María del Mar Ramón lanzó su tercer libro, “Todo muere salvo el mar” con la editora Seix Barral, donde encontró en esa vastedad desconocida que es el mar, una forma bella y a la vez crítica sobre lo que ocurre en los vínculos afectivos y amorosos. La novela corta, de lectura fugaz, ya se encuentra en librerías de Rosario.
“Elegí acompañar a estos personajes en el torbellino de emociones que tenían, el hastío y la esperanza en el amor en el medio de una isla paradisíaca, metiéndome en su psiquis, en una humanidad un poco neurótica y egocéntrica, y por eso el mar fue una búsqueda de síntesis de la idea de que el mundo es mucho mas grande que nuestras propias penas y elucubraciones”, lanzó María del Mar del otro lado del teléfono en Buenos Aires, en diálogo con Mirador Provincial.
En esa construcción, la escritora colombiana aseguró sentirse “muy contenta” con el resultado del libro: “Siento que esta novela se acerca más a la escritora que quisiera ser. Porque encontrar el tono es un oficio, y aquí fue muy natural cómo apareció. Por momentos los protagonistas se odian, se desesperan, y a la vez conseguí que no fuera una historia pesada”. Para ello, aseguró que el contrapunto del egocentrismo de escribir desde los sentimientos del protagonista debía ser el mar: “Tengo una conexión muy grande con él. Lo llevo en mi nombre, y me gusta mucho surfear. Y me interesaba esa naturaleza en relación al duelo, para entender que todo va a pasar, que el mar seguirá ahí con sus olas cuando no estemos. Es una idea que me alivia”. Entonces describió sobre este: “Es algo muy misterioso ver que una ola rompe, es un proceso sucesivo y eterno. Y es algo tanto más grande que sus profundidades nos resultan alienígenas, porque nos son ajenas”.
Un poco de esas ideas devino la semilla que germinó en la novela, ya que contó que suele veranear en las costas de Colombia, su país natal, donde un joven siempre le da clases de surf: “Un verano este joven me decía que nos acercáramos a cierto peñasco, porque allí había olas para barrenar. Pero estaba cansada, me dolían los brazos y no iba a llegar, entonces él me dijo unas palabras increíbles, que me resonaron mucho tiempo: ‘si querés quédate allí, que eventualmente una ola siempre llega’. Fue con una sencillez desde su conocimiento del surf que lo dijo, pero tuvo una fuerza de verdad tremenda, de que todo va a pasar. La poesía, creemos que es para grandes pensadores, pero está en la banalidad de lo cotidiano y en la contracción del lenguaje”.
La idea persistió, y luego María del Mar buscaba escribir otra novela. Una sobre un accidente de una pareja, pero no le cerraba. Fue entonces que vio un documental donde una pareja perdió un bebé en su embarazo, y ella detectó algo extraño en el hombre: “Me conmovió ver ese lugar de segundo plano, porque en la sociedad claro que la protagonista es la mujer que llevó el embarazo. Pero es también el duelo del hombre. Y fue una idea que me impregnó mucho. Hay escritura sobre los duelos emocionales, pero no desde la mirada del hombre”.
Entonces referenció: “Alejandro Zambra narra mucho desde la paternidad, pero no son muchos más los hombres que han escrito sobre el universo afectivo de las masculinidades”. En esta historia, Lucas “ve a su mujer fundirse en la naturaleza, no termina de entenderla, aunque esté enamorado de ella”.
Bio
María del Mar Ramón nació en Bogotá, Colombia en 1992. Es escritora, autora de las novelas “Todo muere salvo el mar” (Seix Barral 2023) y “La manada” (Planeta 2022), y del libro de ensayos Coger y comer sin culpa, el placer es feminista (Planeta, 2019). Sus libros se han publicado por toda América Latina. Fue columnista de VICE y ha escrito en medios como El País, ElDiarioAr, Playboy, Periódico de Poesía UNAM, Volcánicas, Latfem, Página 12, El grito del sur. Con el cuento "El deseo es una cicatriz" formó parte de la antología Cuerpos (Seix Barral, 2019). Actualmente coconduce el programa de radio Después de la tormenta en FM Futurock de 18 a 20hs, y trabaja en el desarrollo de contenidos audiovisuales. Reside en Buenos Aires, donde inmigró en 2012.