Silvina Gandini presentó en octubre su más ambicioso material: el disco libro Tierra Relevé. Una puesta en escena innovadora en la ciudad y hasta difícil de imaginar. Pero ahora para quienes no lo vieron, habrá una nueva oportunidad, esta vez en versión “boutique”, el 8 de diciembre, a las 21 y a las 23 en Paraphernalia (calle Rioja 1070).

Esta versión “boutique” cuenta con la intimidad de lo acústico, mixturado con lo electrónico, con la posibilidad de entrar en la poética directa, muy cerca del artista.

“La creación de un disco-libro consistió expresamente en contar la historia conceptual de un proceso. Que sea interactivo con la música, de alcance masivo a partir de la tecnología que todos tenemos al acceso como es un celular. Con él quise mostrar también todo el arte poético y su búsqueda en relación a lo sonoro con alta calidad de imagen, llegando así a un objeto de arte en su definición primaria”, describió la artista y docente, que estará acompañada en esta oportunidad a Adrián Bosch (trombón), Nadia Castro (violonchelo) y Analía Rodríguez (danza y coreografías). Además, participan del espectáculo Nicolás Montenegro (producción artística), Ramiro Sorrequieta (vestuario), Guillermina Arlegain (curaduría de obras plásticas y escenografía), Diego Quilici (luces) y Ezequiel Alfonzo (sonido en vivo).

Y agregó sobre el concierto de presentación: “Mi intención es que el público pueda penetrar a la experimentación de sucesivas capas de tiempo y espacio, en una invitación a la anacronía que provoca un proceso biográfico. Entre músicas, pinturas, escena de video-arte, danza y escenografía”.

En su historial Gandini ya cuenta ahora con siete discos: como Centón de vida (1999), Sobre el Camino (2003), El Retorno (2007), La Tempestad (2016- música original de obra de teatro homónima), Recursos Humanos (2020), Agua (2021) y Tierra Relevé (2023). Además, los sencillos “Amar” (2022, tema central de la película Surfeando el cielo, de Mariana Wenger) y “Nada es para siempre” (2021, arreglo eléctrico del tema de Fito Páez).

Foto: Gentileza.

En conversación con Mirador Provincial la artista nos habla de su historia y de cómo el arte abarca es parte de su vida.

-La presentación de esta producción fue inmensa en el parque de España, multimedia, con danza en vivo y demás, ¿cómo se hace para que en un formato más pequeño no se pierda la esencia?
-La obra posee una consistencia en sí misma, en el entrecruzamiento de lenguajes que accede a la lectura de los formatos de diferentes formatos sin perder la calidad del decir estético. Es como el recurso del campo digital: no se pierde la calidad, solamente se comprime. Tendiendo un hilo de homologación, sería como utilizar herramientas de archivos comprimibles en We Tranfer o Zip.

-¿Qué expectativas tenés sobre estas dos presentaciones?
-La expectativa está colocada en la re significación de la cercanía. Un público que está en horizontal, aproximado a cada detalle de la obra, abriendo un espacio de sensaciones recíprocas, de retroalimentación entre el espectador y la obra.

- ¿Qué te dijo el público tras conocer los temas de disco libro?
-Tuve muchas y variadas devoluciones, pero para sintetizar me quedo con algunas palabras de colegas y espectadores que apuntaron o hicieron referencia a la consecuencia de un trabajo sostenido durante 20 años donde se percibe la madurez del camino de una búsqueda.

-Se dice que no sos una artista a la que se le puede poner etiquetas, ¿considerás que el arte en sí debe ser así? ¿O eso tiene que ver con el mercado musical, de la plástica y la literatura?
-Hablamos de búsqueda, la “chispa” es inevitable. Hoy estamos sumergidos en formatos “multi”, el mercado se apropió de esto en varias disciplinas. Hace 20 años era extraño verlo. Ésta camino fue decantando entre las prácticas en un formato personal. El arte todo lo abarca, uno se dispone y decide transitarlo o no de manera integral. En mi caso, fue inevitable.