Unión, que es de Primera, puso tercera: le ganó merecidamente 1 a 0 a Boca, fue más en todo e hilvana la mejor racha de los últimos tiempos con "nueve de nueve" de la mano del "Kily", superando a dos grandes en la tabla (lo pasó a su derrotado y también a Racing) para meterse en zona de "mata-mata" en la Copa de la Liga. El agónico gol del "Mugre" y los ocho minutos adicionados por "Fefo" le pusieron al final en Santa Fe un dramatismo tan desubicado como apasionante en la ciudad de Garay. El pitazo final dio paso a un fiestón tatengue en un 15 de Abril detonado por la multitud.
Vamos al principio. Si se tiene en cuenta la jerarquía del rival de turno, el "libra por libra" de cada jugador, las cotizaciones de unos y otros en el viejo "Gran DT" o en los nuevos cotizadores de players, el equipo grande de Argentina fue Unión y el del interior fue Boca. Es más, me animo a decir que fue de lo mejor de la "Era Kily" en el Tate, con un dato prácticamente inobjetable: ¿puede encontrarse algún otro partido de la historia de Boca donde no se compute ni un solo remate al arco en los 47 minutos que duró el primer capítulo?. Y, jugando con las palabras, así como el "chico del interior" (Unión) jugó como lo debió hacer el equipo grande de la Argentina (Boca), hay que decir que "Chiquito" fue enorme, gigante e invencible en esa primera mitad. Gracias a Romero, el equipo que armó Riquelme se llevó un inmerecido premio al vestuario del 15 de Abril. Lo debió ganar el Tate, sin discusión, a esa primera mitad. Lo hizo en las tarjetas, le faltó el nocaut.
Las dos tapadas del "1" de Boca fueron casi penales a la carrera. En una usó su 1.92 metros para estirarse y con todo su cuerpo ahogar el grito de Mauro Pittón, después de una rara habilitación de Gamba a Balboa de cabeza y pase filtrado del ex Patronato para asistir a MP. Iban 20 minutos. En la otra, cuando la etapa se terminaba, Gamba de arriba la metió a pesar del pedido del entrenador (el "Kily" pedía que la saquen por la altura de los zagueros de Boca), Pardo le comió el monedero a Valentini llegando desde atrás: el de Unión, que saltó más y mejor, se quedó sin grito porque "Chiquito" se convirtió otra vez en héroe. En el otro arco, Dante Nicolás Campisi fue un plateista más de la vieja Redonda: nunca usó las manos en todo ese capítulo inicial.
Unión fue guapo, batallador, atrevido. No tiene ese jugador "distinto", no hay una primera guitarra. Acaso el que fue distinto en este club en los últimos tiempos, hoy jugó con la camiseta de Boca: con dos corridas, el ovacionado Kevin Zenón hizo amonestar a los dos del Tate (Paz y Balboa). Sólo la jerarquía de Romero explicar ese cero a cero de la primera mitad en un estadio que no necesitó escribir el "sold out" para sentenciar que no entraba ni un alfiler en López y Planes.
La polémica de cada día en el fútbol argentino se dio cerca de los primeros diez minutos, cuando a Medina en ofensiva se le fue demasiado la pierna que golpeó la canillera y el hueso de Pardo, que cerró a tiempo. Como si fuera un "Deja Vú" de la marcha de la bronca que entonó el "Apache" Tévez contra Barracas hace algunas horas, por lo menos era digno de revisión de VAR, lo que provocó el estallido del banco tatengue con el "Kily" a la cabeza. Con "Fefo" corriendo de atrás, mirándole el número de casaca a Medina, era toda de la sociedad ciega en Ezeiza: Yamil Possi (VAR) y Nelson Sosa (AVAR). Sin embargo, con cuatro ojos más y doce cámaras, miraron para otro lado.
No se trataba de hacer futurología ni nada por el estilo, pero estaba claro que Unión no sería esa "furia" roja y blanca de la primera mitad, del mismo modo que Boca no saldría a jugar tanto a las escondidas en Santa Fe; por lo tanto, se emparejaría la historia. A pesar que el gran gasto fue todo de Unión, el que primero paró en boxes fue Boca: afuera Cavani y Saralegui acariciando el cuarto de hora.
Cuando parecía que nada pasaba, a los 23 minutos, Unión dispuso de otro penal a la carrera, pero esta vez "Chiquito" Romero no tuvo nada que ver. La movieron de izquierda a derecha, otra buena aparición de Fede Vera, el centro con veneno y Luna Diale solito de cabeza (por atrás y sin marcas) la tiró afuera.
Ovación. El equipo rojiblanco fue despedido con aplausos desde los cuatro costados por su desempeño ante Boca.Foto: Manuel Fabatía
El "Kily", convencido que se podía ganar atacando, desarmó el quinteto táctico tradicional, sacó al cansado Bruno Pittón y sumó a uno de los tantos ex Boca que tiene Unión: Nicolás Orsini para armar un doble "9" con el trabajador Balboa. Sin dudas, un cambio para romper el empate e ir por todo. Al toque, respondió el DT de Boca, pero sin cambiar esquema: lateral por lateral (Advíncula por Blondel) y "9" por "9" (Benedetto en reemplazo de Merentiel).
El ingreso del partido al cuarto de hora final podía "leerse" con los cambios: cuatro en Boca y uno solito en Unión. Aunque resultara inexplicable para la diferencia de millones de dólares entre cada plantel, el correr del reloj lo llevaba a Boca a la conformidad del puntito en Santa Fe. Así como se lee.
Debieron pasar 82 minutos "reales" en Santa Fe para que Campisi justificara su salario: la rosca conocida de Kevin Zenón y el golero de Unión que voló para mandarla al córner en el arco de la pileta.
El 0 a 0 era una mentira que caminaba para la casa de la injusticia, pero llegó un tiro de esquina más a favor del que siempre buscó y en contra del que se escondió. Esta vez, sin aire para "sacarla", Gamba la metió de una, Corvalán saltó alto, fuerte y lejos del marcaje, corrigiendo de cabeza para mandar la pelota, no sólo al gol sino también al terreno de la justicia. De los dos, lo ganó el que fue guapo, atrevido y comprometido al ciento por ciento. La grandeza de Unión sorprendió tanto como la mínima expresión de Boca en la ciudad de Garay. En las calles, el Tate se adueñó de un fiestón en Santa Fe.