Cerró un comedor que alimentaba a más de 400 personas
No llegan las partidas de Nación y desde el lugar no pueden brindar la comida a quienes asisten al lugar. Les respondieron que deben esperar.
No llegan las partidas de Nación y desde el lugar no pueden brindar la comida a quienes asisten al lugar. Les respondieron que deben esperar.
El 21 de mayo de 1964 comenzó a gestarse la construcción de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, conocida como la “Gruta de Lourdes”, lugar en el que confluyen las barriadas de la zona sur de Concordia, una de las más postergadas. En ese espacio, que está celebrando sus 60 años, cientos de personas practican la fe católica, pero también otros cientos asisten para recibir apoyo y alimentos.
El comedor comunitario depende de los insumos y el dinero que envía el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y esas partidas no están llegando. Por esa razón, hace al menos una semana y media mantienen cerrado ese lugar que, en medio de la crisis, servía como refugio para tantos que, gracias a esa ayuda, podían irse a dormir con la panza llena.
“La gente que viene con hambre lo que necesita es un plato de comida y no explicaciones”, dijo al ser consultado Daniel Petelin, párroco de la Gruta de Lourdes. “Ya hace unos días que no tenemos el desembolso del dinero de Nación y por lo tanto no podemos abrir el comedor comunitario, que funciona de lunes a viernes y donde se estaba dando de comer a 400 personas o un poco más. Esa cifra es la que se indica en el informe al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, pero en este tiempo hemos tenido que aumentar porque aumentó la demanda”, explicó el sacerdote.
TIEMPOS DIFÍCILES
Como tantos otros que trabajan con y para los más necesitados, Petelin sabe que el recorte que debieron realizar se traduce en hambre y problemas para quienes se ven impedidos de alimentarse, pero desde su comunidad tratan de cubrir, con lo que tienen, al menos una parte de lo que demandan.
La incertidumbre es total y eso hace que no se animen a pedir a los proveedores con la promesa de pagar. “No podemos abrir el comedor comunitario en este tiempo y es una época muy difícil porque la necesidad de las personas es mucha. Tratamos de ayudar en algo. Hemos podido dar, aunque sea, un poco de leche a las personas que venían a buscar comida, con algo de pan y dulce, pero es muchísimo lo que necesitamos y no podemos en este tiempo. Lamentablemente tenemos que decir que no podemos abrir, porque lo otro sería decir a quienes nos proveen los insumos que esperen hasta que tengamos el desembolso para pagarles. Pero tampoco sabemos cuándo nos va a llegar el dinero de Nación. Para darle de comer a 400 personas es muchísimo dinero. Por lo tanto, no podemos arriesgar a ninguno de los proveedores a dejarlos sin nada, porque si no se nos termina todo después”, lamentó. Acerca de lo que responden desde el gobierno nacional, precisó: “Nos dicen que hay que esperar, que ya va a venir. Las palabras son siempre hacia el futuro ‘Ya va a venir’ son palabras indefinidas, sin plazo preciso. No nos dicen va a venir el jueves, o el viernes o en tal fecha. No. Hay que esperar”.
Aunque ahora la crisis pareciera estar profundizándose, no es la primera vez que le ocurre esto al comedor. Según contó Petelin, este es el segundo corte en las entregas que sufren durante el gobierno de Milei, pero en los anteriores “también tuvimos muchos”.
“LAS EXPLICACIONES NO LLENAN LA PANZA”
A nivel nacional se habló de falta de entrega porque no había controles, o por irregularidades, acerca de eso el párroco dijo: “Los controles están, las rendiciones están como deben hacerse. No es por ese lado. Es una cuestión administrativa del Ministerio de Desarrollo Social. La gente que viene con hambre lo que necesita es un plato de comida y no que le hablemos. Aunque uno le pueda decir lo que sea, la explicación no llena la panza, lo que necesita es un plato de comida. Oramos y tenemos fe de que pronto pueda solucionarse, porque en realidad alimentos hay, hemos visto depósitos con alimentos guardados y en la mayoría de los comedores del país los estamos necesitando”.
El momento que atraviesa la comunidad es complicado, pero la época más difícil para el comedor no es esta. “La pandemia fue más difícil. Se cerraron las fuentes de trabajo y en esa época llegamos a superar las 2.000 raciones y recurrimos a muchísimas personas. Fue más complicado que ahora, pero este momento es difícil. Sabemos que es para todos difícil y no sólo para los más carenciados. En todos los niveles hay mucha preocupación. Es doloroso para todos, por ejemplo, ir a pagar el gas un día y al mes siguiente tres veces más. Los insumos lo mismo. No hay dinero que alcance. Pero los que más sufren en esta realidad son los que viven día a día”.
VIANDAS, LOS SÁBADOS
Los sábados, con un grupo grande personas que trabaja para la comunidad, uno de los salones de la parroquia abre para brindar asistencia con comida y un bolsón de alimentos a 1.165 personas, a las que anotan y de las que tienen un control. “Tenemos un registro. Es muchísimo. No sólo vienen de la Gruta sino de distintos lugares, porque los sábados tampoco hay comedores en otros lados”, explicó Petelin.
“Además, hay varios comedores que han tenido que cerrar y la situación es muy difícil. Se trata de ayudar como se puede. Hemos pedido un poco de leche a la municipalidad, que nos ha otorgado, y agradecemos la ayuda. Los sábados la misma municipalidad también nos ayuda un poco con algunos insumos, pero el resto es de la comunidad y todo el trabajo es de personas solidarias y voluntarias que vienen a brindar su servicio”, comentó.
Las familias que concurren al lugar viajan desde distintos puntos de la ciudad, incluso de zonas muy lejanas y, según explicaron, faltan insumos y personas para servir. “Cada sábado, el desafío es multiplicar no solo las donaciones recibidas, sino, además, el trabajo de los voluntarios que con espíritu de acogida reciben a tantos hermanos que hoy sufren muchas necesidades”, comunicaron e informaron que quienes deseen colaborar con fideos, aceite, puré de tomate o condimentos pueden acercarse a la parroquia ubicada en calles Libertad y Padre Andrés Servín.
La delegación de “La Invencible”, con 96 preseas, obtuvo el primer puesto en el medallero de la competencia interprovincial disputada en Mar del Plata. El podio lo completaron Córdoba y Río Negro. Los deportistas santafesinos, que compitieron en 36 disciplinas, habían sido elegidos tras participar de todas las etapas de Santa Fe en Movimiento.