Una crisis de abastecimiento de gas, que no es producto del frío sino de la ausencia de inversiones y de políticas comerciales adecuadas a nivel nacional, viven por estas horas las actividades económicas que requieren de manera intensiva del uso de ese combustible.
Por primera vez en su historia, la interrupción del suministro llega a la llamada "demanda prioritaria", es decir, aquellas actividades industriales que por su volumen de consumo ya cuentan con contratos que les garantizan esa provisión, aún en meses fríos.
A diferencia de lo sucedido en otros períodos con bajas temperaturas, en los que es común que se les corte el gas a las industrias con contratos interrumpibles, esta vez el cierre de válvulas ordenado por el gobierno nacional alcanza a quienes pagan para tenerlo garantizado por lo crítico de las pausas en sus procesos productivos.
En las primeras horas de este miércoles 29 de mayo, empresas fabriles con contratos ininterrumpibles recibieron una nota de sus respectivas distribuidoras que les advirtieron que se ha declarado en el sector del transporte de gas una "Situación de Fuerza Mayor" que, en pocas palabras, significa que solo tienen los gasoductos troncales de la Argentina lo suficiente para atender la demanda de los hogares.
Junto a este texto se muestra el caso de una firma de la ciudad de Rosario a la que le llegó la orden da no consumir gas. La comunicación queda a cargo de Litoral Gas pero (por tratarse de una distribuidora) la empresa explica que se trata de una decisión completamente ajena.
El barco que no descargó
Cada invierno, que este año se adelantó unos días, el Estado Nacional a través de la empresa Enarsa debe comprar a buques con gas natural licuado (GNL) para cubrir el aumento estacional de la demanda en los hogares, producto de la calefacción.
Desde hace décadas, basta con suspender el abastecimiento a los contratos comunes de las industrias que compran ese insumo en el mercado mayorista. Pero ahora, se ha debido ordenar lo mismo a quienes tienen la paga su prioridad.
Lo sucedido muestra la debilidad de la Argentina para cubrir sus requerimientos energéticos, pese a contar con yacimientos de gas natural de extracción no convencional (por el método de fracking o fractura de rocas porosas que lo guardan) en Vaca Muerta. El gobierno nacional anterior no terminó la conexión de ese yacimiento con el resto del sistema troncal y, aunque faltaba una obra considerada menor frente al resto de la inversión, las autoridades nacionales actuales optaron por no continuar con esa licitación y revisarla. Las gestiones para volver a poner en marcha esos trabajos ya han terminado, pero recién para el frío de 2025 estarán en condiciones de ser aprovechadas.
Mientras tanto, la dependencia argentina del gas importado en buques solo puede suplir otros abastecimientos como el que antes proveía Bolivia o u otras cuencas en el territorio nacional que los expertos consideran en baja.
En la crisis actual, una diferencia comercial en una operación de compra hizo fracasar la adquisición de GNL a la empresa brasilera Petrobrás que decidió no descargar su valiosa carga de un buque en las instalaciones regasificadoras de la ciudad bonaerense de Escobar. La firma proveedora no aceptó como medio de pago una carta de crédito.
Sin gas a cambio de una promesa de pago, ni la chance de solicitar a las autoridades políticas brasileras el "fiado" como se hubiera resuelto en otras gestiones, tanto del justicialismo como de Cambiemos, la ausencia de gas puso en crisis a Transportadora de Gas del Norte, que declaró el alerta y la situación de fuerza mayor. El corte de suministro incluso le ocasionó un problema técnico en dos plantas compresoras de TGN.
De inmediato, el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) formó un comité de emergencia y así han quedado sin producir por falta de gas las 100 industrias más grandes del país ubicadas sobre la ruta 9 en territorio bonaerense y junto la autopista Santa Fe-Rosario, en el territorio del mapa de la bota. Y lo mismo en empresas de Córdoba y Mendoza.