Un pescador busca contagiar su pasión en La Paz
Un entusiasta está contagiando a paceños y turistas a meterse en el mundo pescaril. Pasión, curiosidad y aprendizaje.
Un entusiasta está contagiando a paceños y turistas a meterse en el mundo pescaril. Pasión, curiosidad y aprendizaje.
Las ciudades ribereñas como La Paz reciben un amplio caudal de turismo de todo tipo, que incluye a aquellos que año a año visitan a sus parientes. Bruno Airaldi es uno de ellos. Este comerciante nacido en CABA que se dedica a la venta y reparación de celulares, iba a La Paz de chico y se enamoró de sus costas y de la vida que llevaban los locales.
Las cosas de la vida hicieron que se enamorara Eliana, una paceña reconocida como una de las mejores profesoras de danza y baile de la ciudad, y esto hizo que se mude a vivir su sueño paceño. Ella con su academia y él en su negocio, formaron una hermosa familia junto a Santino (15 años) y Malena (12).
Desde chico a Bruno le apasionó la pesca y fue así que aprovechaba cada tiempo libre para irse al río a pescar. Así empezó a incursionar en distintos tipos de modalidades, hasta que probó con la pesca con mosca y, literalmente, lo atrapó. Inquieto como es, empezó a contagiar de su locura a muchos que por ahí no se animaban o no conocían esta actividad. Venció prejuicios y barreras. Hoy ya son conocidos él y su grupo de pescadores con mosca.
–¿Cuándo y cómo fue tu primer contacto con la pesca en general?
–Cuando era niño; a mi padre le gustaba el río para nadar, descansar o pescar, yo a partir de ahí, con 8 o 9 años venía a vacacionar a La Paz, con primos muy cercanos que antiguamente vivían a cuatro cuadras de La Curtiembre. Una siesta, con un mojarrero y un pedacito de carne, pude pescar mi primera boga, que estaba entre las piedras. Desde ahí no paré más de venir a La Paz e ir a pescar todo el santo día, con mojarreros y líneas de mano. Desde ese entonces queríamos más, y empezamos a armarnos nuestras propias cañas y reeles.
–¿Qué tipo de pesca te gustaba?
–Me gustaba mucho todo tipo de modalidades, carnada en general, y con el tiempo implementé el señuelo, con la modalidad spinnig, con eso pasé a otro nivel, porque ya buscábamos engañar al pez de otra manera, con algo que simulaba un pez más pequeño. Me enganché tanto con la pesca que cuando no podía viajar a La Paz, lo hacía en el Río de La Plata, recuerdo que tenía dos horas en colectivo para llegar.
–¿Cómo nació tu pasión por la pesca con mosca?
–Cuando vine a vivir acá, hace 15 años, teniendo un pequeño Santino y esperando a la pequeña Malena, tenía que buscar el momento y lugar para darme un recreo y poder ir a pescar. Dejé la pesca de carnada porque me requería tiempo conseguirla y solo tenía la siesta para poder aprovechar el río. Cargaba mi caja de señuelos e iba todas las siestas a la costa. La relación con la mosca nació antes de la pandemia. Siempre pensaba que esta modalidad era una materia pendiente, que no me terminaba de convencer, hasta que lo probé. Me llamaba la atención su parecido a la pesca con señuelos, pero acá podía engañar al pez con materiales que uno mismo puede adquirir, hacer o crear.
Naturaleza
–¿Que es pescar para vos?
–Desconectar, hacer contacto con la madre naturaleza, solo pensar en el pez y tratar de adivinar qué es lo que quiere comer. Pienso en qué profundidad estará, qué estará comiendo, cómo puedo llamar la atención. Empiezo a mirar y leer el río.
–¿Cómo fuiste aprendiendo sobre esta actividad?
–La razón puntual es que no podía viajar a diferentes lugares para que me enseñen las técnicas y por esa razón aprendí solo mirando videos y tutoriales. Me lastimé el brazo con una tendinitis, y durante el tiempo de recuperación leí mucho y me di cuenta que estaba haciendo mal los movimientos y aprendí a corregirlos y con el tiempo me fui perfeccionado en el casteo (movimientos para lanzar y recoger la mosca) y en el atado de moscas.
–¿Por qué decidiste empezar a nuclear gente de La Paz?
–Cuando iba al río, la gente me veía castear y de curiosos me preguntaban con qué estaba encarnando, que tenía muchos piques y de ahí salía la charla y los invitaba a pescar a la siesta. También pasó que hace unos años vino un instructor y le hizo comprar equipos que nunca usaron después de esa clínica. Se sumó uno, después éramos dos y en un momento terminamos siendo ocho personas pescando con mosca. Nos íbamos al famoso “chorro de las termas”. Desde ahí tuve que armar el grupo de whatsapp y somos ahora 45 mosqueros/as. Nos pasó que a los mismos turistas mosqueros, asombrados por la cantidad de actividad que teníamos, los invitábamos a compartir el río con nosotros y les explotaba el corazón de felicidad, también los sumábamos al grupo.
Tenemos gente de Tierra del Fuego, del Calafate, de Rosario, de AMBA, de Córdoba y se nos hizo internacional el grupo, cuando agregamos a unos amigos de Colombia.
–¿Cómo funciona ese grupo?
–Hay muchos grupos de pesca que a la larga se van poniendo aburridos y comparten materiales que se van del contexto de la pesca. En el grupo de whatsapp que creé hay reglas, y una de ellas es que solo se comparten cosas de pesca con mosca. Y que participen en todo lo que publicamos, compartimos moscas armadas, peces capturados, lugares para ir, relevamientos de lugares, link de videos, y trato de mantenerlos activos con sorteos de moscas que voy atando, ya que es lindo participar y ganar algo.
–¿Cómo te fuiste metiendo en el armado de las moscas?
–Gracias a un amigo que me convenció de que haga mis propias moscas, me hizo comprar la morsa y las herramientas. Recuerdo que me dijo que es un viaje de ida, y tenía razón.
–¿Qué tiene de diferente esta pesca?
–Es una pesca muy sutil, muy técnica y muy artesanal. Te atrapa desde que comenzás a intentar.
–¿Cuáles son tus planes a futuro?
–Adquirir más experiencia y seguir creciendo en las redes sociales, para algún día dedicarme a esto plenamente y tener un lugar para recibir al pescador con mosca en un sitio propio. Incluso ese local ya tiene nombre, se va a llamar “BrunoFlyShop”.
La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.