La carrera del artista rosarino Diego Teijeiro mucho tiene que ver con el título que dispuso para su primera muestra individual de pintura. Con el empuje y constancia propia del viento, en los últimos años, ha producido numerosas obras adoptando como medio la acuarela, muchas de las cuales se encuentran desparramadas alrededor del mundo. En ellas vuelca sus diversos intereses prestando una especial atención a los valores, mitos y tradiciones ancestrales de la cultura japonesa.
“Hace muy poco tiempo conseguí que mis obras brinden el presente en cada uno de los continentes. Cuento con más de cincuenta pinturas repartidas en el exterior, sin ir más lejos, Dojos en Qatar y España cuentan con mis obras colgadas para la admiración de los artistas marciales del lugar. Asimismo, he realizado trabajos personalizados para Sudáfrica, Bélgica, Estados Unidos, Alemania, entre otros países. Habiendo logrado esto, de algún modo sentía que debía mostrar mis trabajos en la ciudad”, señala Teijeiro en charla con Mirador Provincial.
Con esa premisa como horizonte, reunió parte de su producción – sobre todo la que retrata a los guerreros del Japón feudal comúnmente conocidos como samuráis – en la muestra “Vientos de Oriente”. La misma fue inaugurada el pasado 10 de mayo y estará disponible para ser visitada durante lo que resta del mes de 17 a 21 horas en las instalaciones de la Casa Suiza de Rosario (San Juan 1550).
Teijeiro se considera ante todo una artista autodidacta con “marcadas ansias por seguir aprendiendo”. Comenzó a pintar con acuarelas en 2018, por ello siente que su “camino recién empieza”. El artista suele tener su stand en el Mercado de las Artes, evento municipal que se organiza en la vereda de la ex Aduana rosarina.
“Generalmente se usa el término artista plástico y yo, en vedad, no me siento demasiado cómodo con él mismo. Entiendo que se lo usa como un modo para diferenciarlo de otras ramas, pero no me representa. Prefiero acuarelista o artista que pinta con acuarelas. La palabra plástico a ciencia cierta no tiene demasiado que ver con lo que hago. Yo lo que uso son acuarelas, lápices, pinceles, goma, papel, incluso si te pones a pensar la palabra papel me representa más que la palabra plástico”.
Respecto a su modalidad de trabajo nos dice “la técnica es húmedo sobre húmedo, o también puede ser salpicado. La gente tiende a confundirse con esto. La acuarela no es una técnica, es un medio, así como lo son la carbonilla o el óleo. La mejor definición que encuentro entonces, es que soy un artista que usa como medio la acuarela”.
La muestra
-¿Quiénes son tus referentes en lo que haces?
-Ante todo, quiero aclarar que he desarrollado la mayoría de mis habilidades por cuenta propia. Aprendí inglés de esa manera, y también absorbí frases y palabras de otros idiomas con cierta facilidad. Con la programación paso algo así y posteriormente con la pintura y el uso de acuarelas. Durante unos meses tome algunas clases particulares, pero en líneas generales me largue solo, aunque es cierto que dibuje toda la vida.
En cuanto a los referentes no podría dar nombres específicos, vi muchas pinturas de samuráis con un estilo muy blanco y negro y pinceladas veloces que se asemejaban a lo que quería lograr. Comencé copiando algunas obras con el fin de asentar el ritmo y la práctica, para finalmente conseguir mi propio estilo. Y esto era tomar como referencia fotogramas, escenas o póster de películas de samuráis y darles mi impronta. En ese camino aparecieron las películas de Akira Kurosawa, uno de los más célebres directores de cine japonés, y pinturas del actor Toshiro Mifune.
Me encanta mucho el movimiento artístico Ukiyo-e, con sus colores brillantes, líneas claras y composiciones asimétricas, que instalaron de algún modo ese imaginario de las geishas largas clásicas. He reinterpretado algunas obras salpicando fondos y cosas así.
-¿Cómo se gestó la idea de la muestra?
-Hace alrededor de siete u ocho años que estoy pintando con acuarelas, fui a varias exposiciones siempre intentando apoyar a mis amigos artistas y participe en dos muestras colectivas, donde una sola obra mía compartía protagonismo con las de otros artistas. Junto a mi esposa nos surgió la idea de plasmar una muestra privada porque más allá de las ventas al exterior, está bueno poder mostrar lo que hace uno localmente. Últimamente lo que resulta más fácil es armar una exposición virtual, pero es algo que no me cierra, es como tirar el link de una imagen o página web. Soy, en ese tipo de cosas, algo más tradicionalista, me gusta palpar, tocar y pararme frente a la obra. Una experiencia totalmente distinta a mirar un monitor.
Así que hablamos con la dirección de Casa Suiza y se mostraron muy contentos por la idea. Agradezco especialmente a Guillermo, Federico y Giana, quienes me brindaron toda su colaboración para la realización del evento de inauguración. Estoy contento con la concurrencia, soy extremadamente afortunado de tener tanta gente apoyando lo que me gusta hacer. Esta es mi primera muestra individual, prometo mejorar y poner todo mi empeño para la próxima exposición.
-¿Qué contiene la muestra? ¿Cuál fue tu criterio de selección?
-El criterio de selección de las obras que componen la muestra tiene que ver con la temática japonesa, generalmente samuráis. De allí el nombre de “Vientos de Oriente”.
Asimismo, existe un apartado “Otros vientos”, una quinta pared que contiene cuatro obras ajenas al tema donde se aprecian escenarios de Europa y paisajes de nieve.
Están expuestas algunas obras que no están basadas en nada más que en mi imaginación. Por ejemplo, en una de las pinturas imagino una batalla entre dos samuráis vista desde arriba, un duelo que dispara la incógnita de cuál de los dos resulto triunfante. También en otro retrato a un ronin saltando con dos espadas vestido como si fuese un campesino. Ambas están atravesadas por mi estilo artístico, así como también una pintura que remite a un samurái a caballo (Kusunoki Masashige) y que se basa en una estatua real ubicada en el palacio imperial de Japón. En esta última es tan imponente la figura retratada como el sol rojo que la acompaña.
El mayor porcentaje, sin embargo, remite a películas de Kurosawa como “Los siete samuráis” (1954), “Yojimbo” (1961), “Sanjuro, el invencible” (1962) y la famosa, “Zatoichi, el espadachín ciego” (1962).
Saliendo apenas un poco de las reminiscencias exclusivas del cine, tengo una pintura basada en el live action que hicieron del famoso manga de “Rurouni Kenshin”. Además, se pueden apreciar tres pinturas del personaje Jin Sakai del videojuego “Ghost of Tsushima”. En la muestra están dispuestas una al lado de la otra.