Carolina Antoniadis (Rosario, 1961) en su juventud se fue a vivir a Buenos Aires lugar en donde se formó, trabaja y vive. En el texto de sala escribió: “Recuerdo que en la casa de mi infancia, todos los ambientes estaban empapelados con distintos motivos, mi cuarto tenía unos ramos de flores en tonos azulados que a veces completaba agregado más flores, supongo era mi temor a los espacios vacíos. Esos ambientes interiores marcaron en mí una profunda estética ornamental”. Luego continúa: “Hoy más consiente de mi amor hacia las flores y los estampados me hace reflexionar sobre la relación del florero y las flores, para mí es la relación contenedor y contenido, una dupla que mantiene una estrecha relación estética entre sí. Será quizás por el Río y los lugares que solía frecuentar que el lazo opera como un ancla de sus afectos. Afectos que se hacen presentes en forma permanente y constante en todos sus trabajos”.
Amor incondicional por Rosario
Las obras exhibidas en La intimidad de las flores dan cuenta fiel al amor incondicional por Rosario, su ciudad y el lugar de su infancia a la que regresa una y otra vez con sus recuerdos que son como las ondas del agua que mece el viento y bañan las piedras de la orilla del río. Así aparecen bajo la superficie imágenes a veces develadas como la de su abuelo Demetrio Antoniadis, pintor e inmigrante griego que recaló por estas tierras y plantó profesión y bandera en el Museo Castagnino de esta ciudad. También presentes en esta exhibición está su madre con un cuadro de flores pintado por ella en su juventud y su retrato.
La intimidad de las flores reúne pinturas, algunas de grandes dimensiones, que nos permiten sumergirnos en el clima íntimo, afectivo y nostálgico. Antoniadis dice: “Las obras que presentó son el desarrollo de los últimos 3 años, hay varias pinturas que representan jarrones con flores, donde lo que intento es mostrar la relación contenida, como una relación no solamente estética, sino que hay algunos detalles que precisan de observación, en la apariencia funcionan armónicamente, pero los jarrones, no se sostendrían por si solos, algunos están rotos y reparados, las sombras no se corresponden con la realidad. Otra de las series llamada el misterio de las sombras contienen en la sombra imágenes, personales sugerentes. Doloroso Glamour, es un vestido de alta costura que tiene pequeñas heridas. Hay muchas obras de pequeño formato, obras en cerámica como las guirnaldas de flores de ceibo, es una muestra para observar y descubrir”.
Sandra Juárez, la curadora de la muestra escribió “Las flores están allí para mostrarnos belleza, para presenciar momentos en la vida: un agasajo o una despedida, para celebrar y acompañar lo cotidiano y es el mantel que cubre las mesas el maestro de ceremonia ornamental, porque lo bello y lo decorativo es sello de la artista quien lo valora y destaca. Las flores de ceibo rojas y negras invaden con naturalidad la sala como si quisieran dar el presente para no olvidar el lugar en donde nos encontramos. Una pintura de grandes dimensiones nos enfrenta al glamour del diseño, otro de los temas relevantes en la obra de la pintora, y el suceso no revelado y sus circunstancias, quién lo vistió o lo vestirá y cuál fue o será la ocasión de la gala”.
En la sala contigua a la principal los jarrones de cerámica y oro, los platos y obras de pequeño formato parecieran invitarnos a participar de un salón íntimo donde Carolina nos esperaría para tomar el té, compartir recuerdos y contarnos de sus próximos proyectos. Antoniadis agrega: “En las obras básicamente son pinturas sobre tela y también utilizo lacas, esmaltes sintéticos, tintas de impresión, hay obras en cerámica esmaltada algunas con oro, hay platos de porcelana intervenidos con serigrafía, me interesa incursionar en otras materialidades”.
En Oriente los japoneses exploran esa relación en los arreglos florales, que se eligen según el tiempo, la estación y las circunstancias. Cuando una vasija se rompe, no ocultan la rotura, la enaltecen, la reparan con oro, ese accidente la hace más particular, ha tenido un acontecimiento. Los jarrones son piezas que contienen, son el hábitat que permiten la conservación y la supervivencia de las flores que pronto agonizaran arrancadas de su ambiente para adornar nuestros espacios. “Aprendí con el tiempo que las flores son una ofrenda, un universo morfológico inabarcable, cotidiano que nos acompaña desde el nacimiento, el cortejo, la celebración y también la despedida” cierra el texto.
-¿Qué obstáculos o desafíos afrontaron con la curadora?
-La curadora es Sandra Juarez, hemos trabajado muy en sintonía, fueron muchas reuniones por bastante tiempo donde se fue puliendo la idea, y seleccionando muy exhaustivamente las obras.
Surgió la idea de una primera sala donde están las grandes pinturas de los jarrones, y una segunda sala mucho más intima con obras muy pequeñas, fotografías de mi madre, una pintura realizada por ella siendo muy joven, además de varias pinturas pequeñas, la idea es que la segunda sala es como entrar a una sala de una casa. El color de la pared fue muy trabajado, aunque finalmente quedo el primer color pensado, era un desafío por ser muy protagonista, pero finalmente dialoga con las obras y es como sumergirse en el color Tifany elegido por la curadora.
-¿Por qué el título de la muestra?
-El título de la muestra es La Intimidad de las flores es un título poético que deja abierta las interpretaciones, la idea es un juego de palabras entre crear un ambiente íntimo en la muestra y las flores que son el motivo desarrollado en toda la muestra, en su universo morfológico tan variado, crear diseños, texturas y pinceladas espontáneas es lo que me atraviesa en este momento. Siempre utilizo lo decorativo como una maria prima para desarrollar otra cosa, el ornamento, los patterns son elencos recurrentes en mis obras.
-¿Qué otros proyectos tenés en mente para éste 2024?
-Estoy trabajando como curadora de una muestra de una artista muy interesante Rocky Cervini que va a mostrar en el museo Loza en la localidad de Alberti pcia de Buenos Aires.
Bio
Carolina Antoniadis, reside y trabaja en Buenos Aires. Recibida en 1994 de la escuela Pueyrredon como profesora de pintura; Desde 1987 su práctica articula el arte y el diseño a partir del ornamento como lenguaje y técnicas como la serigrafía sobre tela, el esmaltado en vajillas e intervenciones manuales alrededor de piezas artísticas, decorativas, utilitarias, textiles y de indumentaria.
En 2014 recibe el gran premio de pintura del Salón nacional y el primer premio de dibujo del mismo salón entro otros premios sus obras son parte Museo de Arte Moderno, Museo Macro - Castagnino de Rosario, Museo Bellas Artes De Tandil. Fundación Amalia Lacroze De Fortabat, Museo de arte contemporáneo de Salta entre otras.
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