Villaguay

En la misa de Santa Rosa, Puiggari habló de la vergüenza por la pobreza

En un templo parroquial colmado se celebró la misa patronal en Villaguay, día de Santa Rosa de Lima, presidida por monseñor Juan Alberto Puiggari, Arzobispo de Paraná.

02-09-2024 | 8:38 |

Puiggari estuvo acompañado por el párroco anfitrión, padre Marcelo Bravo; y de la iglesia Inmaculada Concepción, padre Fabián Minigutti; y los sacerdotes que predicaron en la novena.

En un ambiente muy festivo, y de recogimiento a la vez, la imagen de la Patrona de América y Villaguay, custodiada por efectivos policiales, fue entronizada en el altar mayor y durante la misa el afinado coro acompañó los momentos sublimes de la celebración. Tanto la caravana de los peregrinos a caballo, como la procesión se suspendieron por las condiciones climáticas adversas.

“Estamos celebrando esta fiesta patronal y Dios nos pide que lo hagamos dentro del templo, es una bendición la lluvia, Dios también bendice este día para nuestros campos. La fiesta patronal es un momento de gracia, es un día donde Dios, escuchando la intercesión de la patrona Santa Rosa de Lima, derrama su abundante bendición sobre todos ustedes y sobre esta comunidad por eso predispongan el corazón. La gracia tiene que ser como nuestro corazón, tiene que ser como una tierra bien preparada para que la semilla de Dios penetre y de fruto”, comenzó predicando el obispo.

“Ustedes conocen bien la vida de Santa Rosa: La primera Santa americana nace poco tiempo después del encuentro de los mundos. Tuvo una vida corta pero enormemente entregada a Dios. Su nombre no era Rosa, se llamaba Isabel, pero una india con esa percepción de la sencillez de los pobres, la llama Rosa y después en la confirmación por Santo Toribio de Mogrovejo decide tomar definitivamente ese nombre. La india la llamó Rosa por su belleza que era auténtica, natural. Hoy muchas de nuestras bellezas son artificiales pero la suya era la belleza que desborda porque Dios está en su corazón”.

El religioso agregó: “Alguna vez me han preguntado si he conocido alguien bello y siempre digo, después de mamá, la mujer más bella que conocí en mi vida fue Teresa de Calcuta, toda arrugadita, pero brillaba porque estaba llena de Dios era una cara que iluminaba. Rosa era así, una cara y un alma llena de Dios que traslucía en su rostro. Ustedes saben que a la rosa la llamamos la reina de las flores por su belleza y en los jardines estamos esperando empezar la primavera para apreciarlas con su fragancia, Así ocurre cuando uno pone una imagen de la Virgen en la casa, llega y se da cuenta de que hay una flor. Su vida, como decía San Pablo, manifestaba el buen olor de Cristo, donde ella estaba se notaba que estaba Dios”.

Además, el prelado resaltó el aspecto de la espiritualidad de Santa Rosa. “Se revela a través de ella el aspecto de Jesucristo que es el mismo ayer hoy y siempre. Los santos son actuales y a Santa Rosa podemos decir que la debemos admirar, pero no imitar porque su vida fue muy difícil. Su espiritualidad tiene una enorme vigencia en el comienzo del siglo XXI. Si quisiéramos sintetizar: Santa Rosa fue una mujer de oración como su refugio y este año el Papa Francisco nos hace tomar conciencia que es imprescindible para vivir como cristianos la vida de oración, sin oración nuestra vida se marchita. Necesitamos hablar con Dios para mantener la fe y la oración no es complicada, es Elevar el corazón y la mente a Dios con una jaculatoria, con una expresión de amor, con un perdón”.

En otro momento de sus apreciaciones sobre Santa Rosa de Lima dijo. “Nos quiere transmitir el amor a la cruz, Ella tiene esa frase tan conocida: ‘la cruz es la escalera que nos lleva al cielo’. Hoy queremos hacer una cultura y una civilización donde no se sufra y eso es imposible, caminamos en un valle de lágrimas y vamos hacia el lugar donde no habrá sufrimiento que es el cielo. Acá en la tierra hay dolores, enfermedades, pérdidas de seres queridos, dificultades económicas, problemas familiares y tantos otros. Ante el dolor puedo renegar, puedo enojarme o puedo abrazar la cruz de Jesús para completar en mí lo que falta, la pasión del Señor, como nos dice Pablo. Cuando abrazo la cruz con amor, como lo hacía Santa Rosa, esa Cruz se transforma en dulzura porque la carga Jesús”.


EL AMOR A LOS POBRES


Otra nota de la espiritualidad que destacó sobre la Santa “es el amor a los pobres. Benedicto XVI, cuando hizo una catequesis sobre Santa Rosa de Lima, decía que ahora está muy de moda hablar de ellos, pero el amor a los pobres es algo que va en la esencia del Evangelio y pone el ejemplo de Santa Rosa el amor a los que sufren, aquellos que tal vez no tengan pan, no tengan hogar, no tengan amor, no tengan fe. El cristiano tiene que descubrir en el pobre el rostro de Jesús. Su gran preocupación era aliviar todo lo que podía a los pobres. La terrible pobreza argentina nos tiene que doler y dar vergüenza por el 50% de hermanos que no comen y 70% de jóvenes que son pobres en un país rico. Así pensamos: no puedo hacer nada, yo no soy político; es cierto, pero puedes aliviar un poco a uno que sufre y eso para Dios es mucho porque, como en la multiplicación el Señor bendice los cinco panes y los tres peces y da de comer a una multitud, no seamos indiferentes, hay mucho dolor de soledad, de enfermedad, incomprensión, dolor por falta de pan, de salud para descubrir el rostro de Cristo en nuestros hermanos que sufren. Hagamos algo por uno, aunque sea para aliviar su dolor”.

Asimismo, resaltó que “un aspecto esencial de Santa Rosa fue la misión, Ella en sus escritos hablaba al mundo entero desde Lima, un lugar desconocido en esa época, exhortaba a todos a conocer a Cristo, esa es un alma católica que ama a todos los hermanos en todas las regiones del mundo porque aquel cristiano que se encierra en un grupito deja de ser católico. Jesús murió por todos y yo tengo que amar a todos y que todos se salven. Estamos en el año de la misión comenzando ahora en septiembre el mes misionero, tenemos dentro de unos días el encuentro misionero regional en Paraná recordando los 25 años del Congreso Misionero Latinoamericano donde queremos tener memoria agradecida de ese momento de gracia que fue para nuestra arquidiócesis, pero sobre todo queremos que todos nosotros, los bautizados y confirmados tomemos conciencia que la misión es algo que nace de nuestra identidad, somos cristianos, hijos de Dios, hermanos de Jesucristo para misionar y anunciar la buena nueva de Jesús”.


 
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