“Filmo videos porque es la forma expresiva que más me gratifica indagar, y con la que me siento más identificada”, dice la artista visual rosarina, gestora cultural, y realizadora de ensayos fotográficos, Marita Guimpel. Luego señala: “Para realizar esa tarea, fusionando imagen y sonido con el propósito de elaborar un concepto, realizo un arduo trabajo de investigación hasta estar convencida de que ambos componentes se complementan y potencian, para dar origen a una “nueva unidad” que deberá ser indisoluble”.

Consultada acerca de su propuesta dijo: “En esta oportunidad se proyectan 5 videos que se corresponden con diversas etapas de mi producción. En uno asocio un fenómeno climático con un pasaje del texto bíblico, al que considero de una altísima calidad poética, en otro narro de forma muy elíptica y misteriosa un trágico episodio de mi vida pasada; el tercer video es de una gran economía formal y los datos de la naturaleza han quedado reducidos a su mínima expresión, al punto de poder leerse como un texto caligráfico; el plato fuerte quizá sea el cuarto, que plantea la tremenda paradoja de que el sentido del universo sea a la vez extremadamente simple y extremadamente complejo y el quinto es un homenaje a la fotografía a partir de un poema de Guillaume Apollinaire”.

En relación a los disparadores que la convocan dijo: “desde la observación de la naturaleza y la contemplación del omnipresente Paraná, hasta experiencias personales muy intensas, el encuentro con objetos particularmente sugestivos o las texturas de mis propias pinturas matéricas”. Y en lo que respecta al mensaje, comentó: “toda obra pretendidamente artística es un planteo esencialmente abierto que cada receptor interpretará según su sensibilidad, pero de lo que no cabe duda es de que lo estético, lo político y lo lúdico están lejos de ser enfoques inconciliables, y lo más probable es que, aunque en muy distinto grado, se encuentren siempre presentes”.

Finalmente, concluyó que para el año que comienza “pienso explorar nuevos campos y nuevas estrategias de la imagen en movimiento, porque entiendo que es un mundo que ofrece inagotables posibilidades, para compartir con quienes se interesan y disfrutan de ese discurso poco menos que mágico”.

Muestra Colectiva.

Laura Capdevila es la directora de La Casa y también coordina un taller de dibujo. En esta ocasión, los alumnos han expuesto sus trabajos en esta muestra colectiva. En relación a la exposición, Laura dijo: “Es muy interesante ver los procesos creativos en cada individuo. En el taller en el que se gestaron las Invenciones expuestas en casa del Artista Plástico, esa característica abraza, de alguna manera, a toda la labor”.

Luego agregó: “La tan manoseada búsqueda de la imágen propia es concreta, no es una abstracción, sino un ejercicio plástico guiado por la profesora. Lleva mucho tiempo, años y luego cambia. Es un trabajo continuo y conjunto, de confianza mutua.

Tenemos que saber que el encuentro con nuestra impronta va renovándose, transformándose en cuanto a iconografía general. En éste movimiento también se integran las diversas técnicas, soportes, procedimientos y experimentaciones”.

Finalmente cierra: “Entendemos también que en el transcurso del proceso, no todos los materiales son disfrutables para todos los creadores. Cada persona conecta hápticamente, intelectualmente y según su psicomotricidad a la hora de elaborar la imagen. Sobre todo en estos momentos de crisis sociales los aprendizajes individuales pero en un ambiente grupal son necesarios, no solo por el intercambio de los elementos propios del código visual, sino para poder relacionarse con el sujeto en la complejidad del nivel subjetivo donde habita siempre lo más parecido a la verdad y donde también se puede pensar la utopía como dice Hover Madrid”.

Expositores: Eleonora Casati, Faby Bertolin, Guillermo Bustos, Juan Pablo Arias, Juana Bautista, Lily Mazza, Mónica Rossitto, Ariela Campañá, Susana Diaz, Nelson Piazza, M. Laura Luciani, Laura Zárate, M.del Carmen Gayol, Mabel Bellandi, Graciela Mallia, Mariela Tuttolomondo, Marta Palazzini, Amalia Passerini, Adriana Montecchiarini.

La Casa del Artista Plástico

Es uno de los lugares más antiguos de la ciudad. Fue descubierto por casualidad cuando si iniciaron las excavaciones en la zona. Se la conocía como bajada San Miguel, luego como Bajada Grande y el 3 de julio de 1900 se le da el nombre actual. Fue el primer embarcadero de la villa en el siglo XVIII y algunos miembros de conocidas familias rosarinas comentaban que los grandes almacenes que allí existían tenían túneles que comunicaban con el río y por allí entraba todo tipo de contrabando. El sitio es utilizado hoy para muestras de arte y talleres de dibujo, escultura y pintura.