Nada ni nadie parece poder ponerle freno a esta ola interminable de violencia, tiros y muerte que tiene al departamento Rosario y a su ciudad cabecera como gran escenario. El año va llegando a su fin, y las víctimas siguen apareciendo en la cuna de la bandera, reconvertida en el lugar donde mandan los sicarios y tiratiros.
Noviembre, el penúltimo mes del año 2023, va marcando también el epílogo de una gestión en seguridad de cuatro años que tuvo más errores que aciertos, que no pudo contener los índices de violencia –pandemia incluida–, y que tuvieron a la ciudad de Rosario como epicentro de los crímenes.
De acuerdo a las estadísticas, Noviembre finaliza con 22 crímenes, la misma cifra que en el año 2014, que hasta ayer había sido el undécimo mes del año más violento de la última década (hay otro asesinato más, el de Norberto Hugo Perales, de 57 años, que falleció el sábado 25, pero como fue herido el 29 de septiembre, su muerte se suma a las estadísticas del noveno mes del año 2023).
De esa cifra, 21 se cometieron en la ciudad de Rosario y el restante en el penal de Piñero, un lugar que supuestamente está vigilado y custodiado las 24 horas y donde no debería haber hechos de violentos y menos aún el de mayor violencia, como es la muerte.
De alguna manera, los sicarios o tiratiros con acento rosarino han ganado la calle, la vereda, los parques, están en todos lados, y no se ve a simple vista la forma de ponerles freno (ni hablar de llevarlos ante la justicia y que terminen tras las rejas).
Morir sin desenfundar el arma
Quizás el crimen que tuvo mayor resonancia y trascendencia fue el del subinspector de policía Leoncio Bermúdez, de 42 años, quien fue asesinado minutos después de las 21 del martes 14 de noviembre afuera del hospital Provincial, situado en la manzana comprendida por las calles Alem, Zeballos, 1º de Mayo y 9 de Julio, en plano barrio Martin, a 6 cuadras del Monumento a la Bandera.
Según los datos obtenidos en el marco de la investigación, entre 2 y 3 personas ingresaron al hospital por el sector de guardia, ubicado sobre calle Zeballos al 400. Entraron con la intención de ubicar a un preso, identificado como Gabriel Lencina, quien está cumpliendo condenas por homicidio y tentativa de homicidio en el penal de Piñero, que estaba internado desde el lunes por un cuadro de tuberculosis.
En el hospital Provincial, un policía fue abatido a tiros.
Foto: Archivo/Marcelo Manera.
El preso ya había recibido el alta y estaba a la espera de ser trasladado en una combi del Servicio Penitenciario nuevamente a la Unidad Penitenciaria Nº 11, al sudoeste de Rosario, por lo que se presume que los sicarios tenían esos datos y por eso ingresaron en la noche del martes.
Con sus caras cubiertas por barbijos, entraron como cualquier persona que va a atenderse, pero en instantes mostraron sus verdaderas intenciones. No se descarta que hayan hecho un trabajo de inteligencia previo, ya que ingresaron al hospital y rápidamente fueron hasta el sector donde se atiende a personas privadas de su libertad.
La fiscal en turno de la Unidad de Homicidios Dolosos, Gisela Paolicelli, señaló que los sicarios llegaron hasta el lugar donde estaba Lencina y redujeron a dos agentes del Servicio Penitenciario que estaban de custodia. Lograron arrebatarle el arma reglamentaria a uno y le pegaron un culatazo en el pómulo, por lo que luego fue atendido en el hospital.
En ese lugar se produjo un breve intercambio de disparos. Los tiros alertaron a quienes estaban en distintos sectores del hospital. Como no pudieron liberar al preso, los delincuentes se dieron a la fuga hacia la salida que da a calle Zeballos.
Al escuchar los disparos, un policía que estaba en la garita que está sobre calle Zeballos (fuera del hospital), salió corriendo de ese lugar, y fue atacado a tiros, cuando estaba a punto de ingresar a la guardia, con una mano en la culata de su arma reglamentaria, a la altura de la cintura, que no logró desenfundar. En la garita quedó una de sus hijas, que había ido a visitarlo y conocer su lugar de trabajo.
Recibió un disparo en el cráneo desde muy corta distancia y quedó tendido en el piso, mientras que los atacantes se dieron a la fuga corriendo por calle Zeballos hacia el oeste. Huyeron en un automóvil Fiat Uno gris, que estaba estacionado a los pocos metros.
En tanto, el subinspector de policía Leoncio Bermúdez fue atendido en la guardia del Provincial y luego trasladado en ambulancia al hospital de emergencias Clemente Álvarez, donde falleció poco antes de las 23.
Personal del gabinete criminalístico recogió dentro del hospital al menos una decena de vainas servidas, calibre 9 milímetros y una cantidad similar sobre calle Zeballos, que fueron enviadas a peritar. También se realizaron peritajes en la casilla que funciona como destacamento policial, ya que se descubrieron al menos 4 impactos, que se presume fueron hechos por las armas de los atacantes, para cubrir su escape.
En la madrugada del miércoles, el preso fue trasladado al penal de Piñero en el marco de un fuerte operativo de seguridad. Por orden de la fiscal Paolicelli, se requisó el pabellón 9 del penal de Piñero y la celda donde se alojaba Lencina. Según contó, en el lugar se secuestraron varios teléfonos celulares y bochas de marihuana y cocaína.
También se secuestraron los teléfonos celulares del personal del Servicio Penitenciario que estaba de guardia al momento del ataque y de los 3 que llegaron con el objetivo de trasladar al preso a Piñero.
Casi cinco días más tarde, en las primeras horas del domingo 19 y tras un llamado telefónico anónimo al sistema 911, personal de la Unidad Regional II realizó un allanamiento en una vivienda de la zona sur, donde detuvo a una pareja y secuestró un arma de fuego, municiones, la funda de un chaleco antibalas y otros elementos, en el marco de la investigación del crimen del subinspector Bermúdez.
El operativo se llevó a cabo en una casa ubicada en Arequito al 900 (casi Pago de los Arroyos), de barrio San Martín Sur, detrás de avenida Circunvalación, a pocas cuadras de la estructura del Hospital Regional Sur.
Según indicaron fuentes policiales a este diario, una voz femenina alertó al 911 que tenía información sobre el posible autor del homicidio del subinspector Bermúdez. Entre otras cosas, dio una dirección exacta y descripción de la casa, además del nombre de la persona que reside en dicha vivienda.
Ante esto, se realizó un amplio operativo en un sector del barrio, que incluyó varios patrulleros, y que terminó con la detención de 3 personas, 2 varones (uno menor de edad) y una mujer. Además, se secuestraron un automóvil Renault Clio color azul, que tenía pedido de secuestro por robo, un arma calibre 380, municiones y un chaleco antibalas.
La pareja, identificada con las iniciales S. G. (varón), y B. L. (mujer), quedó detenida en forma preventiva hasta que finalmente se confirmó que no tenían conexión con el crimen del policía. Después de esa detención, a la cual se le dio más repercusión que la debida, la investigación continúa sin demasiados avances.
Ataque mortal a un carrito
Otro episodio de extrema violencia se vivió en la madrugada del jueves 2 en el carrito de comidas rápidas «El Busca Vidas», ubicado en calle Fraga al 1600, casi avenida Pellegrini (arteria que hace las veces de límite entre los distritos Noroeste y Oeste en la ciudad gobernada por Pablo Javkin). A esa hora se atendieron varios llamados al 911 denunciando que se había producido una balacera en ese sector de la ciudad, donde hay algunas viviendas, varios corralones de materiales y canchas de fútbol 5. Un rato más tarde llegó al lugar personal policial, que lo primero que encontró en el tradicional puesto de comidas rápidas fue varios impactos de bala en la estructura de chapa.
En el interior del carrito hallaron a un joven de 20 años identificado como Brandon Lima, hijo del propietario del puesto de comidas, sin vida. El cuerpo tenía al menos media docena de heridas de bala en la zona del cuello, abdomen y pierna, hombro y brazo izquierdo.
Días después del crimen, el dueño del carrito y padre de la víctima, decidió cerrarlo y retirarlo del lugar donde estaba emplazado desde hacía muchos años.
El carrito «El Busca Vidas» había sido baleado a mediados de febrero de este año en un hecho relacionado con la disputa entre facciones de la banda Los Monos.
En la madrugada del lunes 20, dos personas pasaron en moto y efectuaron varios disparos contra el carrito, hiriendo en un pie a una persona que estaba comiendo. En el lugar se secuestraron varios plomos, que tiempo después se comprobó pertenecían al arma con la cual en la madrugada del jueves 2 de marzo se atacó un supermercado ubicado en barrio Bella Vista, propiedad de la familia Roccuzzo (apellido de Antonela, esposa de Lionel Messi), hecho que tuvo repercusión internacional.
Por la balacera contra el carrito y el supermercado fueron imputados integrantes de la banda Los Monos: una facción que responde a Pablo Camino, preso en el penal de Rawson (Chubut), y otra que tiene como referentes a Cristian ‘Pupito’ Avalle, Leandro ‘Pollo’ Vinardi y Damián ‘Toro’ Escobar, presos en el penal de Ezeiza (Buenos Aires).
Muerte ¿en defensa propia?
Varias horas más tarde, alrededor de las 15 del jueves 2, un policía retirado (de 58 años) mató a un joven de 25 que le habría intentado robar, junto a un cómplice, un bolso que contenía entre 8 y 10 millones de pesos, y estaba en el interior de una camioneta.
El hecho se produjo en la esquina de Tucumán y avenida Belgrano, cuando una Renault Oroch, doble cabina, de color blanca, estaba estacionada sobre la primera de las calles, esperando que el semáforo se pusiera en verde, con dos personas en su interior, entre ellas un policía retirado, identificado como Alejandro B., de 58 años.
En base a los primeros indicios recogidos por los investigadores, en un momento aparecieron dos personas jóvenes en una moto Honda Tornado, que frenaron del lado izquierdo de la camioneta.
Pocos segundos después se desató una escena de violencia, tiros y muerte. Al parecer, quien iba detrás se bajó del rodado y con algún objeto contundente rompió uno de los vidrios de las puertas del lado izquierdo de la camioneta, al parecer con intenciones de sacar un bolso que contenía una millonaria suma de dinero (se habla de entre 8 y 10 millones de pesos), que las dos personas que estaban en el automóvil – que trabajan en una empresa de refrigeración ubicada en inmediaciones de avenida Ovidio Lagos al 7400, en el extremo sudoeste de Rosario– habían retirado de una financiera.
La secuencia siguiente todavía no está del todo clara. Se presume que el policía retirado, quien iba conduciendo el auto, sacó un arma de fuego y le efectuó un disparo al supuesto ladrón, que impactó en su pecho. Su cómplice se dio a la fuga en la moto, en contramano por calle Tucumán, que a esa altura tiene una pronunciada pendiente. En base al testimonio de vecinos de la zona, al llegar a la esquina de San Martín, donde colisionó con un vehículo y perdió el control del rodado y cayó al piso, pero a los pocos instantes se levantó y volvió a emprender la huida primero por San Martín y luego por Catamarca (hacia el oeste), con destino desconocido.
En tanto, el joven fallecido estuvo sin identificar por casi 24 horas, hasta que fue reconocido como Sergio Miguel Villarreal, de 25 años.
Por su parte, el autor del disparo se entregó, dio el arma usada y fue detenido y trasladado rápidamente del lugar. La fiscal en turno de la Unidad de Homicidios Dolosos, Georgina Pairola, dispuso que quede demorado en forma preventiva, hasta que finalmente ordenó su liberación.
Doble crimen 1
Pasadas las 21 del sábado 11, en la zona sur de la ciudad, más precisamente en pasaje 507 al 1700, casi esquina España, a menos de 200 metros de la plaza Curie, un sector que ya sido escenario de distintos crímenes, se registró un doble crimen, el primero de los dos que tuvo noviembre.
A esa hora se recibieron en el sistema 911 varios llamados telefónicos denunciando que se habían escuchado varias detonaciones de arma de fuego en ese sector de barrio 17 de Agosto.
Cuando llegó la policía, encontró rastros de sangre y al menos 10 vainas servidas, ya que las víctimas habían sido trasladadas al hospital Roque Sáenz Peña.
En el centro asistencial ubicado en Laprida al 5300 ingresaron al menos 3 personas en distintos vehículos. Una de ellas, identificada como Mariela Belén González, de 36 años, tenía impactos en distintas partes del tórax y cráneo y falleció a los pocos minutos. Su pareja, Antonio F., de 42 años, ingresó con un disparo en un brazo y quedó internado en estado reservado.
Mientras que la tercera víctima, identificada como Franco José María Godoy de 19 años, quedó alojado con un disparo en el cráneo, que le provocó pérdida de masa encefálica, en estado crítico, y murió en horas de la madrugada.
Doble crimen 2
En la noche del martes 21 de noviembre, mientras en gran parte del país se preparaban para ver el partido que la selección de fútbol jugaría con su par de Brasil en el mítico estadio Maracaná, en Rio de Janeiro, en un sector de barrio Gráfico o Los Gráficos, dos jóvenes de 23 años fueron acribillados a balazos, en un claro ataque mafioso.
El doble crimen ocurrió un rato después de las 20 en inmediaciones de Magaldi al 8700 (entre Gallegos y Benteveo), un sector del distrito Noroeste que ya fue escenario de varias balaceras y homicidios en los últimos años, todos de extrema violencia.
En la zona de Magaldi y Benteveo, mataron a dos personas.
Foto: Archivo/Marcelo Manera.
Llamados telefónicos al sistema 911 alertaron sobre una seguidilla de disparos que parecía interminable en un sector del barrio, también conocido como Los Unidos, ubicado al oeste de avenida Circunvalación, a muy pocas cuadras del Mercado de Concentración y del estadio mundialista de hockey.
Un rato más tarde llegó hasta el lugar personal policial, que encontró a un sector del barrio convulsionado y varias manchas de sangre y agujeros de bala en una pequeña vivienda de madera, con techo a dos aguas, ubicada a metros de una casa en la que se montó un ‘centro cristiano de evangelismo’. Las víctimas no estaban, ya que debido a la gravedad de sus lesiones, habían sido cargadas en autos y trasladadas hasta el policlínico San Martín, ubicado unas 20 cuadras al este.
Fuentes judiciales indicaron que pasadas las 21, uno de los heridos, identificado como Francisco Clementino García, de 23 años, había fallecido. Esto fue pocos minutos de ingresar al centro asistencial, como consecuencia de heridas de arma de fuego en la zona del rostro y el cuello.
Mientras que la otra persona herida, identificada como Carina Soledad Ferreyra, también de 23 años, fue estabilizada y trasladada al hospital de emergencias, donde falleció casi una hora después, por múltiples heridas de arma de fuego en distintas partes del cuerpo, entre ellas el pecho y el cráneo.
238
En base a datos propios y al informe del Observatorio de Seguridad Pública del Ministerio de Seguridad santafesino, ya son 238 los crímenes en lo que va del año en el departamento más importante del sur provincial (26 en enero, 32 en febrero, 22 en marzo, 22 en abril, 32 en mayo, 14 en junio, 18 en julio, 24 en agosto, 18 en septiembre, 8 en octubre y 22 en noviembre).