El episodio fue muy confuso, ya que en el momento de los hechos violentos mucha gente estaba en el lugar. Lo que tendría que haber sido una fiesta del fútbol casi termina en tragedia.
Inexplicable, increíble y no existen palabras ni razonamientos lógicos para describir ni mucho menos justificar los hechos de violencia en ningún ámbito y menos cuando se trata de jóvenes deportistas que van acompañados de sus familias y que parece que el resultado es de vida o muerte. Y no es exagerar, porque un claro ejemplo es lo que sucedió en el Torneo Juvenil Héctor Pérez que organiza el club Don Bosco, donde un joven sufrió heridas cortantes y peligró su vida en un pleito que sucedió cuando se encontraron en la zona del playón deportivo.
En medio de un caos generalizado, con muchas familias y niños presenciando el campeonato, los organizadores recurrieron a la policía, quienes llegaron en forma numerosa con patrulleros y efectivos y luego de varios minutos pudieron hacer que retornara la tensa calma. Los rumores y comentarios de lo sucedido eran muchos, pero lo cierto es que no importa quién empezó, quién la siguió, quién respondió y demás. Aquí lo más importante y quien ha vivido este tipo de hechos violentos es que no tienen que suceder nunca más.
Que una minoría a la que no le interesa disfrutar del hermoso deporte del fútbol en paz no opaque lo que la mayoría queremos que es que los chicos jueguen y sumen amigos. Y esto más allá de los colores y los resultados.