Beatriz Vignoli presentó

Canción de la derrota. Ensayos 1990-2023

 La obra agrupa ensayos sueltos que la autora escribió a lo largo de tres decádas. Recopila el joven sello santafesino 7 Vidas Ediciones de Patricio Bordes. Diálogo a cielo abierto con la autora.

12-06-2024 | 14:17 |

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El evento se realizó en Oliva Libros y contó con la participación del editor Patricio Bordes, el escritor Marcelo Britos y la licenciada en Letras Magdalena Aliau. Foto: Gentileza.


 El miércoles 6 de junio Beatriz Vignoli presentó Canción de la derrota. Ensayos 1990-2023 (7 Vidas Ediciones), lo que representa el primer libro de ensayos de una autora de prolifera obra. El evento se realizó en Oliva Libros (Entre Ríos 579, Rosario) y contó con la participación del editor Patricio Bordes, el escritor Marcelo Britos y la licenciada en Letras Magdalena Aliau.


Sobre la obra dice Vignioli: “Es mi primer libro de ensayos. El subtítulo es Ensayos Reunidos 1990-2023. Abarca un arco de 33 años de ensayos reunidos. Este libro acaba de salir publicado por una editorial nueva, santafesina, con base en San José del Rincón, que es una localidad cercana a Santa Fe Capital. La editorial se llama 7 Vidas Ediciones y la dirige Patricio Bordes. Es una recopilación que hicimos entre los dos de mis ensayos en ese arco de tiempo”.
Mirador Provincial estuvo presente en el evento y dialogó con la autora.

Beatriz Vignioli en primera persona

-¿Cómo nace el título Canción de la derrota?


-El título lo eligió el editor Patricio Bordes. Así se llama uno de los textos. Es un libro de ensayos reunidos. Te cuento que el archivo original proveyó un corpus bastante extenso de textos que fuimos filtrando. En un primer conjunto había inéditos y quedaron los mejores. Había escritos que yo no me animaba a publicar y quedaban en los cajones o que mandé y no tuve más noticias.

-¿Hay reseñas en el libro?


-En el libro no hay reseñas, lo que hay son ensayos, o sea, el desarrollo de un pensamiento a través de la prosa, no es una reseña donde se comenta sobre el valor posible de una obra. En los ensayos hay una deriva del pensamiento que va fluyendo a través de la prosa. Todos los textos del libro tienen eso en común, algunos son incluso más narrativos, y fueron publicados en la sección contratapa de Rosario /12, que es una sección de textos más bien literarios y no necesariamente clasificables dentro de un género. Algunos trabajos fueron encontrados en cajas. Uno de los textos que incluyo formó parte de una obra de arte, o sea, fue leída como performance en el año 90. Una performance, como parte de una obra colectiva del grupo Rozarte, y el texto se llama, al igual que la obra, “Recuerdo de la Argentina” y circuló como volante, de mano en mano, en papel. Hay una ponencia de la Bienal Tomarte, también del año 90, y un texto que es un ensayo que me gusta mucho y salió publicado en el suplemento Grandes Líneas del diario El Ciudadano a fines de los años 90.


Lo común de estos textos es que van a la deriva. Parten de un tema para ir navegando a través de distintas disciplinas y el timón ahí es la prosa.

-Hay una particularidad de este trabajo que salió publicado en El Ciudadano.


-Sí, lo pude rescatar gracias a AHIRA, el Archivo Histórico de Revistas Argentinas, porque estaba digitalizado ahí. Yo lo tengo en papel, pero había que buscarlo. Digamos, tampoco es que accedía a todo mi archivo, solamente a la parte que tengo ordenada. “Canción de la Derrota” era una nota que había sacado yo en la contratapa de Rosario /12. En aquel momento vivía en San Telmo, en una pensión, y me quedaba cerquita el diario Página/12. Yo bajaba caminando una calle, iba con la fotocopia del original escrito a máquina, y desde Buenos Aires se lo mandaban por fax a Rosario/ 12.

Un vértigo de otro tiempo


-¿Qué influencia tiene escribir a máquina en tu prosa ensayística?


-Hay una prosa ensayística en mí que se formó con esa técnica, porque cuando estás ante una máquina de escribir no tenés mucha posibilidad de corregir, entonces te plantás ante la máquina con la actitud de escribir la versión definitiva. Eso tiene la máquina de escribir, y eso tenían mis ensayos de los años 90. Creo que después no lo tuvieron, hay una garra, una actitud performática en esos textos, como del jugador que sale a la cancha, a improvisar sabiendo que esa improvisación va a ser el texto definitivo, porque no hay marcha atrás.


Jackson Pollock decía que su pintura era así, porque él creaba líneas haciendo chorrear la pintura desde una lata agujereada, sobre la tela puesta en el piso. La nota del Ciudadano que compilé ahí en el libro, habla de eso, del pintor, que no puede dar marcha atrás, que improvisa y va moviendo la latita y esa línea va quedando, y es lo que hay, y también queda eso para siempre.


En ese mismo ensayo escribo sobre el músico de jazz que improvisa. En el jazz la improvisación también tiene un valor inmenso, es lo que se llama el coro y cada músico se luce con su instrumento, sin irse de lo que es la armonía. Se va creando en el momento una línea melódica y si eso se graba es lo que va a quedar. Mi escritura era un poco eso en los 90. Esto lo estoy tocando mañana, lo cito a Cortázar ahí en esa nota porque es “esto lo estoy tocando mañana”.

-¿Cuál era el vértigo de escribir a máquina?


- Escribir a máquina tenía el vértigo del siglo XX. Por eso para mí es muy valioso rescatar estos escritos, escritos a máquina, con la máquina de escribir, con esa imposibilidad de volver atrás, sin la posibilidad de reescribir que tenés ahora.

El debate popular

-¿Qué método te hace sentir más creativa?


-Aquel viejo método de la máquina de escribir. Volviendo al título del libro, lo escribí cuando quedó Argentina fuera del Mundial 94 en que le dio positivo el antidoping a Maradona. “Canción de la derrota”, es esa derrota, cuando “le cortaron las piernas” a Diego, que ahí aparece todo un debate popular en ese momento, que yo medio inconscientemente lo volqué en ese texto.

-¿Cuál era el debate?


-Giraba en torno a la diferencia entre la derrota y el fracaso. ¿Una derrota implica un fracaso o son dos cosas distintas? Marcelo Bielsa dice que una derrota no es un fracaso.


Patricio al leer hoy, 30 años después, el ensayo, lo piensa como una alegoría política. Esa es una lectura que me parece muy válida, porque yo en aquel momento, en el texto, no hago explícito el contexto, o sea, ahí hay una cuestión muy interesante de lo comunicacional. Me interesa, porque eran tiempos de derrota y nadie quería hablar de la derrota política. Hacía apenas 5 años que había caído el muro de Berlín, y 3 que había caído la Unión Soviética. Llevábamos 4 años de gobierno de Menem y nadie quería hablar de eso.


El año 94 fue justo cuando empezó a resquebrajarse la ilusión de que con el peso dólar íbamos a llegar a alguna parte. El peso dólar se empieza a tambalear por el Efecto Tequila y todo lo que pasó en México. Se nos disolvía la ilusión, porque pronto las carrozas volvían a ser calabazas, y los caballos volvían a ser ratas, entonces uno decía, ¡qué voté!, ¡yo no lo voté! Nadie se animaba a hablar de eso, se seguía con la vida como siempre, pero cada vez con menos plata, menos esperanza y menos futuro. En este contexto, nos permitíamos llorar por el Diego, por el fútbol.


El espíritu que está en el libro...


En el libro está la derrota de la clase obrera en manos del neoliberalismo. Patricio me decía: esto hay que hablarlo, llevamos 30 años sin animarnos a hablar de esta derrota, y hay que hablarla así, como canción. La derrota de clase. La derrota, el juglar que viene con una guitarra y te canta la justa. Hay que hablar de la derrota de clase, porque esto que nosotros toda la vida llamamos clase media, es en realidad una clase obrera que pudo progresar gracias a las políticas del Estado de Bienestar, lo que ahora ya no tenemos más.


-¿El Estado de Bienestar es cosa del pasado?


-Claro que es cosa del pasado. Entonces, hay una gran actualidad en ese título, es lo que plantea el editor, porque este es el momento en que están las cosas muy claras.


-Una contratapa que no solo le da nombre al libro, sino que puede ser leída hoy...


-Perfectamente. Y va a ser leída con los ojos de hoy, como esa pesadilla premonitoria, como ese inconsciente colectivo que en aquel momento nos hablaba en símbolos, a través del deporte, a través de la metáfora, “nos cortaron las piernas”, “me cortaron las piernas”, y que ahora va a ser leído cabalmente. Vamos a poder leer el profundo significado de esa metáfora, y por eso ese título.

Datos del libro


Título: Canción de la derrota. Ensayos 1990-2023


Autora: Beatriz Vignioli


Arte de tapa: Germán Lavini


Diseño de tapa: Nati Fessia


Foto de bio: Maxi Conforti


Editorial: 7 Vidas Ediciones


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