fue detenido en Bella Vista, donde, sostuvo “recién notaron lo de la cédula”. Añadió que “llamaron al verificador y me pidieron que abriera el auto. Lo volvieron a revisar todo, las ruedas incluso. Lo golpearon por ruidos extraños. Había 8 o 9 policías. En un momento me dijeron ‘tenemos diez mil razones para arreglar su situación’”.
Montenegro manifestó respecto de aquella situación: “Yo entendí que me quisieron coimear, pero eso fue lo único que me dijeron. No estoy haciendo denuncia, solo estoy contando cómo fue que pasaron las cosas nomás. De ahí llamaron a Misiones y constataron domicilio. Me dijeron que estaban esperando la contestación del llamado de Misiones para poder liberarme, cosa que hicieron a eso de la 1.30”.
El ahora condenado manifestó que le preguntó a los gendarmes “si con los papeles a mi nombre podía retirar el auto y me dijeron que sí. Eso nomás. Volví a Posadas y esperé allá para conseguir los papeles, como no salieron el 3 de octubre de 2016 fue GNA a mi casa y me detuvieron. Me llevaron al Escuadrón y desde ahí, para acá. Yo sabía que mi auto no tenía nada, por eso estaba en casa. Yo no sé si salió de la agencia el auto así o cargaron acá, en la policía eso”.
Finalmente, dijo que “la tarjeta azul se la entregó la agencia, se llama Servando Automotores y fue ahí donde compró el auto, fue unos tres días antes de que pasara todo eso, no recuerda el nombre del vendedor. Los motivos del viaje era la visita a su hermano, estaba medio enfermo y hacía rato que no lo veía”.