Entre locos, fantasmas y perros muertos: la nueva obra de Federico Aicardi
El devenir de un niño en adulto, el primer amor, el bullying, un pueblo misterioso que calla sus historias del pasado y muchos momentos de cosquilla en el espinazo.
El devenir de un niño en adulto, el primer amor, el bullying, un pueblo misterioso que calla sus historias del pasado y muchos momentos de cosquilla en el espinazo.
El periodista y escritor rosarino Federico Aicardi se adentró en fragmentos de su infancia, y sumando cuotas de fantasía y mucho género del terror de Stephen King, escribió en el encierro de pandemia una novela sobre el devenir de un niño en adulto, el primer amor, el bullying, un pueblo misterioso que calla sus historias del pasado, y muchos momentos de cosquilla en el espinazo.
En su segundo libro, “Oliveros”, editado por UNR Editora, el autor situó la historia en los fabulosos años ‘90, entre films de VHS, música disco y virus, y en una geografía litoraleña que evoca la nostalgia de la vida pueblerina junto al río Carcarañá. Este jueves 23 de mayo a las 20.30 será la presentación, en el bar de calle Moreno 1835 de Rosario, donde Aicardi conversará con los escritores Leo Oyola y Santiago Beretta.
Para quienes transitamos aquellos tiempos la infancia, la película “Cuenta conmigo” es parámetro de la comprensión sobre la muerte y las injusticias del mundo, así como también de lo venturoso que es el mundo si se lo comparte con los amigos. Fer es el protagonista en esta novela. Un niño que empieza a dejar de serlo, se pierde de amor por otra niña de nombre Ana, y sufre mucho los maltratos familiares, trabaja su autoestima, pero a base de simpatía se gana el corazón de los vecinos del pueblo y del perro Bufón.
Tiene algo de detective incansable en su curiosidad por conocer qué es lo que pasa con las mentiras y silencios de los vecinos en Oliveros. Y como niño, nombra lo innombrable con valentía y sin pruritos. Todo transcurre en un radio de pocas cuadras, entre la panadería donde él hacía mandados, la barranca, los fogones y campamentos y una casita misteriosa.
Federico Aicardi reconoció haberse inspirado mucho en su propia infancia para muchos de los rasgos de este joven protagonista, así como de quienes lo rodean, y relató a Mirador sobre cuándo y cómo comenzó a pensar la idea primigenia: “Yo no vi a mi papá durante 30 años, que estaba internado en la colonia psiquiátrica de Oliveros, y cuando me reencontré con él tuve una montaña de emociones. Entonces se me ocurrió escribir sobre Oliveros. Empecé a recordar que con mi familia viajábamos cuando era chico a visitar amigos de allá. Y se me vinieron imágenes del río, del puente ferroviario, y así fui armando el escenario de la novela. Eso me llevó a viajar mentalmente a las épocas de mi infancia y preadolescencia en ese pueblo santafesino”.
En torno al registro de la época, desarrolló: “Los personajes del nudo de la historia los tomé muchos personajes de mi familia, y amigos, y los nombres son muy similares. Pero hay otros personajes creados, como el Sultán, con sus arquetipos. Rama por ejemplo fue pensado por un chico que iba al club y me hacía la vida imposible. El personaje Pupo, de la colonia está inspirado en un hombre llamado Ricardo Pupo, y que mi esposa lo retrató en su libro llamado La vida después. Me pareció que podía hacerlo hablar, alargarle la vida así, ya que no tenía familia”.
Oliveros es una ciudad que tiene una mística de misterio social por la colonia psiquiátrica. consultado en torno a su elección de esa ciudad, Federico arguyó: “Algunos que leyeron ya mi libro me dijeron 'encontraste el tono de los pueblos chicos', pero yo me crié en barrio Martin, en el centro de Rosario. He viajado, pero no conozco la vida diaria de los vecinos de ese pueblo. Desconozco si en Año Nuevo se juntan en la plaza, por ejemplo, pero ese Oliveros ideal lo imaginé yo, inventando un fiestón frente a la iglesia”.
Como hijo de su tiempo, Aicardi leyó y adoró los cuentos de terror de Elsa Bornemann, y su clásico libro Socorro tiene su propio homenaje en un fragmento: “Se trata del primer libro que elegí yo de chico, en la tienda La Favorita, y me atrapó la imagen del Frankenstein en la tapa. Eso me ocurrió y lo plasmé en el libro”.
En el momento en que el autor comenzó a escribir esta novela, había terminado de leer “Nuestra parte de noche” de Mariana Enríquez, porque aseguró ser “fan del terror desde siempre”. Entonces sentenció: “Quise escribir algo así, pero me salió esto de Cuenta conmigo pseudo Freddie Krueger? Se puede decir que es más un terror pop, de Stephen King. Por más que soy del Litoral tengo más VHS. Quería meterme en el género, pero el tono fue saliendo solo. Yo quería que sea truculento y terminó siendo algo luminoso con tintes truculentos”.
Recordó entonces que su novela anterior “Las mujeres no peinan caballos” (Editorial Casagrande) le salió de terror sin proponérselo, y en cambio esta vez decidió que sea de este género. “Ahora estoy trabajando en otra novela que es de venganza, tipo Kill Bill, donde un personaje por algo que le hicieron se quiere vengar de todos. Me gusta pensar las estructuras narrativas como en el cine, previamente, y en una novela de suspenso o terror, esto da pautas que cobijan de que te vayas para cualquier lado”, aseveró.
Los libros como oráculos y una madre fantasiosa
En un fragmento de la novela, la madre de Fer le dice: “Para mí los libros nos hablan, pero no nos dicen las cosas con claridad, y releo y releo hasta que encuentro lo que me están tratando de decir”. Y hay algo de oráculo para quienes aman leer. Como si leyendo tal libro el lector develara alguna verdad oculta de las dudas existenciales.
En torno a ese concepto, el escritor ahondó para explicarlo, ya que se trata de una idea propia, aunque claramente inspirada en su madre, también escritora rosarina: “La operación que hice fue escribir qué hubiera pensado mi vieja: su vida eran los libros, era leer y leer y leer. Era muy fantasiosa. Algunas anécdotas las inventaba, y entre la realidad y el mito, ella elegía el mito. Entonces lo que quise hacer fue sacar una conclusión, imaginando una charla con mi vieja (esto es la magia que tiene la literatura) donde me dijera qué son para ella los libros”.
Consultado sobre ella, Aicardi no dudó en relatar: “Mi vieja, Lelia Área, era doctora en Letras. Daba clases en Francia y en Estados Unidos. Falleció en el 2008. Y sobre esa época que escribí, de mi infancia en los ’90, la recuerdo mucho porque tanto Pachi, como Luis y otros amigos de mi vieja, como el profesor Nicolás Rosa, la volaban con los libros, a niveles estratosféricos. Recuerdo que ella siempre decía que la felicidad no era narrativa. Eso significa que lo que merece ser contado son las peripecias que van ocurriendo, no la felicidad”.
Bio de Federico Aicardi
Es licenciado en Comunicación Social por la UNR. En 2019 publicó la novela “Las mujeres no peinan caballos” (Casagrande). En 2018 escribió junto a Romina Tamburello el guion de “Xeennials”, seleccionada en el concurso de series web del INCAA de 2019.
Publicó cuentos de su autoría en diarios y revistas del país. Dirigió el pasaje de libro a radioteatro de las novelas Un cuento de Navidad y Alicia en el país de las maravillas, para el Ministerio de Educación de Santa Fe.
Desde 2020 lleva adelante el taller de escritura “Un mundo propio” y desde el 2022 el programa radial homónimo en Radio UNR, donde entrevista a distintas personalidades de la cultura rosarina.
Desde el 2023 conduce “Narradorxs”, ciclo de entrevistas con escritoras y escritores de todo el país.
La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.