Transcurrieron las primeras dos semanas de gestión del nuevo intendente de la ciudad de Santa Fe, Juan Pablo Poletti, y hasta el momento es poco lo que pudo resolver, de los problemas que heredó de la gestión anterior. Sin embargo, el médico no sale del “quirófano” que es la ciudad. Se lo ve aplicar “cirugía mayor” 24/7. Esa había sido su promesa de campaña. Trabaja mucho, a toda hora, y su equipo de comunicación lo hace notar. Todos los días todo el tiempo trata de resolver las demandas sociales, que por el momento tienen al conflicto del transporte público por colectivos y el drama de los evacuados, con las consecuencias de la crecida del río Paraná, como los mayores problemas a atender en la coyuntura. Pero además planifica la Santa Fe que pretende, participa de reuniones con el gobierno provincial para gestionar fondos y recorre los barrios. Poletti termina el año como una tromba. No para. Pero los resultados se demoran en llegar. Y el contexto económico nacional no ayuda.
Pese al esfuerzo que pone el intendente y su equipo para tratar de solucionar los problemas, hay cuestiones que escapan a su poder de decisión. Uno de estos temas es el conflicto que mantuvo hasta el miércoles a la ciudad sin colectivos durante las noches, con la amenaza de que se precarice aun más el servicio y hasta pueda llegar a paralizarse. Aquí lo que hace falta es una decisión del gobierno nacional de garantizar la financiación a través de subsidios al sistema. Pero lo que se anunció es lo contrario, la quita. La plata no llega en su totalidad y las empresas no pueden afrontar los nuevos costos que, con la creciente inflación, escalan día a día. Problema grave y sin solución a la vista. Esta semana giraron los fondos adeudados de Nación y el parche solucionó la coyuntura. Habrá que ver qué ocurre en enero. Y así.
La crecida
El otro gran problema que tiene hoy la ciudad de Santa Fe es la inundación por la crecida del Paraná y las intensas lluvias que cayeron en estos 15 días. Poletti comenzó su gestión con el río en un nivel de alerta. Y el pronóstico hacia enero próximo es que podría superar el nivel de evacuación y mantenerse alto. Esto trae consecuencias a los barrios inundables, que fueron levantados en zonas de riesgo hídrico. Por lo tanto, la Municipalidad, junto a los demás niveles del Estado, debe salir a responder con la atención de los evacuados y los vecinos damnificados. Esto ocurre con cada inundación en la historia de la ciudad.
Así las cosas, Poletti logró que el Concejo Municipal le sancione la Emergencia Hídrica. Dicha norma le permite tomar decisiones con mayor velocidad y disponer de los fondos necesarios para dar respuesta a la gente. Lo que planifica por estas horas el Municipio es el montaje de nuevos centros de evacuados en zonas vulnerables, además de mantener las defensas, sistemas de bombeo de reservorios y limpieza de canales, entre otras tareas. 24/7, no paran. Y preparan un plan de evacuación de familias junto al Ejercito.
La foto oficial del nuevo equipo de Poletti junto a los encargados de las nueve Secretarías y otras áreas claves. Foto: Mauricio Garín
En cuanto a las lluvias, la ciudad sufrió las consecuencias: árboles caídos, cables cortados, barrios anegados. Lo de siempre. Las cuadrillas todavía se están ocupando de restablecer el orden.
Fondos
En este contexto, la Municipalidad se ocupó además en estos días de otras cuestiones menos urgentes, como obras de infraestructura en los barrios. En ese sentido, anunció el miércoles -por ejemplo- que se realizarán obras en los barrios Los Hornos y Mayoraz, de forma conjunta con la EPE. Habrá que aguardar su plan para el resto de la ciudad durante el 2024, el que deberá presentar en el Concejo. Y deberá tener en cuenta además que el gobierno nacional no dispondrá fondos para nadie. Con algunas obras heredadas de la gestión anterior en marcha -como la costanera Kirchner y el Camino Viejo- tendrá que ver cómo las termina. Y definir qué habrá como novedad.
Como si todo esto fuese poco, hay otro tema que atender en la puerta del “quirófano”: los trabajadores municipales se encuentran en estado de “asamblea permanente” y reclaman un incremento salarial. Esperan hasta el día después de Navidad para resolver si comienzan un plan de lucha. Tienen la esperanza de que “Papá Noel” les deje el regalito en el arbolito. Sino, posible conflicto en puerta.