En cada esquina de Rosario no se escucha hablar de otra cosa que no sea sobre el terror que se está viviendo. La ejecución de Bruno Nicolás Bussanich, el playero de 25 años, que estaba trabajando en la estación de servicio de Mendoza al 7600, está en boca de todos desde un lugar pocas veces expresado en la sociedad: temor absoluto.
Es que desde el asesinato a Lorenzo "Jimi" Altamirano, el músico y artista callejero en la puerta del estadio de Newell's el miércoles 1º de febrero del año pasado, no se había vuelto a vivir homicidios al azar a inocentes sin vínculos con el delito organizado como sucedieron la semana pasada con los dos taxistas y el colectivero de la línea “K”, además de Bussanich.
En Rosario se respira preocupación y tensión. Las pocas personas que se ven en las calles en un lunes que parece un feriado, ante tantas actividades suspendidas en reclamo a mayor seguridad y frente al temor de ser víctimas de alguna balacera, expresan la bronca y la frustración por haber tolerado durante más de una década la creciente violencia que viene golpeando a la sociedad llegando a este punto sin retorno.
Como si se hubiera vuelto a los tiempos de la pandemia, los agentes policiales se encuentran patrullando las calles con firmeza. Se detectan más operativos que de costumbre y un control mucho mas exhaustivo. Sumado a esto, las avenidas más transitadas están desoladas, fotografía similar la que se veía allá por marzo del 2020 cuando se decretó el confinamiento por el Covid-19.
Al mismo tiempo que la ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich anuncia en una conferencia de prensa en Rosario una serie de medidas para cortar la escalada de violencia que se vive en la ciudad, entre la que se destaca el envío al Congreso de una ley “Antibandas” y la saturación policial en horarios críticos, una madre le expresa a una amiga en un bar céntrico el miedo con el que está viviendo.
“Esto no da para más, es una locura lo que estamos viviendo. Yo con mis hijos estoy pensando si nos vamos a vivir a Pueblo Esther o alguna localidad por fuera de la ciudad, porque no se puede vivir con miedo”.
Esto sucede en una ciudad que presenta una postal atípica y desdibujada, en protesta por los homicidios con tinte narco de Héctor Raúl Figueroa (43) y Diego Alejandro Calentano (32) Marcos Daloia(39) y Bruno Bussanich (25) y por la garantía de condiciones de seguridad para toda la población.
Lo mismo sucede con dos amigos: “Amigo, esto está en cualquiera. Los pibes no paran de mandarme cosas, mis viejos están re cagados y yo la verdad que no sé qué onda, pero esto esta zarpado. Es como que no le encuentran la vuelta”, le dice un adolescente a otro, mientras caminan por la calle.
Las opiniones difieren tanto como la cantidad de habitantes que hay, pero un denominador común que se escucha en las calles es que “nadie hace nada” para “frenar al narcotráfico” y que “con los gendarmes no se resuelve nada”.
Algunos más duros se animan a mencionar que es necesario que haya “mano dura” para poder terminar con los asesinatos, porque “los delincuentes hacen lo que quieren” y “compran” a cualquiera.
Este lunes no hay transporte público ni clases. Además, se resintió la recolección de residuos esta mañana y las estaciones de servicio cierran a partir de las 22. Inclusive, la atención en Salud es mínima.
En concreto, Bullrich recalcó este lunes que se comenzará a aplicar la ley Antiterrorista a partir del artículo 41 para que todo hecho de intimidación pública sea considerado como acto terrorista y se dupliquen las penas.
Sobre el arribo de más agentes federales a la provincia, Bullrich anticipó que comenzarán a llegar a partir de este lunes por la noche. “Para generar saturación, tanto en las zonas donde estamos trabajando como en los horarios críticos que son de 17 a 7 del día siguiente”, sostuvo.
Estos operativos de saturación, según la ministra, serán coordinados en conjunto con equipos especiales de investigación integrados por el Ministerio Público de la Acusación (MPA) y la Justicia Federal. “Vamos a generar equipos especializados y focalizados en generar un mapa de la nueva estructura criminal y de cada una de las bandas que actúan para Rosario”.
Lejos de lo que muchos pensaban que las aguas se iban a tranquilizar en esta jornada ante la reacción de la sociedad y con el arribo de la funcionaria, hubo otra amenaza a la prensa. El periodista Nelson Castro, quien viajó para cubrir la ola de violencia por el canal de noticias TN, fue amenazado de muerte junto a su equipo.
“Decile que si llega a seguí y Oroño lo sacamos a tiros, el que avisa no traiciona, que se vaya de Rosario, atentamente, la Mafia. Que no se acerque a Francia y Seguí y Oroño... fuera de Rosario. Si no van a terminar como (José Luis ) Cabezas”, fue el mensaje que recibió el cronista Sebastián Domenech, acompañado de una captura en la que se lo ve a Castro saliendo al aire por TN desde Rosario.
La política preocupada
El propio Intendente Pablo Javkin se expresó este mediodía asegurando que es “irrefutablemente una amenaza organizada por grupos narcos para implantar el terror en la ciudad”.
A su vez, Javkin manifestó la “solidaridad con las víctimas” y que estos ataques buscan “generar un clima de terror que altere la normalidad de la ciudad”; valoramos mucho la colaboración de los gobiernos provincial y nacional”, indicó.
El ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni, adelantó que se están llevando adelante medidas en el marco de la investigación para esclarecer los crímenes de dos taxistas, un chofer de colectivo y un playero de una estación de servicio de zona oeste. También ratificó la política penitenciaria del gobierno de Maximiliano Pullaro.
En contacto con la prensa, Cococcioni admitió que “son momentos muy difíciles para la ciudadanía y para la provincia de Santa Fe.
En primer lugar, queremos expresar nuestro más enérgico repudio a estos hechos criminales, nuestra solidaridad con las familias de las personas atacadas y queremos ratificar que desde el gobierno provincial se están poniendo todos los esfuerzos para esclarecer estos hechos y poner todos los recursos de nuestra policía para pacificar a Rosario”.