La “Lepra” arrancó la segunda parte de la temporada con un triunfo en la Liga Profesional y la clasificación a octavos en la Copa Argentina. Sin embargo, el técnico se quedó con una fea sensación del escandaloso final en Paraná.
Esta nueva versión de Newell’s tiene, por el momento, más puntos que funcionamiento. No es poca cosa en el marco de un fútbol argentino exitista por naturaleza, que suele juzgar a los procesos sólo por los resultados. Y tampoco es para menospreciar cuando a la “Lepra” justamente se le criticó eso en la pasada Copa de la Liga: que no ganó los partidos que tenía que ganar para disponer de posibilidades reales de clasificar a las instancias finales.
El triunfo sobre Platense en el inicio de la Liga Profesional y la trabajada victoria ante Deportivo Riestra el jueves pasado por 16avos de la Copa Argentina, le dan al técnico Mauricio Larriera un buen plafón para seguir buscando la mejor versión de su equipo.
Sin embargo, el entrenador uruguayo se quedó con una fea sensación del bochornoso final en Paraná, cuando sus jugadores se trenzaron de manera innecesaria en una batalla campal contra los futbolistas del conjunto porteño.
Larriera está conforme pero cauteloso frente a los dos resultados positivos que consiguió su equipo en la reanudación de la competencia. Su conformidad está basada en el respaldo que sus jugadores le dieron frente a decisiones fuertes que ha tomado, empezando por apartar del plantel al arquero Ramiro Macagno y al referente del vestuario Leonel “Piri” Vangioni. El arquero Lucas Hoyos no ha recibido goles en estos dos primeros encuentros y fue la figura de Newell’s el jueves ante Riestra.
La cautela del DT tiene que ver con su reciente experiencia en el banco “leproso”. El conductor táctico no olvida que entusiasmó a todos con las cuatro victorias seguidas en el arranque de la Copa de la Liga, pero luego la ilusión se cayó a pedazos por rendimientos colectivos e individuales que se fueron a pique. Ahora Larriera prefiere ir más despacio y pisando sobre seguro.
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Lo que viene para Newell’s es un fuerte desafío en Liniers ante Vélez, finalista de la Copa de la Liga y con una idea en crecimiento a partir del entusiasmo de los juveniles del club y de las ideas de su entrenador Gustavo Quinteros. Si la “Lepra” logra superar con éxito ese partido en una cancha que siempre le costó, será un ladrillo más en la pared que intenta construir el entrenador, esta vez sobre cimientos sólidos. Y si hay un traspié, que está dentro de las posibilidades en un escenario difícil, el DT quiere estar preparado para recuperar rápido a sus dirigidos en el marco de un torneo que será muy largo.
Todas esas buenas sensaciones que Larriera intenta impregnar en el ambiente “rojinegro”, contrastan con la preocupación que ronda su cabeza luego del escandaloso final que presenció en Paraná, luego de la victoria por 1 a 0 de su equipo sobre Riestra, que le otorgó la clasificación a octavos de final de la Copa Argentina.
“No sé lo que pasó, me sorprendió porque en el partido no se generó nada para eso”, expresó el uruguayo. Y pensando en el próximo compromiso del certamen, por los octavos de final ante el ganador de Estudiantes-Central Córdoba de Santiago del Estero, el técnico lamentó: “No sé cuándo se va a jugar pero seguramente vamos a tener un montón de futbolistas comprometidos con las imágenes. Es una preocupación que no podamos contar con muchos de los involucrados”.
En ese sentido, y casi sin lugar para analizar el triunfo ante el equipo de Cristian Fabbiani, Larriera reflexionó: “No podemos dar esa imagen de violencia desde adentro hacia afuera. Es muy peligroso porque pueden pasar cosas más complicadas con toda la gente que vino”. De hecho, en un momento de la trifulca en la cancha, la Policía entrerriana debió contener a un grupo de hinchas de Newell's que tumbaron una parte del alambrado perimetral y pretendía ingresar al campo de juego.
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