En las últimas semanas se pudo observar una importante disminución de la altura en las aguas del río Paraná que, el pasado 27 de agosto llegó a los 0,45 metros según las mediciones de la Prefectura Naval Argentina en el puerto de Paraná. Aunque en los últimos días hubo un repunte y la última medición marcó 0,71 metros, la situación de aguas bajas es la misma en todo el recorrido del río Paraná, así como también del Paraguay y el Iguazú.
Esta preocupación se agrava aún más, ya que los pronósticos del Instituto Nacional del Agua (INA) no son alentadores y sostienen que la tendencia continuará a la baja. Asimismo, tanto Itaipú como Yacyretá, dos de las represas que repercuten en el nivel del río, se encuentran en aguas bajas, por lo que no se prevén grandes erogaciones.
Desde las barrancas del Parque Urquiza de Paraná, los bancos de arena entre la Isla Puente y el Islote Curupí se volvieron a observar. Esta imagen que fue una de las protagonistas del paisaje durante la última bajante histórica en 2020, es uno de los indicadores cada vez que el río comienza su proceso de retroceso.
La Niña, el fenómeno meteorológico que se caracteriza por una menor cantidad de precipitaciones, parece inminente, aunque su llegada se retrasó y, según el IRI (International Research Institute) puede que su mayor impacto sea a finales de año y principios de 2025. Sin embargo, el INA en su informe mensual publicado el 15 de agosto afirma que durante agosto, septiembre y octubre habrá “precipitaciones inferiores a la normal en la región central de Argentina”.