Un grupo de científicos santafesinos, encabezados por el licenciado en biodiversidad Andrés Ulibarrie, publicó recientemente en una prestigiosa revista científica alemana un estudio sobre los ambientes de la provincia más y menos propicios para vida del aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), especie “vulnerable” declarada Monumento Natural Provincial desde 2003. El material aporta información clave para optimizar las acciones de conservación y le da visibilidad global a estos animales autóctonos. El material incluye un mapa que demuestra el condicionante que significa la actividad agrícola.
Bajo el título “Distribución espacial de la idoneidad ambiental del lobo de crin en el centro de Argentina”, el trabajo combinó el historial de registros o avistamientos del Museo "Florentino Ameghino" con un modelo matemático que incluyó variables ambientales y antrópicas, para determinar así las áreas más aptas para la especie.
El pasado 29 de marzo, tras varios años de trabajo y un riguroso período de supervisión de los editores, el artículo se publicó en la revista científica alemana Mammalian Biology (Biología de Mamíferos), calificada entre las mejores del mundo (Q2). “Es un aporte para la provincia y para el Plan de Conservación del aguará”, dijo Ulibarrie, quien se desempeña en el Instituto Nacional de Limnología que funciona en la Ciudad Universitaria de Santa Fe.
El estudio, basado en su tesina de grado, consistió en combinar en un algoritmo matemático las 555 detecciones, registradas entre 1996 y 2019, con variables ambientales como temperatura, precipitaciones, cobertura de bosques, sabanas, pastizales y cuerpos de agua. Y sobre todo con otras vinculadas a la presencia del hombre (antrópicas) como pueblos y ciudades, rutas y actividad económica. “En base a todos estos registros o capas, el algoritmo MaxEnt (máxima entropía) estima los lugares o ambientes más adecuados para esta especie y cuáles no”.
Lejos de la agricultura
Entre las principales conclusiones, Ulibarrie determinó que “las áreas más idóneas para la especie están ubicadas en el centro norte, pero distribuidas en parches (por ambientes)”. En cambio, en el sur fue mucho menor: “esto está correlacionado con la cantidad de cultivos y áreas antropizadas”. Al respecto, precisó que los Bajos Submeridionales son un área de mayor presencia, entre otras cuestiones por la incompatibilidad de un uso agrícola de la tierra. “Eso lo hace una especie de ‘reserva’ para las poblaciones”, afirmó.
Por el contrario, “donde mayor actividad agrícola hay -sostuvo- es donde menor idoneidad tuvimos”. Y si bien la especie es versátil, y podría encontrar muchos roedores en cultivos, esas áreas conllevan una mayor actividad antrópica y eso es un riesgo para la especie. “Por eso no nos dió idóneo casi ningún área del sur”.
Las rutas fueron otra variable a considerar. El análisis dio “una asociación significativa, porque afecta la distribución y los espacios que ocupa el aguará; entonces es para tener en cuenta en el diseño de acciones de prevención”, no sólo en Santa Fe sino en todo el país. “No podés tener cartelería en todas las rutas; pero sí ir concientizando”, aclaró.
En este sentido, Ulibarrie consideró que desde la creación del Plan de Conservación en Santa Fe, en 2009, creció mucho la conciencia sobre el aguará en la provincia. “Se avanzó muchísimo y mejoró el estado de la especie; aunque hay que seguir cuidándola”.
Santa Fe, límite sur
El Plan de Conservación, implementado a partir de la declaración como Monumento Natural Provincial, entre otros aspectos establece protocolos para la reinserción al hábitat natural de ejemplares que periódicamente son hallados en domicilios particulares o establecimientos agropecuarios. Uno de los objetivos del trabajo de Ulibarrie fue aportar más información al plan, por ejemplo para enriquecer esos procedimientos de liberación. “Esto sería un plus más”.
El joven científico remarcó que, si bien existen registros antiguos más al sur del país, actualmente Santa Fe “es el área más austral de todo América, la especie llega hasta acá”.
También subrayó: “la realidad es que es una de las únicas provincias que está tan bien muestreadas”. En ese sentido, consideró que debiera ser un incentivo para seguir investigando en otras zonas. “Lo ideal sería en todo el país”.
Por otra parte, pensando en su aplicación para actividades turísticas vinculadas a la naturaleza, aclaró que el mapa de idoneidad ambiental no implica que esas áreas de mayor aptitud faciliten su observación. Sí podría tomarse como “una guía” para quienes se proponen avistarlo, “sobre todo en áreas protegidas donde se podría fomentar un turismo sustentable”, dijo en referencia a lugares como las Reservas Privadas de Usos Múltiples (establecimientos privados, inscriptos como reservas naturales).
Ulibarrie, quien contó con la colaboración de Marcela Orozco, Andrés Pautasso y Maximiliano Cristaldi para publicar el artículo en Mammalian Biology, destacó finalmente que la publicación puede darle mayor visibilidad a la problemática del aguará en Argentina. De hecho comentó que, en la plataforma ResearchGate, una especie de red social del mundo científico, ya le han pedido su trabajo desde otros países. Entre otros, “me lo pidió un alemán que está relevando grandes depredadores”, indicó. De todas formas, consideró más relevante la posibilidad de contribuir a la difusión local.